Capítulo 10

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Elizabeth caminaba hacia el despacho con un dudas aglomeradas en su cabeza, ¿Qué habría hecho para disgustarlo tanto? Seguramente Helena ya le había hablado de... sus costumbres, pero no era nada de lo que no se pudiera hablar con normalidad, o al menos eso pensaba ella.

- ¡Elizabeth!- le grito Richard -Te veo a las cinco.

- Sí- sonrío la joven al ver como el hombre pasaba rápidamente por su lado.

Y pensar que hace solo unos minutos ella continuaba con recelo hacia él, en realidad era un hombre alegre y agradable, se parecía un poco a ella, su antigua ella.

- Lady Pemberton- Elizabeth frunció el ceño, momentáneamente no pensó que se dirigieran hacia ella, los pasos se escuchaban desde atrás, y por más que buscara a Helena, no se encontraba cerca.

Se volvió encontrándose con uno de los amigos de su marido, era el tal James, del que su hermana "no" estaba enamorada, supuestamente. Sonrió hacia él y se inclinó.

- Lord Seymour- saludo.

- James- la corrigió -Soy amigo de tu esposo puedes tutearme.

- No estoy segura de lo que puedo hacer- sonrío -Pero lo haré hasta que me regañen.

- No cambie lady Pemberton - le dijo con seriedad.

- Lizzy- corrigió -Va para los dos lados ¿No crees?

James sonrío, la joven era muy agradable.

- Lizzy, no cambies, se tu misma siempre.

- Eso es difícil, pero gracias.

Elizabeth prosiguió su camino hasta que la voz de James la volvió hacer que se detuviera.

- ¡En realidad le hablaba para otra cosa!- grito.

- ¿Si?- dijo para que prosiguiera.

- Quería invitarla a la velada de mi madre, será en lunes de la próxima semana.

- Oh gracias... pero no sería mejor que le dijera...

- Es más fácil que le diga usted ¿Asistirá verdad?

- Bueno tendría que verlo con Robert.

- ¿Verdad?- rogo como niño pequeño, sacando una sonrisa de los labios de la joven.

- Sí, iré.

- ¡Bien! Eso quería escuchar- sonrío galante - El lunes preciosa, a las ocho.

- Sera un placer futuro rey- hizo una reverencia exagerada hacia James el cual rio fascinado por el humor de la joven.

Cuando levanto la cabeza para verlo desaparecer, una aclaración de garganta a sus espaldas la dejo lívida. Volvió la cara para encontrarse con su marido, estático, con los brazos detrás de su espalda.

- ¿Vamos?- le indico el camino con una mano.

Elizabeth simplemente continúo caminando hacia el lugar que de un inicio se dirigía.

Cuando entraron en el despacho, Robert fue directo a la ventana para mirar la banca donde anteriormente Elizabeth estaba leyendo el libro a los niños de la servidumbre. Por su parte la joven permaneció de pie en la entrada, no se atrevía a dar un paso más, no sabía que tan furioso estuviera Robert, planeaba salir huyendo si le gritaba una vez más.

- ¿Se puede saber qué hacías?- la irracionalidad no habia menguado en Robert, continuaba furioso por alguna razón.

- ¿En qué momento?- contesto más tranquila de lo que se esperaba.

Lo que desata un beso (Saga los Bermont 1)Where stories live. Discover now