Capítulo 4: Cartas extraviadas

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Agosto nuevamente se repetía en el calendario, esta vez 1915 era el año y con eso se marcaban dos desde que abandonó Escocia dejando a Candy allá con un escueto adiós en una sencilla carta. Ahora todo era diferente, estaba cosechando el fruto de lo que sembró y le sabía tan bien comprender que lo había obtenido con su propio esfuerzo. Sí, significó muchos sacrificio, en todos sentidos, además de haberse ganado fama de hostil, taciturno y engreído, pero valía la pena cada cosa, incluso limitarse tanto en sus gastos, pues ahora, entre otras cosas, ya podía costearse un auto, por supuesto que no se parecería en absoluto al que su padre le regalara hace más de tres años en Inglaterra, pero éste era completamente ganado por su propio empeño.

Y no sólo eso, también estaba Candy, de quien sin verla se sentía cada día más enamorado, por lo que en cada oportunidad se burlaba de sí mismo diciéndose cosas como: "Si así estoy sin verte no quiero pensar que pasará cuando te tenga enfrente". Luego una amplia sonrisa aparecía de improviso en sus labios. Así se encontraba en ese momento, sonriente, a pesar de que su posición aparentaba seriedad, con el cuerpo y una pierna recargada sobre una pared de la sala de ensaño y sus brazos cruzados sobre su amplio pecho. Agradable o lastimosamente para él, dependiendo el lugar en que se encontraba, ese tipo de pensamientos, acompañado de sus respectivas sonrisas, lo invadían cada vez más seguido por lo que sus compañeros de teatro ya lo estaban notando.

—Graham, ¿otra vez riendo solo? Si lo haces una vez más al día comenzaras a asustar a toda la compañía. Antes tres veces era tu límite ya casi lo duplicas.

Karen Klaise su castaña e impertinente compañera de reparto con la que compartían el mismo humor sarcástico nunca podía evitar embromarlo al verlo así, menos aún si Susana se encontraba cerca puesto que, como todos, sabía que había estado tras el joven inglés desde que llegó, y como la rubia no era ni de cerca santo de su devoción pues aprovechaba para molestarla.

—¿Qué quieres Klaise?

—Por favor Terry, ni aunque intentes parecer molesto lo logras, tienes una cara de bobo enamorado –esto último prácticamente lo grito.

—Susana anda cerca ¿cierto? –el joven negó con la cabeza mientras hablaba por lo bajo pues ya sabia de la rivalidad entre sus compañeras. Como única respuesta Karen casi volvió a gritar.

—Bueno como cada vez que recibes carta de tu novia, subes al techo a leer y regresas con esa sonrisa que únicamente arriba de escenario, actuando, puedes ocultar.

Terrence volvió a reír, en verdad era muy obvio.

—No es mi novia –no muy convencido aclaraba sólo para Karen, aunque agregó–. No al menos oficialmente.

—Por favor, no seas ridículo, cada semana, o antes recibes o mandas una carta, sé que eres inglés pero no seas tan formal.

—Muy bien.

—Muy bien ¿qué?

—Karen –la reto mientras cambiaba de postura a una más relajada, sabía lo que pretendía pues ya había visto a Susana de reojo a unos metros de ellos.

—Sino lo dices tú yo lo diré, y sabes de qué manera lo haré.

—¿Me amenazas?

—Hey oigan todos.

La castaña se giró mientras pedía la atención de los presentes, por un momento Terry casi la detiene, pero luego de meditarlo medio segundo dejó que lo hiciera, pues a pesar de que él era reservado y no le gustaba que se metieran en su vida tampoco tenía razón para ocultar que había alguien en la misma, no había razón ni tampoco tenía la intención de que no lo supiera. Karen miró de reojo a una Susana pálida, ella sabía sobre lo del reportero y como la rubia pretendió forzar la situación entre su amigo y ella, pero lo que la animó realmente fue que se dio cuenta que Terry le permitía hacerlo, eso significa a que él quería que todos lo supieran, bueno tampoco era que lo escondiera sólo que no era alguien muy comunicativo, eso sí, tenía que hacerlo de manera sutil, sabía que Terry no permitiría que se inmiscuyera de más, tampoco tenía que presionar ese atisbo de confianza que se había creado entre los dos. Así que cuando tuvo la atención de todos, incluido el director dijo entre relajada y divertida como queriendo sólo hacer una broma.

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