Dividido Por Amor [gay]

Capítulo 2: Está bien

Temprano al otro día habían dado de alta a Ed quién salió junto a su mamá y Juan. El doctor le había dicho a su madre lo de la psicóloga, y su madre había ya llamado y hecho la cita para el próximo viernes. Salieron de allí y decidieron ir por algo de comer aunque Ed había insistido de que no tenía hambre.

Habían comprado pizza y su madre lo había obligado a comer.

Esa semana todo transcurrió normal, Juan había dejado de insistir con los ejercicios y Ed se lo había agradecido mentalmente. Su madre había insistido demasiado para que comiera, y su hermana igual.

Su hermana ya se había mudado de su casa debido a que la universidad quedaba un poco lejos y según ella necesitaba su espacio. Se había mudado con Gabriel a un pequeño apartamento cerca de la universidad, y Gabriel se había trasladado a la Universidad de Marie.

Ed veía a su hermana pocas veces, y le dolía un poco saber que ellos eran tan inseparables y ahora simplemente se había marchado sin ni siquiera pensarlo dos veces.

Había llegado el viernes, ese viernes le tocaba ir a la psicóloga. Le había pedido a su mamá que esto quedara en secreto que no quería preocupar más a Juan y le había mentido a este diciéndole que solo iba a acompañar a su madre a hacer la compra.

En la sala de espera se encontraba un Ed demasiado nervioso, y miraba a todos lados. Vió como varias personas entraron a la habitación de la psicóloga antes que él, una de ellas una señora al parecer su caso era muy grave porque había entrado llorando y salió peor.

Era ahora el turno de Ed, quién entró demasiado nervioso, casi temblando.

~ Narra Ed ~

Entré a la habitación junto a la psicóloga, era una rubia de ojos grisáceos, mayor edad talvez unos 45 años más o menos. En la pared tenía varios diplomas de psicología, y al parecer de las mejores universidades. Me señaló el sillón marrón y me dijo que me sentara, y le hice caso. Sacó unos papeles del escritorio, y los leyó. Al parecer eran unos que le había mandado mi médico ya que tenía el logo del hospital estampado enfrente.

Me miró fijamente, y sacó otros papeles del escritorio y un bolígrafo.

–Buenas trades, Ed. Estaba observando el referido que me ha mandado tu médico, y al parecer estas en una etapa de depresión leve.– explicó soltando los papeles del médico. –Háblame un poco, sobre tu vida.– me miró fijamente y acomodó la libreta para poder empezar a escribir.

La miré fijamente observando sus ojos grisáceos, ella trataba de descifrarme. Ella trataba de entrar en mi mente, lo sabía. Sus ojos la delataban, su problema era que es transparente al igual que Juan. Mediante los ojos de Juan pude observar muchas cosas una de ellas que me quiere muchísimo.

–Bueno,– comencé a hablar desviándole la mirada. –Soy Ed Miles, y no me gusta mi apellido paterno mucho así que evito decirlo. Tengo dieciocho años cumplidos en diciembre. Toda mi vida estuve apegado a mi hermana,– mis ojos se cristalizaron al recordar todos esos momentos con ella. –mi hermana y yo éramos los mejores hermanos, y toda nuestra vida estuvimos como chicle... Hasta que llegó él.– miré el suelo tratando de contener las lágrimas.

–¿Quién llegó?– preguntó ella con su mirada fija en mi. Podía sentir sus ojos grisáceos en mi, quemándome hasta sacarme lo que necesitaba saber.

–Su novio, de hecho todo empezó muy raro.– confesé mirándola. –Él es hermoso, y yo me había enamorado de él desde el primer día que lo ví.– hice una pausa y tragué profundo. –pero él se hizo novio de ella. Y-y yo simplemente no dije nada y me tragué mi dolor bastante tiempo. Luego llegó Juan, mi novio, quien me enamoró poco a poco. Él estuvo cinco meses ahí para mi, siendo tan tierno y aconsejandome todo el tiempo. Y hace exactamente un mes me confesó su amor, y yo decidí darle una oportunidad porque creía que me gustaba. Pero luego de eso,– empecé a llorar mientras recordaba. –luego el novio de mi hermana solo me besó y trajo a mi mundo muchísima confusión.

Miré como ella me miraba seriamente, y entonces miré fijamente sus ojos. Me recordaba un poco a los de Gabriel.

–Entonces, Ed. Según entendí el novio de tu hermana es quien está causándole problemas a tu mente, y está jugando contigo. ¿No crees que estás un poco grande para esos juegos?

Asentí levemente sin entenderla. Viéndola como apuntaba algo en su libreta, y saliendo de la sala. Pasaron varios minutos y luego entró junto a unas cosas, unos tipos de ¿juegos?

Y así pasó toda la sección básicamente, ella enseñándome dibujos y que le explique que veía. Todo era muy simple, me dijo que debía volver y me dió cita para el próximo Lunes después de clases.

No me sentía mejor, de hecho me sentía peor. ¿No se supone que me ayudara? ¿Porqué me dió otra cita? Se me había quitado el apetito y tengo frío.

Caminé hasta donde mi madre y le avisé que tendría que traerme de nuevo el lunes, a lo que ella solo asintió y camino junto a mi hacía la salida.

~

Llegué a mi casa y me acomodé en la cama, escondiendo mi rostro en la almohada. En eso siento como se acuestan en mi lado y me abrazan lentamente. Volteé mi cabeza para ver quien me estaba abrazando y era Juan, como de costumbre, abrazándome.

-Hola precioso. -dijo pegándose un poco más a mi.

No le respondí y me acomodé en la cama para que quedáramos los dos cómodamente en la cama. El seguía abrazándome, y sentí como poco a poco su respiración se iba controlando. Estaba muy tranquilo, al voltear a verlo noto que se había quedado dormido.

Era tan hermoso cuando dormía así tranquilamente. Podía observarlo detalladamente, sinceramente no sé que hice para merecer un ángel como él. Le había dado a mi vida un gran giro, sinceramente es lo mejor que me ha pasado hasta ahora en mi corta vida. Y desde antes que fueramos novios, el siempre ha sido tan delicado y tan hermoso conmigo. Sus amigos habían dicho que yo había sacado un lado súper cursi de él que nadie antes había visto. Aveces me pregunto qué el ve de especial en mi, y sé que muchas veces él mismo me ha dicho que no piense en eso pero es que no lo sé. No merezco esto, pero lo necesito. Es tan raro, yo soy raro.