37

458 28 2
                                    

Camino por la vereda, mis pasos son largos y lentos, cuando llego a la esquina espero el autobús que no se tarda en llegar. Subo y pago, está demasiado lleno así que me quedo de pie mientras mi mano rodea un tubo de metal que nace desde el techo hasta el piso. Durante este va avanzando, la gente comienza a subir, una tras otra. Un hombre se pone a mis espaldas e incómoda trato de apegarme lo más que puedo hacia adelante. De pronto el hombre se siente demasiado cerca y comienza a incomodarme. No sé si lo está haciendo a propósito o no se da cuenta porque hay demasiada gente que lo está estrujando hacia mi.

Sigo esperando impaciente que el bus llegue a mi destino, siento su boca rozar mi cuello, me estremezco y me quedo helada cuando siento su mano tocar mi cintura. No sé que me pasa, no puedo reaccionar, no puedo creer que me esté tocando cuando ni siquiera lo conozco. Intento alejarme más pero este baja su mano, un nudo se forma en mi garganta y una extraña sensación de llorar se apodera de mi, me siento débil y vulnerable. Me muevo violenta hacia atrás intentando sacarlo de encima, hay demasiada gente así que nadie lo nota, sólo algunas cercanas me miran feo pensando que le pegue de mal educada. Intento girarme y quito su mano de mi cuerpo, lo observo, tiene un bigote canoso y pelo también, viste un traje como si fuera al trabajo. Maldito viejo verde, que repulsión. Sus ojos están mirando tranquilamente hacia la ventana como si nada y es cuando pienso que me ha dejado tranquila. Se acerca nuevamente, todo esto mientras la gente habla y el bus se mueve subiendo y bajando gente. El mundo se mueve y yo siento que mi pecho va a explotar. Comienzo a moverme para salir y antes de alejarme completamente de él, su mano toma gran parte de mi trasero apretándolo. Eso fue suficiente para salir corriendo de ahí y bajarme sin siquiera darle las gracias al chofer.

Cuando ya estoy abajo, unas gotas salen de mis ojos sin aviso evidenciando lo mal que me dejó la situación, me hace sentir tan impotente y pasada a llevar, no comprendo cómo pueden haber personas tan puercas todos los días en cualquier parte de nuestra vida cotidiana. Cruzo mis brazos apretándolos contra mi pecho y después de un momento de pausa, emprendo paso a mi casa.

¿Por qué no le pegué en ese momento? ¿Por qué no le grité?

No sé que me pasó.

Sigo caminando a paso rápido, siento alguien que me jala el brazo y reacciono violentamente, empujando mi codo hacia atrás con miedo.

-¿Qué te pasa? -El rostro de Damian agitado me mira confuso. Da un paso hacia atrás aturdido.

Vuelvo a reincorporarme y me seco la cara rápido.

-Nada, ¿Qué haces aquí? -Pregunto frunciendo el ceño. Se supone que me esperaría en su casa. ¿En qué momento...?

-Quise acompañarte...

Lo miro raro un momento.

-Saca esa cara de culo. -Se ríe empujando mi hombro y hago una mueca. -¿Que te pasa? Estás rara...

Sacudo mi cabeza y sigo caminando, él me sigue los pasos y llegamos a mi casa. Le doy una mirada general a la casa un momento y me acerco a la puerta. Coloco mi mano en la manilla intentando abrirla pero no sucede, está con seguro.

Escucho el móvil de Damian sonar a mis espaldas un instante, él contesta pero se aleja. Ignoro eso y suspiro cansada, corro hacia el patio y subo mis manos intentando trepar la pared como en los viejos tiempos pero fracaso cayendo de trasero.

-¿Necesitas ayuda? -Se burla teniéndome la mano y hago los ojos en blanco. Tomo su mano y alza levantándome. -Hey

-¿Qué?

Nuestra relación es como la de amigos que siempre se hacen bromas pesadas y se pasan riendo pero a veces se dicen cosas cursis inconscientemente. En estos momentos, es como si fuéramos sólo amigos. Bueno, amigos que se acuestan y todo, pero eso no importa.

DemianWhere stories live. Discover now