Capitulo 8

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Pasiones de Luna

CAPITULO 8

Taeyeon miraba a la líder de la manada del Bosque Negro y que había sido su protectora durante sus años de locura. La líder era una joven loba de pelo castaño rojizo, quién al verla se arrodilló frente a ella y le cedió su trono, Taeyeon la tomó de los brazos y la puso de pie con suavidad.

-Nunca voy a olvidar que fue tu manada la que me cuidó en éstos 22 años.

-Era nuestro deber mi señora, no podíamos dejarla abandonada, y sabe muy bien que nosotros estamos listos para entrar en acción, aunque me gustaría saber exactamente lo que está pasando.

-Hanna no ha muerto como muchos habían pensado. Pero eres joven y necesitas saber la historia completa, ¿has logrado convocar a otros líderes de manada?

-Tres están aquí, representando a las manadas del Desierto, de la Pradera y de los Llanos, las manadas que faltan son las de las Montañas, la de los Ríos, la de la Selva y por último...

-La del ártico, mi manada, no te preocupes ShinHye, después enviarás a los mensajeros a las manadas que faltan, exceptuando a la de las Montañas. –Taeyeon se sentó para prepararse a contar su historia.

Todo empezó hace más de 500 años, cuando todavía había guerras entre las manadas por la supremacía, más aún, el hombre empezaba a utilizar armas de fuego, lo que lo hacía un rival temible. Por eso se decidió hacer una reunión juntando a las 9 manadas, las que mencionaste, la tuya y la Manada de los Cazadores comandada por Hanna. Como ustedes saben la mayoría de los licántropos tienen un promedio de vida de 300 años, además de que durante los primeros 150 años no tienen control sobre el lobo interno durante la luna llena. La manada de Hanna y la mía eran diferentes, no solamente vivíamos más que los otros licántropos, si no que siempre hemos podido controlar nuestro lobo interno, sin importar si es de día o noche, mientras sea la época de luna llena, nosotros podemos decidir qué forma asumir.

Fue por esas características que las otras manadas decidieron obedecer a aquella que resultase vencedora, se escogieron a los mejores 6 guerreros de cada manada para enfrentarlos a una lucha a muerte. Recuerdo que fue una lucha encarnizada, y larga, ninguno de los dos bandos quería perder, y es que desde tiempos antiguos ambas manadas eran las que más se enfrentaban, por el territorio, la caza y el derecho de criar a los cachorros. Al final de la lucha sólo quedábamos Hanna y yo, ambas apenas habíamos sido nombradas líderes de manada y Hanna tenía fama de cruel, sin embargo, y ahora me doy cuenta que fue por suerte, logré vencerla. El rito exigía que la matará, pero yo, ufanándome de haber derrotado a una de los licántropos más fuertes decidí perdonarle la vida, claro que lo único que logré fue herir todavía más el orgullo de Hanna, y ésta junto con su manada se negaron a someterse a mi mandato.

Después de ese incidente Hanna no perdía oportunidad para retar a los míos, al principio lo hacía de frente, pero mi manada fortalecida por la adhesión de nuevos miembros del resto de los linajes en el mundo, nunca perdió. Cada derrota era un nuevo golpe en el orgullo de Hanna, una nueva afrenta que merecía ser vengada y que poco a poco fue cambiando su forma de pensar, hasta llegar a lo que es hoy, un ser que es despreciado por el resto de las manadas, ella y sus cazadores son fuertes, pero también son el producto de lo peor que hubo en otros linajes y que por su comportamiento fueron expulsados de sus respectivas manadas. Ese odio fue lo que deformó el cuerpo de Hanna, pues si bien tenemos la misma edad, ella luce más acabada que yo.

Hace 30 años, yo estaba dispuesta a renunciar a mi mandato en la manada, a lo largo de mi vida no había tenido una pareja, pero si había engendrado 7 hijos fuertes y valientes, de los cuales siempre estaré orgullosa, el mayor de ellos ya había sido designado como mi heredero, y fue cuando Hanna decidió atacar pero ésta vez ella ganó...

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