Extra

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Dentro del pequeño taxi me quito los guantes sintiendo como la calefacción los calienta lentamente, Kazajistán es realmente frío con una temperatura anual media de aproximadamente 3 grados, aunque Otabek me ha dicho que el verano suele ser bastante cálido.

Después de la boda Beka me sugirió pasar un tiempo en Astana, practicaremos juntos con su entrenador en la pista local para el GPF y después veremos qué hacer, la verdad me da igual dónde estemos solo me importa estar junto a él.

El camino del aeropuerto hasta la casa heredada por la abuela de Otabek parece ser bastante largo, siento un poco de hambre y rebusco entre mi equipaje de mano topándome con un paquete de galletas que yo mismo metí ahí, la cobertura de chocolate me ensucia los dedos al llevárme la galleta a la boca.

-Ya hemos desayunado en el aeropuerto- me recuerda Otabek, que se ha girado y me mira con una ceja alzada y una pequeña sonrisa burlona.

-Vale, pero...¿qué hay del segundo desayuno?- le preguntó tratando de sonar serio mientras me limpio con la lengua los dedos pringados de chocolate.

Otabek ríe, una carcajada limpia y seca resonando en el pequeño auto, la sensación que me provoca hacerlo reír no cambia, el corazón me da un vuelco dentro del pecho cada vez que sus labios se ensanchan en una risa auténtica y su nariz se arruga achicando sus ojos.

-Claro, nos es fácil caminar hacia mordor con el estómago vacío- me dice siguiendo la broma, yo suelto un suspiro fingiendo alivio mientras me llevo una mano al pecho.

-¡Ah!, el amor verdadero significa nunca tener que explicar tus referencias del señor de los anillos- le digo soltando una risita.

Me mira por un momento manteniendo la mirada divertida, después acerca sus dedos a mi abdomen comenzado a pincharlo causándome cosquillas.

-¡Hobbit gordo!, ¡Hobbit gordo!-me dice repetidas veces imitando la voz de Gollum, yo me retuerzo entre sus brazos divertido por su imitación y las incesantes cosquillas- El hobbit gordo se ha comido todos las galletas- deja pequeños besos de mariposa sobre mis mejillas haciéndome reír el doble, su pequeña imitación me deja con la respiración entre cortada y las mejillas sonrojadas.

Me reacomodo sobre el asiento tomando el paquete de galletas que ha caído sobre mi regazo limpiando las moronitas esparcidas, al levantar la vista observo al conductor del taxi,un señor de media edad que nos ve a través del retrovisor con mirada reprobatoria mientras niega con la cabeza lentamente, me aclaro la garganta incomodo removiéndome inquieto sobre el asiento.

Otabek permanece ajeno a todo, me sonríe acercándose y tomándome de la cintura, yo niego con la mirada y él frunce el entrecejo, se inclina para darme un beso y yo giro mi cabeza señalándole hacia enfrente, Beka observa al conductor que ha vuelto la vista a la carretera, él se vuelve a inclinar sobre mi besando mi nariz y después mi boca.

Por sobre la cabeza de Otabek veo la mirada molesta.

-Para- le pido alejándolo por los hombros- nos está mirando- le digo entre apenado y triste.

-¿Acaso importa?- me pregunta restándole importancia mientras se acerca de nuevo a mis labios -porque no voy a detenerme- Beka siempre luce tranquilo y cómodo, acepto su beso gustoso mandando al diablo al conductor y a cualquier persona que se interponga entre nosotros.

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-!Woah!- exclamo realmente asombrado parado frente a la casona de madera- dijiste que era pequeña- le recrimino su sencillez al momento de describirme la casa, dudo un momento si entrar o no parado sobre mis talones.

There and back again [Otayuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora