•cuentito erótico•

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Dedicado a mightyred777mjj♡

1996. Lugar no concreto, 10:00pm.

Jane le miró incrédula cuando le dijo que lo haría. Se quedó con la boca entre abierta y la ceja hecha un arco de duda. Beth se quedó inmóvil dentro de su desafiante expresión. Escucharon que la impresora funcionaba.

—No, no lo harías...

Negó su amiga, muy segura de sí misma.

—Jane, tengo mis posibilidades.

Contestó Beth tranquilamente al retirar las hojas blancas con las próximas columnas del periódico. Las sostuvo un momento, mientras veía a su mejor amiga lanzar una carcajada silenciosa.

—¿Sabes qué? Hay que asegurarnos.

Ella se recargó en la mesa de la copiadora mientras se apoyaba tamborileando la madera con sus largas uñas caoba. Beth se cruzó de brazos.

—Es simple. Hagamos una apuesta —Jane sonrió maliciosa al hablar—. Si tú escribes ese relatito erótico de dos hojas, te daré quinientos dólares, ¿estás O.K?

Beth lo pensó unos segundos mirando que Jane le tendía la mano para cerrar el trato. Al final de su conversación, ya había estado de acuerdo con el pacto sabiendo que tenía tres días para deshacerse de su inocencia. Sus letras nunca contenían algo relacionado con sexo (cosa que Jane hacía todo el tiempo enviando relatos al PlayBoy), y en aquel momento no supo qué demonios hacer. Quinientos dólares era una gran oferta.

La oficina; aburrida, fastidiosa en esos días helados donde uno al levantarse sólo quiere un baño caliente y cobijas cálidas donde uno pudiera refugiarse el resto del día. Escribió muy poco relacionado con su trabajo, una columna que hablaba de los buenos días de una vecina que odiaba. Cuando lo imprimió y el señor Gordon lo recibió en su escritorio, se sentó ante su mesa diminuta donde los bolígrafos de tinta negra eran abundantes. Un montón de hojas de papel y una máquina de escribir que crujía lindamente cada vez que pulsaba una tecla.

Miró el reloj, comprobando que faltaba una hora para su salida. Iba a aprovechar su tiempo.

"Salí de mi casa para darme un tiempo de ejercicio. Allí estaba él. Lavaba un coche, y su camiseta manchada de jabón me exitó tanto que me frote contra mi ropa interior de forma disimulada. Él hizo lo mismo"

—¡¿Qué?!

Una enorme risa. Beth le arrebató aquel corto escrito más que imporvisado. Era el mejor para ella, ya que veinte hojas de papel terminaron en su cubo de basura. Michael se doblegó y se tiró en el suelo golpeando el azulejo con el puño. Beth le dio una patada en la pierna.

—¡No te rías, fue lo mejor que pude hacer!

Exclamó Beth golpeando a su odioso compañero de habitación por segunda vez.  Él se detuvo y se volvió a levantar con las esquinas de los ojos desbordando en lágrimas. Las limpió con el dorso de su mano.

—Betty, betty... Eso es menos erótico que el hombre desnudo que canta en el balcón de enfrente.

—¿El señor Chase?

Michael asintió y Beth se llevó las manos a la cabeza.

—¿Tú lo has visto?

—Todo el tiempo. Una vez me guiñó el ojo. Fue horrendo.

Beth meneó la cabeza, tratando de despejar su mente del hombre grasoso que siempre dejaba la ventana abierta. Se concentró en Michael, con quien vivía bajo el mismo techo desde que se había mudado, o sea cuatro años. Un amigo que no había pensado tener jamás, y se dio una idea de aquella extraña amistad el día que lo vio entrar en el departamento cuando estaba buscando un compañero. Desde ahí, todo seguía más o menos igual.

•Imaginas de Michael Jackson•Where stories live. Discover now