Capítulo 5

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¿Había escuchado bien? ¿JiMin podría... morir?

Ya eran cerca de las siete de la tarde, y en la casa de los Aulladores se encontraba la omega líder de los Zafiro y el segundo hijo de los Fuego. La mujer estaba con ojos llorosos, viendo con molestia a YoonGi quien había sido obligado por sus padres a atender el llamado de la madre de JiMin. TaeHyung había querido seguir las instrucciones de su padre: pedir disculpas por haber golpeado al menor de los Aulladores, pero fue detenido abruptamente por la madre de su amigo, quien dijo que había sido sólo un poco de lo que en verdad debería sufrir aquél que había rechazado a su hijo.

—¿M-morir? —repitió anonadado YoonGi, abriendo sus ojos completamente.

—Sí, YonHye nos ha dicho que, al ser rechazado por su pareja, moriría de tristeza o sufrir problemas cardiacos en el futuro, si llega a sobrevivir. Está en celo y eso ha empeorado todo, porque no permitiste que digiriera con tiempo tu rechazo, lo hiciste sin más —acusó la madre de JiMin —. ¿No pensaste en las consecuencias de tus acciones? ¿Ni siquiera imaginaste lo que podrías causar con ello? ¿Ah?

TaeHyung tenía su mirada asesina sobre el cuerpo del rubio, quien no sabía qué decir, notando la decepción en sus padres y en HoSeok, que había llegado junto con NamJoon. Fue en ese instante que sintió el peso real de lo que había cometido sin meditarlo y siendo estúpidamente egoísta. Quería reírse, no porque le pareciera divertido, sino porque estaba ocurriendo lo mismo de siempre: su forma de ser causaba problemas.

Su lobo estaba completamente enfadado con el humano, mirándole con reproche y casi ordenándole que fuera por su omega, que permitiera que el destino siguiera su curso.

—Así que necesito que vengas —ordenó la madre de JiMin, alertando a los padres de YoonGi.

—¿Por qué? —inquirió queda la madre del rubio, recibiendo una mirada fúnebre de su amiga.

—Porque sólo hay una forma de remediar esto y es que él vaya y cumpla con su parte.

—¿No puede otro alfa...?

En ese instante la madre de JiMin gruñó y se levantó de donde estaba sentada, viendo indignada a la otra.

—Tu hijo es el causante de todo esto, no quieras que otro cargue con responsabilidades que no le corresponden. Por una vez en tu vida, deja que tu hijo resuelva sus asuntos —regañó y, mirando a TeaHyung, suavizó un poco sus facciones —. Llévatelo.

El castaño asintió y se levantó para acercarse al rubio, viéndole con frialdad. El otro sin más se puso de pie y siguió a TaeHyung, saliendo de su casa.

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Se encontraban en la camioneta de los Zafiro, yendo en silencio y con una tensión demasiado palpable.

YoonGi realmente no sabía qué estaba sucediendo, no había pensado en las dimensiones de su decisión. Se sentía confundido porque sabía que no amaba a ese chiquillo, pero esa sensación de miedo a que fuera a desaparecer, le estaba matando.

Pronto llegaron a la casa de los Fuego, yendo directamente al hospital que había a un costado de la casa principal. Esa manada tenía la reputación de ser excelentes médicos y rastreadores, y aunque no pertenecieran a las Cinco Céntricas, tenía el respeto ganado. El edificio no era muy alto, pero por dentro era muy espacioso, con lo característico de los hospitales convencionales.

YoonGi fue guiado hasta un sótano, donde podía escuchar alaridos y gemidos que le erizaban la piel, poniendo en alerta a su lobo que rasguñaba ansioso de llegar, porque sabía de quién era aquella voz. En cuanto el rubio llegó donde el padre de JiMin conversaba con YonHye, la doctora, sintió la mirada asesina del alfa Zafiro.

Dudando a amarteWhere stories live. Discover now