Una italiana en busca de un futuro, y que tuvo que dejar de lado su pasión por el fútbol; se encuentra de bruces con un equipo lleno de pasión y afecto por este deporte.
¿Qué será de la vida de Cara ahora que ha vuelto a tener relación con el fútbol...
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Mientras el equipo, a excepción de Axel, se encontraba en no sé dónde con no sé quién; me dediqué a atender a todos los comensales del café.
Sentía la mirada del lesionado sobre mí, e intenté evitarla todo lo posible; pues aunque mi autocontrol fuera mejorando, temí caer en cualquier momento frente a su mirada.
«Sí, se podría decir que me daba miedo... Mucho miedo».
Despejé mi mente de aquel pensamiento, y con una sonrisa recogí la cuenta de la mesa 4; para más tarde llevar el cambio y recibir parte del mismo. «Sí que pagan a estas chicas...».
-¡Oiga! -Elevé la cabeza ante el grito, y uno de los chicos a los que hube atendido a la entrada me llamó alzando la mano-. Se nos ha caído un cubierto, ¿podría traernos otro?
Me acerqué a la mesa, y en efecto, a un lado de ella yacía un tenedor a una distancia considerable de la misma. Sin pensar en ello recogí el cubierto, y me giré a los comensales para asegurarles que traería otro.
En unos segundos ya tenían un tenedor nuevo. Y un momento después vi a Mark y al resto volver junto a dos chicos de aspecto extraño.
-Hola Mark, ¿qué tal les fue? -El chico me miró con gesto triste, respuesta que me dejó extrañada e intrigada por lo sucedido allí dentro.
-¡Eso es genial! -A lo lejos Willy hablaba con los dos desconocidos, con estrellitas en los ojos similares a las del capitán cuando de fútbol se trata.
-Ellos son el equipo Otaku... -Nathan les señaló, y colocándose a un lado de Mark rascó su nuca; visiblemente desilusionado por los componentes del equipo rival.
-Oh, bueno, no se ven muy -No lograba encontrar la palabra adecuada, y necesité de varios segundos para dar con ella-..., ejercitados.
-Eso no hace falta que lo jures. -Kevin rió, y se colocó a mi lado manteniendo aquella sonrisa entre divertida y actuada.
-¡Eres tonto o qué! -Todos nos giramos ante aquel grito, y vimos a Axel peligrosamente cerca de unos de los chicos a los que saludé, los mismos que se sentaban cerca del jugador y a quienes les cambié el tenedor caído.
Ante una posible pelea Kevin agarró rápidamente a Axel, pues aún yendo en muletas ni al otro chico ni a él les parecía importar el hecho; y sus gestos mostraban mucha rabia ya en vías de explotar.
Vi por otro lado a los amigos del chaval, el único en forma del trío, acercarse a él; pero por su conversación dudé que intentaran parar la pelea... No me gustó nada el rumbo que estaba tomando el día.
-No escuches a esos idiotas. -Kevin trataba de entorpecer la vista de Axel, evitándole ver a aquel chaval y así hacer bajar su ira.
-No merece la pena pelear Axel, déjalo. -Puse mi mano sobre su hombro, y este desvío su mirada para posarla sobre mí. «En aquel instante, sentí como si su rabia volviera a crecer, ¿acaso esto era mi culpa?».