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Yuuri avanza tranquilo por el pasillo, la plática con su madre le ha aclarado las ideas pero sus sentimientos aun son confusos, llega a la puerta de su cuarto, se sienta en el piso con las piernas dobladas y la espalda contra la puerta de madera, la habitación de Otabek está justo al lado de la suya por lo que podrá ver perfectamente cuando llegue. 

El piso es incomodo y cambia de posición repetidas veces, acomoda sus lentes que han resbalado por el puente de su nariz y juguetea con las mangas de su suéter, la cabeza le duele un poco y siente el cuerpo pesado por la mezcla de emociones, cierra los ojos un momento pegando un brinco asustado cuando escucha pasos fuertes venir por el pasillo, Otabek avanza en su dirección, su rostro serio de siempre, brazos tensos a los costados del cuerpo con las manos en puño y la camiseta totalmente empapada, en ningún momento le mira, gira su cuerpo en dirección a la habitación, su mano se alarga tomando el pomo, Yuuri se levanta rápidamente interponiendo su cuerpo entre la puerta y el menor.

-¿Podemos hablar?-pide con voz baja y temeroso, el rostro serio de Otabek le intimida un poco.

-Habla- contesta el menor sin rodeos.

-No, no aquí, ven a mi habitación-Pide el mayor colocando su mano sobre el antebrazo del menor, su piel se siente húmeda y fría al tacto.

-Está bien, tomare una ducha rápida, espérame ahí- dice, su voz sonando monótona y seca.

Yuuri solo alcanza a asentir antes de que la puerta se cierre de un azoton frente a sus narices, por costumbre se reacomoda los lentes.

Otabek bufa, apoya su frente en el azulejo frente a el mientras deja que el agua tibia le recorra el cuerpo, no está molesto esta frustrado, el revoltijo de sentimientos que el mayor causa en el le desespera, lo atrapa, le llama, lo atrae sin poder evitarlo, como el sol a los planetas, siendo Yuuri el centro de su universo, es magma ardiente y lava viviente mientras el se funde sin remedio, se talla fuerte el rostro aclarándose las ideas, sabe que esta dando pasos a ciegas y que en cualquier momento podría caer pero no puede dejar de hacerlo.

Sale de la ducha cuando el agua se enfría, se coloca cualquier cosa y camina con aire funesto de fuera su habitación evitando pensar mucho.

En su habitación Yuuri esta recostado sobre la cama, la espera se le antoja eterna mientras cuenta una y otra vez las estrella del techo, un golpeteo firme le hace perder la cuenta mientras se reincorpora sentándose sobre el colchon.

-Adelante- murmura bajito y duda que el menor lo haya escuchando cuando ve la puerta abrirse, el kazajo aparece con rostro ensombrecido, cejas fruncidas y labios apretados en una línea recta, el cabello le gotea un poco contra la frente pero no parece molestarle – siéntate- pide haciéndole un espacio en la cama.

El menor duda un momento, pasea los ojos por la habitación buscando un lugar donde colocarse, al final se rinde, se sienta en la otra orilla de la cama lo más alejado posible del mayor.

Yuuri bufa contrariado acomodándose los lentes en un tic nervioso.

-¿Estas enojado conmigo?- se atreve a preguntar tanteando el terreno.

-No- contesta el menor, la respuesta monosílaba molesta al mayor.

-¿No?- pregunta, su voz subiendo unas octavas- pues parece todo lo contario, ¿sabes?, no puedes solo besarme y luego actuar como si no hubiera pasado nada- la ira le raspa el pecho provocándolo a gritar.

-Ya te he dicho que lo lamento- dice el kazajo, su voz permanece firme y seca.

-¿Lo sientes?-pregunta el mayor entre sorprendido y enojado- ¿acaso te arrepientes de haberme besado?...- está un poco dolido, se muerde el interior de la mejilla tratando de no explotar-¿es eso?

There and back again [Otayuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora