Capítulo V

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Lo miré bien y se puso de pie. Sonrió levemente y caminó hasta la puerta.

Mientras caminaba me percaté de lo que tenía puesto. Llevaba puestos unos pantalones de dormir y una musculosa blanca.

-¿Cuándo y cómo te cambiaste?-le pregunté. Se giró a verme.

-¿Cuándo? Hace 5 minutos mientras tenías un sueño erótico conmigo y ¿Cómo? Como todo el mundo.-dijo. Sentí la sangre en mis mejillas. Puede saber mis sueños.

-No, no eso.-dije nerviosa.- Sino que ¿Cómo, si no tenías ropa?

De repente yo ya no tenía un camisón de seda negro, sino uno rojo. Rojo como el fuego. Me miré bien y luego lo mire a él. Sonrió de costado y me miró fijo haciendo que mi respiración se agitara.

-Eso responde a tu pregunta preciosa. Y te ves condenadamente bien con ese camisón rojo.-me dijo. Mi cuerpo ardió de deseo por él.

-¿Puedes irte? Quiero dormir.-me volví a acostar. Sentí que se acercaba a mí de nuevo.

-Hasta mañana preciosa, que sueñes conmigo.-me susurro al oído y besó mi frente.

Cuando sentí la puerta de mi habitación cerrarse, deje que toda esa tensión saliera de mi cuerpo.
¿Qué voy a hacer? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Debo estar loca. Sí, creo que estoy muy loca. El Diablo en mi casa, sensualmente provocador, condenadamente sensual. ¿Qué va a ser de mí? Solo deseo que esto sea un sueño...

*

1, 2, 3 desaparece. ¡Woou, esto sí que es divertido! Maldita sea, me pone de muy mala gana no poder hacer eso, cuando tengo unas ganas tremendas de hacerlo. Barba, creo que vamos a tener que discutir esa pequeña cuestión hermano.

Deje en la mesa el muñequito con el que estaba jugando y me recosté en el sillón. Ahora ella debe estar pensando que es lo que quiere a cambio de su alma. Una excitante mujer está durmiendo en la habitación que está a mi lado. Una mujer extrovertida y audaz. Ella diría que soy un idiota. Según ella, yo por ser el Diablo, ya tendría que tener un hijo como Dios. Una mujer a la cual mantener a mi lado por el resto de la eternidad. Como Dios.

Ella está, por así decirlo, "enamorada" de un hombre llamado Giovanni, el cual también lo está de ella.

Dice que ahora sabe porque las personas pueden llegar a morir por amor, es algo que se siente en medio del pecho y te hace sentir muy vulnerable.

Algo que nunca me pasó, porque no creo y no tengo ganas de enamorarme. Es muy cursi. Nunca estuve con una mujer, por el simple hecho de que nunca desee tanto a una. Camille es lo que más deseo de este mundo.

*

¡Maldita sea! ¡Maldito tren! Me senté en mi cama, mientras escuchaba como las ruedas del tren hacían un horrible ruido contra las vías. Mire mi reloj de mesa. 7:30 am. La misma hora de siempre. Lentamente, mientras mi cuerpo iba despertando sus sentidos y movimientos, me destapé. Mi camisón ¿era rojo? No... Mi camisón era negro.
¡Antoine!

Rápidamente me puse de pie y salí de la habitación. Lo busqué con la mirada, pero no estaba. Tal vez si todo haya sido un sueño y yo realmente estoy loca. Hasta que de lejos empecé a escuchar el sonido de la ducha. Me acerqué y con cuidado abrí la puerta. El agua caía excitantemente por su bien formado cuerpo. ¡Dios, eso era mucho mejor que en mis sueños! ¿Cómo sería tocarlo? ¿Será real? Giró dándome la espalda. Mi mirada se posó en el final de su espalda. Un raro tatuaje, de raros colores, se movía con cada pequeño movimiento de su cuerpo. ¡Es maravilloso! Mordí levemente mi labio inferior.

-Puedes pasar, preciosa.-me sobresalté ante su profunda voz. Aun me daba la espalda.- Si quieres, puedes bañarte conmigo.-salí rápidamente de allí.

Entré a mi habitación, algo agitada, y cerré bien la puerta. Nerviosa abrí mi closet y empecé a buscar ropa. Ropa, ropa ¡Maldita sea! ¿Qué mierda es lo que voy a buscar aquí? Si mi ropa de trabajo está en el armario de la sala. Tocó 3 veces.

