La mejor casualidad

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Estaba una chica caminado bajo la lluvia en un día oscuro. Su cabello rubio estaba mojado y sus ojos azules iban entrecerrados. Ella estaba acompañada de la soledad y recordó todos los miedos que tiene hacia ella misma por lastimar a los que ama, al recordar ello, frunció el ceño y cerró los ojos apresurando el paso.

Ella iba pisando con mucha rabia los charcos que se le cruzaban por el frente. Cuando cruzó una calle sin prestar atención, un carro apareció y casi la atropella.

Al voltear y ver el auto, el miedo la congeló, pero no sintió el choque porque alguien la empujó y ya estaba a salvo al otro lado de la calle.

-¿Estás bien?-preguntó un chico con una sombrilla en su mano y sus ojos azules estaban mirando fijamente a la chica mientras su cabello de color blanco se mojaba.

-Si...-dijo la platinada mirando la cara del chico la cual la dejó sorprendida-G-gracias.

-No me tienes que agradecer nada-dijo el alvino levantándose y ayudando a la platinada-Veo que estas muy mojada-dijo dándole su sombrilla.

-No tienes...

-Por favor...

-Gracias-dijo la rubia aceptando la sombrilla-Pero te vas a mojar.

-Eso no importa, es mejor a que no te resfríes-dijo el chico alejándose a paso lento.

La joven se sonrojó y se fue en la dirección contraria al chico, solo podía pensar en él.

Cuando llegó a su departamento, cerró el paraguas y se recostó contra la puerta, no pudo evitar soltar un suspiro mientras miraba el techo

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Cuando llegó a su departamento, cerró el paraguas y se recostó contra la puerta, no pudo evitar soltar un suspiro mientras miraba el techo.

-¡Elsa, acabo de limpiar!-dijo una chica de ojos azules y cabello naranja, la cual era la hermana de la joven-¿Y esa cara?

-Anna... hoy fue el mejor día de todos-dijo Elsa muy feliz saltando por todo el lugar.

La pelo naranja estaba confundida, pero Elsa sintió compasión y le contó lo sucedido. La rubia estaba triste porque quizá nunca más lo volviera a ver, pero ella sabía que aunque era algo muy loco se había enamorado de ese chico.

 La rubia estaba triste porque quizá nunca más lo volviera a ver, pero ella sabía que aunque era algo muy loco se había enamorado de ese chico

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