El cementerio de cristal

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Todavía seguía sin creérmelo.

Mi madre yacía muerta en el suelo bajo mis pies.

No pude disfrutar nada de nuestro reencuentro.

Preferiría no haber conocido a mis padres y  haber seguido encerrado en el orfanato toda mi vida.

No sabía quién había sido el que la había matado sin piedad, pero sabía que en cuanto lo supiera, me vengaría de él costase lo que costase.

-Lo mataré y le arrancaré las tripas, lo juro-dije

No sabía lo que había hecho.

No sabía lo que suponía esto para mi.

Yo no sabía qué es lo que debía hacer.

Desde ese momento sí que era huérfano de madre de verdad.

La vi morir delante de mí.

Me pegué toda una noche llorando junto a mi padre.

El tampoco terminaba de creérselo.

¿Por qué la tuvieron que matar justo después de que la conociese?

Maldito cazador.

-Hijo, tengo que enseñarte algo. Hubiera querido enseñártelo en otras circunstancias, pero no me queda  otra opción.-dijo entre sollozos

Mi padre cargaba con el cadáver de mi madre en su lomo y yo lo seguía por las entrañas del bosque. 

Al cabo de una hora, alcanzamos una parte frondosa y oscura.

Se respiraba el olor a la magia de la naturaleza.

Parecía un lugar sagrado.

Se trataba de un edificio ancho y cuadrado recubierto por plantas trepadoras.

Agudizando el ojo, se podía distinguir un gran portón de cristal para entrar en él.

Al entrar, me quedé impresionado, sin palabras.

Había miles  y millones de tumbas antiguas colocadas en orden aleatorio por todo el siniestro cementerio.

Todas recubiertas con una gran capa de musgo que apenas dejaba leer sus nombres con claridad.

-Bienvenido al cementerio de los hombres-lobo. Bienvenido al cementerio de cristal-dijo con una extraña voz inquietante.

Supe que aquellas palabras reflejaban el odio que sentía mi padre en su interior.

Supe que sus palabras reflejaban el mayor odio de un hombre-lobo.

-Desde hace millones de años, todos los hombre-lobos han sido enterrados aquí porque es el único lugar seguro y difícil de encontrar-decía mi Padre- Nadie nunca ha osado entrar aquí sin que sea necesario porque esto un lugar sagrado y mágico. Se dice que los espíritus de nuestros ancestros rondan de un lado a otro y hablan a los hombres-lobo en sueños. Desde que surgió nuestra especie, hemos sido siempre perseguidos, encarcelados y más tarde asesinados.

-Papá, es verdad que cuando estamos convertidos en lobos, perdemos el control y podemos hacer cualquier desastre involuntariamente-pregunté aunque temía la respuesta.

-Desgraciadamente sí, esa es la razón por la qué los humanos empezaron a perseguir nos. Al final tomamos la decisión de alejarnos de ellos para siempre. Desde entonces se creen que ya no existimos.- confirmó con tono de tristeza.

Lo siento papá-dije por decir algo, estaba muy conmovido.

Cavamos un gran agujero en la tierra y metimos a mamá dentro, fue un momento muy triste.

Después de volverlo a tapar todo colocamos una rosa encima de la tumba.

-Puedes irte ya a la guarida y dormir si quieres, ya es muy tarde, yo me quedaré un poco más rezando por ella-me dijo mi padre.

Me alejé en silencio.

Estaba pensando en mis cosas y al final perdí el camino.

Me dí cuenta de que llevaba mucho tiempo rondando por el bosque y estaba empezando a tener bastante miedo (mis sentidos de lobo estaban desapareciendo poco apoco con la llegada del amanecer).

De repente, algo saltó encima de mi con un ágil salto y me tiro al suelo.

Me quedé aturdido al ver que se trataba de una hermosa loba marrón de mi edad más o menos.

-¡¡¡¡¡¡Bu!!!!!!- y se empezó reír- Hola, me llamo Yalinka, y tú, ¿cómo te llamas?

-Ehh...yo... me llamo Jador...-me dí cuenta de que me estaba cayendo baba por la boca del susto

¡¡¡¡¡¡Estaba realmente asustado!!!!!!!

-Eres muy gracioso...- me dijo sin levantarse de encima 


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