36. Omega

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La fiesta iba de lo más bien. La familia había sido realmente encantadora con Altair. Todos, hasta Tiana, la habían felicitado. Luego del altercado con Lucía no la había vuelto a ver en toda la noche. Y en cuanto Lucía la dejó con las palabras en la boca Marcelo se acercó. Había visto a su hermana irse echando humo y supo que algo no estaba bien. Le preguntó que había pasado y Altair solo le dijo -Ahora todo está perfectamente- con una sonrisa en los labios.

Altair y Marcelo estaban comiendo el segundo plato principal y la verdad era que Altair estaba haciendo su mayor esfuerzo por comérselo. Primero habían repartido diferentes tipos de jamones y quesos, algo que a Altair le fascinaba, como aperitivo. Luego una pasta de tres quesos como primer plato principal y por último un plato de carne, en este caso una Bistecca alla Fiorentina con verduras. Quizo negarse cuando Stella le ofreció Macedonia(como una ensalada de frutas y licor), un zabaione(yema de huevo, azúcar y vino dulce) y un budín pero no pudo pues ya tenía el plato frente a ella.

-Cómetelo- pidió Altair a Marcelo en cuanto la abuela de él se fue -por favor...- suplicó al ver que él se negaba con una sonrisa.

-Después te lo comes- sugirió él y ella negó rápidamente.

-Tengo suficiente comida como para tres personas en mi estómago y si como esto me caerá mal- dijo e hizo un puchero haciendo reír a Marcelo.

Marcelo suspiró y se comió la macedonia pues era lo más que le encantaba que su abuela hiciera. Desde pequeño siempre amó llegar de la escuela y encontrar un postre en la encimera recién hecho. Su mamá era una profesional con los platos principales y no muy buena con los postres así que Stella y Camelia se acoplaban muy bien.

-Ves no era tan malo. Cuando puedas te comes el resto- dijo con una sonrisa mientras veía a Marcelo comer fresas, uvas y blue berries.

Marcelo le ofreció un bocado y Altair, sin poner excusas, lo aceptó gustosa -Tú solo querías que te la diera en la boca- dijo Marcelo riéndose burlón -La comida- y Altair le dio un golpe en el pecho mientras sonreía.

Camelia se acercó a donde estaban la pareja y pidió que Altair fuera con ella a caminar. Ella asintió y luego de despedirse de un beso de Marcelo siguió a Camelia quien la esperaba con una sonrisa más adelante. Caminaron juntas atravesando la terraza de la villa principal para llegar a la cosecha. Como en la fiesta de vendemia, cada línea de la cosecha era liderada por unas antorchas para dar iluminación.

-Me siento muy feliz que hayas estado dispuesta en tomar una responsabilidad tan grande como esta. Nuestra manada es una pequeña pero muy unida y de eso ya haz sido testigo. Te aseguro que Adolfo hubiese estado encantado de conocerte. Eres como él era, amable, cariñosa y entregada con Marcelo. Ustedes me recuerdan tanto como él me trataba- dijo con los ojos brillantes.

Altair la abrazó y tragó duro para alejar ese nudo en la garganta que se le había instalado tan pronto Camelia comenzó a hablar de Adolfo. Había sido una noche de muchas emociones y por más que trataba era imposible evitar derramar un par de lágrimas nuevamente.

-A mí también me hubiese encantado conocerlo- dijo ella con una sonrisa en sus labios luego de separarse.

-También hubiese estado muy feliz de darte esto- dijo Camelia secando sus mejillas -Esta pulsera ha estado en la manada desde hace mucho. Cada pareja de nuestra manada tiene una pulsera como esta. Es como una tradición que tenemos con nuestras parejas. La cianita es una piedra que protege a los enamorados y, en general, a las relaciones de pareja. Nos ayuda a eliminar los miedos y las dudas.- habló y Altair miraba de la pulsera a Camelia y viceversa.

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Tú, mi alfa「 Heart of Wolves I 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora