5. Placer

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Altair y Josh habían decidido ir a explorar la ciudad muy temprano en la mañana. Ya era su tercer día y prometía. El segundo día lo tomaron de descanso pues lo necesitaban. Se pasaron todo el día en la pequeña piscina jugueteando y hablando de los lugares y restaurantes para comer. Decidieron ir a un restaurante italiano, por supuesto, por la noche. Fontana di Trevi, así se llamaba aquel restaurante que quedaba en una esquina de los edificios más emblemáticos.

En el tercer día fueron más allá de la ciudad. Con un GPS y un mapa, por si acaso, irían hasta el fin del mundo. Fueron a la gran mencionada Florencia, la capital de la región de Toscana. Fueron a cada lugar que les permitió recorrer a Florencia en un día. Desde la Via Tornabuoni y la Galería de los Uffizzi hasta Piazzale Michelangelo y el Palazzo Medici Riccardi. Las fotos y videos no se hicieron esperar pues Florencia era una ciudad increíble. Era la más popular de todas.

-Mamá, papá miren ese es la escultura de Michaelangelo- dijo Altair hablando a su celular haciendo un video para luego enviárselo.

-Todo es tan monumental- dijo Josh mientras veía con fascinación los demás artículos del museo.

Altair terminó su video y caminaron viendo unas famosas pinturas. Casi media hora después Altair y Josh estaban fuera del museo. Decidieron comer en un restaurante y luego se dirigieron a la villa. Serían casi una hora de viaje y ya estaban exhaustos. Cuando entraron a los terrenos de la villa donde se quedaban vieron una silueta pero cuando los focos del auto le alumbró vieron que era un hombre.

Un hombre realmente hermoso.

A Altair se le aceleró el corazón de tan solo saber que ese hombre estaba ahí. No sabía, quien era, era la primera vez que lo veía como para que se pusiera tan nerviosa como estaba. Sus manos comenzaron a sudar y del nerviosismo su celular cayó en la alfombra del auto. Se sentía extrañamente en paz y muy protegida. Josh estacionó el auto a un lado de la Range Rover negra que estaba a la izquierda.

-¿Y éste quien es?- susurró Josh en cuanto se bajó haciendo que Marcelo gruñera pues lo había escuchado a pesar de algunos metros que los separaban. Beneficios de un lobo.

Altair se bajó más nerviosa que nunca. Arregló su cabello suelto y alisó su traje de líneas blancas y burgandy. Rodeó el auto y sin escuchar las advertencias de Josh ella se acercó al hombre de rizos, hermoso rostro y cuerpo muy bien formado. A pesar de que llevaba un traje negro se le veía que pasaba horas en el gimnasio.

-Buonanotte/Buenas noches...- dijo Marcelo, en italiano, mientras veía fijamente los ojos de Altair.

Ella no reaccionó pues el incomparable rostro de aquel italiano se lo impedía. Aunque la verdad era que quería presentarse con él pero su voz saldría con vacilante y no quería quedar como una tonta frente a él. No sabía que era lo que le estaba pasando con ese hombre. Parecía como si algo la llamara hacia él. Parecía como si todo el universo hubiese conspirado para que sus caminos se cruzaran. Pues así lo sentía, sentía que se habían conocido en otra vida.

-Buenas noches, señor...- habló Josh mirando un poco hacia arriba pues él era algo, mucho, más bajo que la misma Altair

-¿Turistas?- preguntó ahora en inglés Marcelo.

Altair asintió como un robot y Josh le dio un codazo. No era buena hablar de sus vacaciones con un desconocido. Eso lo aprendió de una película en la cual unas chicas fueron secuestradas por ciudadanos del país que ellas visitaban. Josh extendió su mano y Marcelo con un gruñido lo saludo. El más pequeño lo miró confundido y vio como besaba de dos besos en el cachete a Altair quien parecía estar petrificada en ese mismo lugar.

-Le pregunté algo señor, ¿cual es su nombre?- preguntó Josh con el ceño fruncido.

-Marcelo Bendetti, dueño de aquel terreno- Marcelo señaló hacia donde estaban sus terrenos y Altair y Josh casi se les cae la quijada. Era el viñedo que deseaban entrar y degustar cada vino. Ese hombre era el dueño de aquellos increíbles terrenos.

Tú, mi alfa「 Heart of Wolves I 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora