CAPITULO # 3

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Triste Realidad

Layla entró a la cafetería y con paso firme fue en dirección hasta donde se encontraba él.

-Hola- saludó para luego sentarse, mientras que Leo solo pudo observarla perplejo.

-Hola- respondió de manera natural sin quitar su vista de ella - sobre lo que paso ayer... dudo que seas un fantasma- lo soltó de golpe mientras Layla lo observaba atenta -simplemente es algo irreal! Además llevas ropa puesta y estás cambiada, te la cambias...- dijo titubeante tratando de creérselo el mismo.

-Entonces... quieres decirme que por el simple hecho de haber muerto y de que ahora soy un fantasma debería andar deambulando por ahí desnuda?!- fue más un reclamo que pregunta lo que soltó la muchacha de repente -estás loco?!- exclamó continuó con un poco de enfado en su voz, pero también quería saberlo porque de otro modo como podía verla? Es lo que pensaba Layla.

-No sé... la verdad... es que... esto no me puede estar pasando!- comenzó a reírse de manera nerviosa - donde están las cámaras?!- gritó levantándose y riéndose de manera desquiciada mirando a todos los lados - esto... debe ser una broma?- mirando de manera impaciente y cansado a Layla dio un paso atrás.

-Disculpe señor- escuchó una voz interrumpir su reacción -Algo va mal con el postre o el café?- pregunta de manera inocente la mesera -lo noto muy alterado- se preocupa de repente tratando de calmarlo.

-Es que... Ella me altera!- grita señalando en dirección de Layla.

-Esto...- duda asustada y pálida la joven - pero ahí no se encuentra nadie...- termino de decir temblorosa, tomo aire y pensó que era estrés, así que volvió a intentar calmarlo -Debe estar estresado, por la Universidad y por lo mucho que estudia, ha de ser muy cansado a su edad- le explicaba.

La mesera solo ocasiono que Leo se sintiera más frustrado con su comentario, haciéndolo dudar y sudar frío, él nunca había visto fantasma o muertos de ambulantes o eso cree, no sabía cómo reaccionar, para él aquello no era posible.

Pasando sus memorias de repente recordó haber visto personas sin color, algo traslucidas y tristes, pero él nunca creyó en eso, ni en demonios, sabía que existe un Dios, pero de ahí llegar a creer en muertos y demonios que no parecían ser reales no podía convenceré sé que realmente existiesen, le era difícil llegar a creerlo.

De repente le resonó en su mente "quién niega su don se irá haciendo más débil" confundido mira a Layla, se preguntaba cómo era posible de que le hablara, el veía las consecuencias de haber hecho aquella broma al ser que se encontraba sentado frente a él, la broma termino siendo para él o es como Leo lo veía en su mente para luego terminar aceptando su realidad. Él podía verla.

Al salir del café Leo quiso hablar con la causante de la frustración y el estrés que estaba pasando en esos momentos, tuvo que buscar un sitio en el cual pudiese hablar con ella de la manera más cómoda posible, sin que nadie piense que se estuviera volviendo loco y para su suerte, cada paso que daba al parecer solo causaba que hubieran más y más personas, donde iba había más gente que del sitio anterior y eso no ayudaba mucho, él no era muy sociable, tenía unos cuantos amigos y ya estaba perdiendo la paciencia hasta podría jurar que se volvería loco sin antes poder hablar con Layla.

-Layla, ven conmigo- habló por fin Leo.

-Pero... A dónde?- habló consternada -Oyeee niño bonito, más despacio que estoy muerta, pero aun así no me puedes jalar, ni tratarme de esa manera como si se tratará de una muñeca- le comentó un poco molesta.

-Lo siento- se disculpó Leo ya soltándola -pero como ves no hemos encontrado ningún sitio donde pudiera hablar contigo a solas sin que la gente piense que me estoy volviendo loco- le miró serio - así que decidí traerte mejor en donde vivo- dijo enfocando su mirada en la puerta de su hogar.

"Quee!!" fue lo que pensó Layla, mirando a un punto de manera estupefacta, para ella todo eso era nuevo y muy apresurado, el solo hecho de encontrar a un chico que solo te ha visto, pero que en sí no te conoce de nada y que ya te esté llevando a conocer su casa, donde vive, su familia. Ella era muy inocente... cosas así rondaban por su cabeza en ese momento.

Cuando Leo abrió su puerta por fin, se movió a un lado tratando de darle a entender que la estaba invitando a pasar aquella puerta, ella dudosa y nerviosa se movió hasta quedar dentro de aquel lugar.

-Disculpa por el desorden, pero es que vivo solo y pues... no soy muy bueno con la limpieza- comenzó a recoger algunas cosas para poder tener donde pasar y sentarse por lo mínimo.

Layla asiente con la cabeza y se sienta -Bueno de que quieres hablar, además de que ya sabes que estoy muerta y que puedes verme- le miro esperando alguna pregunta o comentario.

Ambos se miraban de manera desafiante -Tu nombre completo, como se llaman tus padres, como te moriste o cual fue la causa, no sé, porque sigues en este mundo aun!- dijo Leo al borde de desesperación.

-Me llamo Layla- comenzó a hablar nuestra pequeña fantasma -mi apellido, no lo sé... mi madre se llama Mayline y su apellido tampoco me lo sé- le miró - No tengo padre y hace mucho que no visito a mi madre- pausó por un momento para poder continuar -Me cansé de verla sufrir, de verla llorar!- se calmó -Tengo una hermana menor y el hecho de porque morí, pues no la sé- miró fijamente a Leo quién la miraba atento en esos momentos -Y el hecho de que aún me encuentre en este mundo supongo que es porque he de tener algún asunto pendiente de la cual tampoco tengo respuesta- como leo asentía serio y no decía nada Layla continuo hablando -Mis colores favoritos son el azul, negro, blanco, plomo y me encanta la lasaña, la pizza... Ah! y mi deporte es...- fue interrumpida.

-eehh! Solo responde lo que te pregunte, el resto no me interesa chiquita- aclara Leo sus intereses.

Ahora era turno de Layla, que estaba molesta por la manera en la que Leo se dirigió a ella -Odio que me digan chiquita- le miró intensamente - Idiota!- terminó gritándole y lanzándole una fruta de plástico a Leo, que le cayó justo en la frente, que para suerte de él su cabello hizo más leve aquel golpe tan brutal de la pequeña.



Layla BlueWhere stories live. Discover now