- ¿Si?-dije y seguí buscando algo que no iba a encontrar. La puerta se abrió.

-Hola preciosa, ¿Cómo has dormido?-me preguntó y entró por completo. Sin mirarlo, ya que no podía hacerlo, tome una toalla y salí de allí. Salió detrás de mí.

-Bien, ¿Y tú? -le pregunte nerviosa. Entré al baño.

-Excelente.-dijo. Giré y cuando lo hice choque levemente contra su duro pecho. Su respiración chocó contra mi rostro. Me miró fijo.

-Se hace tarde para el trabajo.-me alejé de él.

-No, ya no.-dijo. Lo miré extrañada. El teléfono empezó a sonar. Lentamente me acerque a él.

- ¿Hola?-contesté.

-¿Qué hace mi amiga? -dijo con voz chillona. Respire aliviada.

-Bea.-dije y sonreí levemente.-¿Dónde estás?-le pregunté.

-Buen día, ¿Cómo has estado? Que yo sepa no dormí allí anoche.-Reí por lo bajo.

-Buen día amiga, estoy bien ¿y tú-le pregunte. Rió divertida.

-Bien, muy bien.-contestó pícara. Con eso ya me di cuenta a que se refería.

-Estas con Koke.-dije afirmándolo.

-Pues claro que si.-dijo y rió.-Te manda saludos.

- Igual.-dije divertida.

-Oh, antes de que me vaya de tema...

-Como siempre.-le dije. Se quejó.-Bueno, ¿Qué pasa?

-Tenemos vacaciones.-dijo. Mire a Antoine y él me sonrió.

-¿Qué? -le pregunté. Escuché un gruñido frustrado de mi amigo el Diablo. Lo volví a mirar y me hizo un gesto de molestia.

-Si, no sé que le pasó a Gabriel que le dieron vacaciones y nos dio vacaciones a todos.

-¿Me estás hablando en serio?-pregunté sin poder creerlo aún.

-Lo mejor de todo es que tenemos salario incluido. ¡Vacaciones pagadas bebé!-dijo emocionada.

-Es grandioso.-chillé.

-Te lo dije.-murmuró Anto. Sonreí por lo bajo.

-¿Estas con alguien?-me preguntó Bea. Volví mi cabeza a la conversación.

-Mmmmmh, si.-contesté después de unos segundos.

-¿Con quién?-pregunto cómplice.

-Alguien...-le dije como para no darle importancia.

-¡Preciosa! ¡Apúrate cariño, el desayuno se enfría! -gritó fuerte. Me giré a verlo.

-¡Esa es la voz de nuestro nuevo jefe en Administración! -dijo sin poder creerlo mi amiga.

-Bueno, sí. Es él.-dije y deje de mirarlo. Bea rió.

-No puedo creerlo, ¿Y qué tal? ¿Es bueno?-me preguntó. Reí con ganas. Si ella supiera que no puede tener sexo. Creo que se muere.

-No lo sé. No me acosté con él.-dije y le dedique una fija mirada. Sonrió divertido.

-¿Cómo que no te acostaste con él?-musitó como si eso fuera imposible.-Camz, ese hombre está que arde.

-Lo sé, lo sé. Pero no pasó nada.-afirmé.

-Pues, aun no puedo creerlo.-me dijo. Ambas reímos.

-Bueno amiga, gracias por la noticia. Voy a seguir durmiendo.-dije. Bea aclaro su garganta.

-Sí, claro. Como si fuera fácil dormir con un súper bombón en tu casa.-reí divertida.-Yo también voy a seguir durmiendo.

-Sí, claro. Mientras tienes en la cama a un maniático del sexo.-le dije. Soltó una carcajada.

-Le diré eso.-comentó divertida.-Adiós amiga, nos vemos luego.

-Claro cariño, adiós.-dije y colgué. Lentamente me giré a verlo.

-Hablan como cotorras.-sonreí levemente.

-¿Cómo hiciste eso?-le pregunté. Silbó haciéndose el tonto.- Voy a bañarme.

-¿Necesitas ayuda?-me preguntó. Mis pasos se congelaron.- Podría pasarte la esponja por la espalda.

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⏰ Last updated: Mar 13, 2017 ⏰

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