3.Media noche

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--Mizuki...

Ella se presentó bajo el mágico destello de la noche, colándose por la ventana de cristal. Con una delicada y coqueta reverencia, lo hizo sentir el dueño del mundo. O al menos, de una diosa perfecta.

Ambos estuvieron varios minutos conociéndose afuera del baño de empleados sino fuera porque la segunda ronda de exquisita música empezó a inundar la sala. Solo que ahora, un grupo de cuatro bellas damas con voces espectaculares eran las protagonistas.

Una presentación que se perderían indudablemente.

De la mano iban por toda la sala, siempre llevándose miradas y uno que otro halago de personas ajenas. Recorriendo el alfombrado piso de color rojo, parecía ser su escenario perfecto. La suave pero seductora pieza musical era todo lo que necesitaban para despedirse del mejor casino del mundo.

Kuroro iba atrás de su nueva cita, totalmente encantado de su andar, cada movimiento y gestos que hacía. ¡Que fortuna era poder tomar su mano! Por supuesto, ella sabía a lo que se atenía y además se veía dispuesta a disfrutarlo al máximo.

Sin dejar de ir al compás del jazz de fondo, convirtió el pasillo en una sala de baile improvisado y así fue como la coqueta mujer, bailoteó delicadamente y de paso hizo girar su cuerpo aun de la mano de su pareja. Descubriendo su silueta que se ajustaba perfectamente al vestido rojo. Elevando su rubia cabellera y parte de sus piernas. Los agraciados pasos improvisados parecieron resultar efectivos.

Kuroro no le siguió el paso, él no se podía mover.

Momento que aprovechó para seducirlo un poco más, pues ella con el paso más encantador se acercó y ante de eso, se mordió el labio disimuladamente.

--Y... ¿A dónde me llevará?—Tuvo mucho cuidado de ser muy respetuosa con él, con solo verlo se podía deducir que aquel hombre de ojos oscuros mantenía una imagen de superioridad. Cosa que podía resultar molesta pero que tenía que mantener si lo que quería era tener una velada increíble.

--Sugiere...-- dijo Kuroro mientras tomaba una copa de dorado whisky de una de las bandejas de las camareras. Dedicándole una inquisitiva mirada, se veía dispuesto a experimentar con ella, esperando que su belleza no sea su único atributo.

Y así fue como ambos se analizaron rápidamente y por supuesto se permitieron conocerse mucho más.

Ella, quien se hacía llamar Mizuki. Era una mujer asiática pero a diferencia de todas, tenía el cabello rubio y los ojos azules naturalmente, no era muy alta y tampoco mantenía grandes atributos como las mujeres europeas del casino. ¿Qué era lo que llamaba la atención tanto en ella?

--Casi son las 22h: 00 –Llevó su mano a la copa de Kuroro y le impidió tomar. Sabía que tan guapa se veía a través del cristal. –Me gustaría ir a cenar. – Firme y sensible al mismo tiempo, deslizó su dedo lentamente por toda la copa.

Y él... Kuroro tenía fama de ser un poderoso empresario y además de ser la persona más joven en ganar su vasta fortuna, viajaba por todo el mundo por negocios y de paso, se daba sus descansos. También mantenía rasgos asiáticos, evidenciado en su cabello y ojos que eran muy oscuros, su pálida piel y sus modales. Como era de esperarse, era perseguido por un centenar de muchachas, unas por su apariencia y otras por su posición social. Pero por más simple que parezca, él solo quería a la dama que aceptara entrar a su juego.

Como le encantaba aquellos trances en que no podía dejar de admirarla, no sabía si su expresión era patética o cuales eran sus intenciones. Sólo podía sentirse fascinado por su forma de jugar. Aunque todavía parecía ser temprano para decidirse ¿tal vez?

SEDUCCIÓN(KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora