Capítulo 12 - Viernes por la noche

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Narra Oxy:

Erupté mientras me sostenía de las paredes para poder caminar. Puta madre, ¿qué hora es? A ver, el cielo está oscuro...

Oh rayos.

A ver, Oxy, ¿cuánto tiempo llevas tomando?

Desde que salí de la casa... Ayer.

Demonios.

A ver, ¿y en dónde carajos estoy?

Ayer me fui a la verga, supongo que sigo ahí.

No, no, Oxy. No seas pendejo. Deja esos malos chistes y piensa.

¡¿Pero cómo coño voy a pensar con todo este alcohol en mi ser?! ¡¿Y qué coño es esa mancha azul ahí?! ¡Me está jodiendo la puta existencia!

– ¿Come gaietaz ere tú? –arrastré mis palabras–.

– Ajá, soy yo. Ven, vamos a casa.

– ¡Joooli chit! ¡Me wua violaaa! ¡Aiudaaaa! –balbuceé dando vueltas–.

– Oh si, te voy a violar y te meteré galletas por el culo, bien que te gusta.

– Oh zi beibi.

¡¿Qué cojones conmigo?!

No me soporto.

– Ven, ven aquí. ¡Deja de correr en círculos!

– ¿Pppor qué tienes semen de baiena en el brazooo? ¡¿Te metiste con el Uili?! ¡Esssooo es pecado, pecado malignoooo! Goloso maaaarginaaaal.

Me caí de cara y él bufó.

– Pendejo ya párate o te arrastro por esa mierda de perro.

– Perro sssserá tu jefa. ¡Me la pelan los marcianossss!

– ¿Lo encontraste?

Ahora una nube café claro se me acercaba, hablaba como niña.

– Popó –dije mirando esa nube–.

– O se drogó o está ebrio –dijo la nube–.

– Ayúdame a subirlo al taxi –dijo el monstruo come galletas, transformándose en un tiburón de la nada–.

– ¡El pinshi diablo weee! –grité–. ¡WAZAAAAAA PUTOSSSSS!

– Dios, apesta a cerveza –se quejó la nube que se transformó en popó–.

– ¡Abre la maldita puerta del maldito taxi! –se quejó el tiburón–.

– Me lo paró, el tacziii, me lo paróóó... –balbuceé mientras me llevaban al pollo gigante–. Mi pollito amarillitoooo...

– ¡Cállate, coño! –chilló tiburoncín–.

¿Tiburoncín?

– ¿Onnie? –dije abriendo mis ojos de una manera graciosa–.

– ¡Descubriste América, bien por ti, chico listo! –dijo y me metió al taxi de una patada–.

Iba con la cara contra la ventana, a mi lado iba Onnie y en el asiento del copiloto, la nube popó.

De pronto, sentí unas ganas inmensas de violarme al estúpido este.

Malditas hormonas.

– Bésame –dije sin pensar, babeando el vidrio–.

– ¿Qué?

– ¡Pon tus labios de puta sobre los míos, coñoooooo! –chillé y me tiré un pedo–.

No soy gay |NFXNB|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang