46

5.1K 225 6
                                    

Estaba en la cocina, con la camiseta de Paulo, una que le acababa de coger, y mi ropa interior, estaba haciendo el desayuno mientras el argentino se duchaba. Se me habían antojado tortitas con Nutella y pues tortitas estaba haciendo, sabía que Paulo no iba a decirme que no pero también sabía que no era bueno que comiera estas cosas. Pero bueno, por un día no va a pasar nada. Sentí a Paulo bajar por las escaleras.

-Creo que voy a necesitar otra ducha. -dijo desde la entrada y mirándome mientras se mordía el labio.

-Anda ven y pon los platos por favor.

Se acercó a mí y me abrazó por la espalda y sus manos se colaron por debajo de la camiseta y comenzó a acariciarme el vientre y no era buena idea estando con la cocina… Luego sentí su boca en mi cuello y se me escapó una sonrisa, no fue hasta que apoyé mi cuello en su hombro, cuando noté que no llevaba camiseta, ¿por qué no lo había visto antes? Él siguió a lo suyo y comenzó a ponerme más y más nerviosa.

-Paulo ya tuve bastante hace un poco. -dije refiriéndome a nuestro caluroso despertar.

-Yo no tengo la culpa, sos vos la que vas con mi remera y la ropa interior por la casa. -siguió besando mi cuello.

-De verdad, que no es bueno que hagas esto ahora.

-Dale, pero paro porque quiero desayunar -me giró y acercó su cara a la mía -. Pero igual me gustaba más desayunar otra cosa. Otra cosa como vos…

Solté una carcajada y le besé cortamente antes de sentarnos para poder desayunar. Lo mejor fue poder desayunar encima de él, porque se pasó todo el rato dándome las tortitas, manchandome la cara de chocolate, y haciéndolo a propósito para luego besarme donde había chocolate. La verdad es que fue una mañana entretenida, luego fue más aburrida cuando tuvimos que ir a Vinovo para que este entrenara. Daba vueltas por el sitio y acabé dirigiéndome hacia la cafetería para comprar un café. Para mi suerte me encontré con la pareja del año. De verdad, dentro de poco me los encuentro en casa…

-Helena -María se separó de Marko, que me miró de mala manera, y se fue hacia la barra -. ¿Qué puedo darte?

-Un café.

-Vale, dame un momento ¿para llevar no? -asentí -Vale, será un segundo. 

Al poco Marko se puso a mi lado y yo estaba un poco incómoda. Paulo y yo no habíamos vuelto a hablar de lo que había pasado el otro día y casi que prefería no hacerlo, solo porque no me quería poner de más mal humor. Él me miró por el rabillo del ojo cuando María estuvo de espaldas a ellos, luego cuando se dio la vuelta y me dio el café, él dejó de mirarme. Me despedí y comencé a caminar por el pasillo para ir hacia las gradas. Lo peor fue que sentí al croata despedirse de la chica y venir detrás de mí. Intenté no prestarle atención pero me fue imposible porque antes de salir hacia el campo me cogió del brazo y me obligó a parar.

-Tenemos que hablar de lo del otro día.

-Marko no hay nada de lo que hablar, ya te lo he dicho, lo mejor será que nos apartemos el uno del otro un tiempo, no quiero estropear nuestra amistad. -hizo una mueca cuando mencioné la palabra “amistad”.

-No es eso, tenemos que hablar de lo que oíste el otro día, cuando hablaba con Dybala.

-Hazme caso, prefiero no saberlo.

-Pero yo quiero que lo sepas. Por favor… -me miraba con suplica.

-Me voy a arrepentir de escucharte… Venga, antes de que cambie de opinión.

-Pues, de lo que hablábamos el otro día era de ti porque… -ahora se rascó la nuca nervioso, porque siempre pasa lo mismo… -Porque, bueno, no sé qué demonios me pasa contigo. Siento celos cuando estás con Paulo y… Puede que me gustes…

Torino |Paulo Dybala|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora