Capítulo 1 El patinador

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Esta tarde cuando caminaba con mi mejor amigo, Chris Giacometti, con el ánimo por los suelos y totalmente absorto en mis pensamientos lo he vuelto a ver; sus ojos esquivos se cruzaron con los míos por menos de un instante. No se si desperté algún sentimiento en él, una llama muy pequeña que calentara su frío corazón y reviviera en él un poco de lo que hubo entre nosotros hasta hace no mucho tiempo. Verlo acompañado por poco me destroza el corazón, pero en realidad me di cuenta de que ese acompañante no era su nuevo capricho, sino un amigo suyo, que unos segundos después tomó de la mano a otro chico mientras él intentaba aparentar que no me había visto. Y sólo una pregunta pasaba por mi cabeza mientras se alejaba más y más hasta perderse de mi vista: ¿por qué, eres tan cruel conmigo?.

–Tienes que dejar de pensar en él- me dijo Chris y bajé la mirada -Victor, él no es para ti-

Mi nombre es Victor Nikiforov. Soy un importante empresario ruso; quedé a cargo de las empresas de mi padre, Evgeni Nikiforov, desde los veinte años y ahora que ya tengo veintisiete he logrado expandirme y casi triplicar las ganancias anuales. No ha sido sencillo, pero mi mayor logro a nivel laboral, definitivamente, fue asociarme con las empresas Plisetsky, a cargo de Nikolai Plisetsky, un hombre que lleva más de cuarenta años en el negocio y que sabía que, asociándose conmigo, conseguiríamos cerrar varios tratos multimillonarios con otras empresas de renombre.

En realidad siempre me he interesado por el manejo de estas empresas desde muy joven, de tal manera que nunca antes tuve tiempo de enfocarme en otras cosas. Muchos de mis amigos siempre me dijeron que mi carga de trabajo me impedía salir con ellos por las noches a bares, encontrar pareja y demás. Chris insiste en que desperdicié mi juventud trabajando, pero yo no siento que haya sido de esa manera. Me gusta lo que hago y, en realidad, hasta hace poco más de un año sentía que mi vida era perfecta, que estaba ascendiendo de la manera que siempre había esperado y que todo iba de maravilla... pero todo mi mundo ha dado un inesperado giro de 180 grados que me ha puesto en circunstancias que jamás pensé que me viera en la necesidad de enfrentar.

Todo comenzó el día que tuve mi primera reunión con Nikolai Plisetsky después de haber firmado legalmente como socios, la cual fue para discutir, a grandes rasgos, la manera en que comenzaríamos a manejar la campaña que lanzaríamos. Nos reunimos temprano en su oficina un viernes por la mañana; nuestro primer proyecto era un comercial de autos y él y yo estaríamos a cargo de la parte administrativa, así que teníamos mucho que cubrir. Tres casas productoras de alto estatus y varios actores reconocidos internacionalmente estaban interesados en participar en esta gran campaña con los autos Lamborghini así que no había tiempo que perder.

Trabajamos prácticamente todo el día, tomamos apenas un pequeño descanso para almorzar y todo marchaba mejor de lo que yo hubiera esperado, definitivamente había heredado de mi padre la pasión por el manejo de las empresas en todos los aspectos.

Después de llegar a un acuerdo satisfactorio casi caída la noche estábamos a punto de despedirnos cuando un adolescente rubio y de ojos verdes entró sin tocar y se quedó de pie mirando al señor Plisetsky. Iba vestido de negro completamente, a excepción de una chamarra que parecía ser de auténtica piel de leopardo.

–Yuratchka, ya te he dicho que no me gusta que entres sin llamar- le dijo Nikolai -además parece que no te he enseñado modales. Él es el joven Victor Nikiforov, mi nuevo socio, preséntate como es debido-

El joven me miró sin expresión alguna y me tendió la mano

–Yuratchka Plisetsky- me dijo -un placer-

–El placer es mío- le sonreí

–Éste jovencito es mi nieto- aclaró Nikolai -¿puedo saber qué necesitas?-

Love the way you lie - VicturioWhere stories live. Discover now