capítulo cinco

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JiMin estaba ansioso, su corazón retumbaba en sus orejas y sus manos, sonreía lamiéndose los labios y moviendo su pie con nerviosismo. Sus dedos traqueteaban en la mesa del restaurant en el que se encontraba y sus ojos divagaban entre personas, camareros y la enorme ventana que, de momentos, le molestaba muy poco porque el sol vespertino se colaba golpeando directamente sus pestañas. Suspiró pensando que la última semana había pensado que realmente debía intentarlo con NamJoon, quizás aún extraña a YoonGi, sin embargo no quería seguir encerrándose en el pasado, y estaba seguro de que el moreno le había citado para pedirle formalizar, cosa que no negaría, aunque esperaría un tiempo para mostrar la flor, pues aún se conservaba marchita, café, sin vida... sabía que ello era signo de sus verdaderos sentimientos, de aquellas lágrimas que ya no descendían más por sus mejillas pues sus ojos se habían secado al igual que su corazón... por ello, pensó, necesitaba desesperadamente a NamJoon, para que arrancara aquella máscara de felicidad que día tras día se encajaba más en su piel.

— Llegaste temprano. —Escuchó la voz gruesa y giró con una sonrisa.

— Ah, bueno... ¿debía llegar tarde? —Sonrió.

— No, no, para nada... —NamJoon caminó dos escasos pasos hasta llegar a la silla del frente sentándose.

— ¿Qué vas a querer? Yo quiero café... y ¿sabes? Quiero otro de esos pastelillos de kiwi... ¡Ah! ¡Desde esa vez no he dejado de pensar en lo buenos que son. —Exclamó cerrando sus ojos por aquella sonrisa.

— JiMin... —NamJoon pidió su mano y el menor la entregó sin chistar.

El menor sintió pánico y sus labios se secaron, tragó duro cerrando sus ojos con miedo y vergüenza al sentir la manga de su suéter subiéndose.

— Eso... eso pasará. —Habló rápido mirando a NamJoon.

— ¿Ya fuiste al médico? —El moreno delineó con sus dedos las flores que se enmarcaban en la suave piel que tanto quería. No podía permitirse una marca como esa, y no sabía cómo remediarlo.

— Sí... —JiMin miró a la ventana—. Me recetó unas pastillas.

—¿Eran... anti... antidepresivos?

— No importa. —JiMin levantó los hombros y regresó el brazo a su regazo bajando la manga en el proceso.

— JiMin...

— Sólo hay que comer... vamos... —JiMin jugó con una de las servilletas que se encontraba en el centro doblando suavemente las esquinas— ¿N-no querías preguntarme algo?

El menor sentía que realmente quería escuchar la propuesta de formalizar, y si no lo hacía el moreno, él lo propondría esperando que, como ideales, le llevase a vivir con él... quizá de esa manera podría dejar el departamento que aun olía a memorias del mayor... que aún tenía el espectro de su ausencia. Miró al moreno quien revisaba su celular tecleando un par de cosas, aquello sólo implantó dudas en su joven mente, él quería ya superar esa etapa, un año y casi tres meses de sufrimiento no era algo que pensó padecer.

— Te quiero. —Sonrió NamJoon sacando de sus pensamientos agónicos al menor.

— ¡Y-yo también...! —Replicó JiMin asintiendo rápido.

— Pero lo siento... esto tenía que pasar. —Se levantó y abrazó a JiMin para caminar a su lado en dirección a la salida.

JiMin sintió el corazón acelerarse ¡¿por qué NamJoon le estaba abandonando?! Su respiración aumentó y rápidamente giró para decirle que no le dejara, que podrían intentarlo y que, en serio, estaba tratando de olvidar a su expareja. Sin embargo al hacerlo se detuvo y sus manos se congelaron al igual que su mente.

en nuestra piel ⚘ ymWhere stories live. Discover now