« VI »

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Michael se había quedado dormido pensando en cómo acercarse para entregarle el cuaderno, al principio se le ocurrió mandarle un mensaje en Facebook, pero después creyó que sería una mala idea ya que ella podía llegar a pensar que él la acosaba o algo por el estilo, así que sólo opto por devolvérselo cuando ella llegará a la biblioteca.

Pero sin que él lo planeará, Emily se acercó a él en su hora de descanso, cuando Michael la vio acercarse juraría que su corazón latía muy rápido.

— Hola ¿Michael? —saludo ella, él notó que Emily no estaba muy segura de su nombre.

— Sí —se limitó a contestar, cuando se dio cuenta de lo seco de su respuesta rápidamente la saludo de vuelta—. Hola.

Ella sonrió cuando escucho su voz, pero rápidamente su rostro mostró preocupación.

— De casualidad ¿no tendrás un cuaderno que olvide ayer en la biblioteca? —Michael pudo notar la súplica en su voz—, lo olvide ayer y lo busque en cosas perdidas pero no hay nada y no sé, se me ocurrió que tú lo tendrías.

Michael se limitó a asentir, mientras buscaba algo en su mochila, escucho como ella chillaba de la emoción y él se rio ante el dulce sonido que ella había emitido.

— Cuando note que lo habías olvidado, salí corriendo a buscarte y devolvértelo, te grite, pero al parecer no me escuchaste así que lo guarde —dijo rápidamente, noto como las mejillas de Emily tomaban un leve color carmesí y continuo—, iba a devolvértelo en la biblioteca, cuando fueras...

Michael dejo las palabras al aire y ella sonrió tomando el cuaderno que él le estaba ofreciendo, cuando lo tuvo en sus manos, lo abrazo.

— Gracias, no sabes lo importante que es este cuaderno para mí —Michael moría por dentro de tan sólo ver la escena y de verla a ella tan tierna. Todo esto cambio tan rápido cuando ella abrió los ojos de tope—. No has leído nada, ¿verdad? —él negó rápidamente y ella lo miro acusadoramente—. ¿Lo juras?

— Lo juro, jamás leería algo que no es mío —contesto el chico defendiéndose, aunque había algo dentro de él que lo reprimía por primera vez en su vida, no ser un chico curioso. Ella rio ante la respuesta de él y Michael ladeo la cabeza algo confundido—. ¿Dije algo gracioso?

— No. Bueno sí —contesto la rubia entre risas—, lo que acabas de decir no tiene sentido, todos en nuestras vidas hemos leído algo que no es nuestro, como por ejemplo los libros o hasta un estado de Facebook o un tuit de Twitter, ¿entiendes?

Michael empezó a reírse y podía jurar que ella tenía una sonrisa boba en el rostro y apareció justo cuando él empezó a reír.

The Girl From The Library -mgc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora