Capítulo 8

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-¿Cómo va el trabajo? – preguntó Paul a su amigo.

-Bien, creo que lo extrañaba

-Es bueno que hayas vuelto a hacer algo .Me estabas preocupando y encima apenas te dignas a visitarme, sabes que yo no puedo ponerme en contacto contigo pero apenas me llamas. Deberías tener un poco de consideración con tu amigo.

-Lo siento...

-¿Cómo van las cosas con Sara?

-Soy su amigo – dijo Alex con una sonrisa irónica

-No lo entiendo Alex, no entiendo como puede tenerte frente a ella y no verte. No es fácil de creer

-La mente es muy extraña, yo tampoco podría creerlo, pero soy testigo de ello cada día. A veces me mira y tengo la sensación de que se va a dar cuenta de que soy yo, pero no sucede. Ya dejé de tener esperanza, me conformó con que me deje estar a su lado.

-¿Estás seguro? ¿Podrás soportar que eso sea todo lo que puedas obtener?

Alex dio un trago al café que sostenía en la mano mientras aquella pregunta resonaba en su mente.

Luego el fuerte sonido de un trueno lo trajo de regreso.

-¡Vaya tormenta! – exclamó Paul asomándose a la ventana.

-Sara -murmuró Alex mientras se paraba junto a su amigo y contemplaba el cielo nocturno atravesado por amenazantes relámpagos.

-Parece que tendrás que quedarte aquí esta noche.

-No, vuelvo a casa. A ella no le gustan las tormentas eléctricas, la asustan.

-Alex no deberías conducir en estas condiciones

-No quiero que esté sola –dijo él y recogió su abrigo sin escuchar los consejos de Paul.

Cuando salió del edificio parecía el diluvio, la lluvia formaba una espesa cortina de agua. Era totalmente desaconsejable conducir en aquellas condiciones pero imaginar a Sara sola y asustada le preocupaba aún más.

A medio camino , la luz se cortó en la ciudad y Alex tuvo que recurrir a todo su autocontrol para no acelerar, después de todo lo más importante era llegar al lado de Sara y si era imprudente podía cometer un error fatal.

Trató de acurrucarse en la cama para conciliar el sueño, pero no lo logró. No le gustaban las tormentas tan fuertes, se sobresaltaba con los truenos y cuando un relámpago iluminaba el cielo se sentía inquieta.

Finalmente se levantó, se puso la bata y bajó a prepararse un té.

Apenas terminó de descender la escalera , la luz se cortó , así que avanzó a tientas. Usualmente era sensata pero las tormentas le despertaban un miedo ilógico.

Finalmente se hizo un té y se acomodó en el sofá envuelta en una gruesa frazada. "pronto pasará" se repetía a sí misma.

Si Alex estuviera allí la cuidaría, se reiría de su miedo hasta restarle importancia mientras la abrazaba con fuerza contra sí. Nada importaba si Alex estaba junto a ella, incluso podía enfrentar los relámpagos con él a su lado, pero ya nunca sería...

Dejó la taza a un lado y alejó un poco el sofá de las ventanas, en el proceso se golpeó un tobillo , no era buena idea maniobrar muebles en la oscuridad pero no tenía velas ni linterna al alcance. Tomó nota mental de comprarlas a primera hora de la mañana, pero por el momento estaba a oscuras mientras afuera la tormenta rugía su furia incontrolable.

Locura de amorWhere stories live. Discover now