CAPITULO XXIV

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Había pasado una semana tranquila, comprando el boleto de avión, arreglando todos los papeles. Dejando todo listo para el viaje.

En esta semana no había recibido ninguna llamada del chico bonito, creo que se cansó de insistir y sentía que era lo mejor.
Después de pensar y pensar, sobre todo lo ocurrido llegó a la conclusión de que no debia guardar rencor a esa familia, ellos no tienen la culpa de nada, incluso sentía que debía perdonar a su hermano. Tal vez su amor u obsesión no sabía que fue lo que sintió, lo cegó completamente, además de la profunda depresión que tenía aunque eso no justifica la barbarie que cometió, no se podía hacer nada, él había decidido suicidarse, ejecutó su propia condena, asi que es mejor sanar las heridas, porque de que servía seguir enojada, eso no va a devolverle a Carlos, él ya esta en un lugar mejor, y algún día volverían a reunirse y si no pudieron ser felices en la tierra lo serían donde él se encuentre.

El odio solo traería mas desosiego a su vida, y no quería mas eso, bastante sufrió cuando todos la acosaban y no la dejaban en paz; cuando se tatuó y la veían como bicho raro, como si ellos fueran perfectos, sintió odio hacia todos, pero ahora se daba cuenta, que la única perjudicada era ella misma, al intoxicarse con tanta negatividad; Es así que decido vivir ligera de peso, sin importarme el que dirán, ni las habladurías de la gente, y con este viaje sé que podre encontrar paz y tranquilidad.

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No lo podía creer ya estaba en Alemania, disfrutando de sus paisajes, de su aire puro, era un lugar increíble, ¡cielos! no se arrepentía de haber venido. Además conoció chicos muy amables que la han llevado a conocer lugares espectaculares, hoy tenían pensado ir a Amsterdam pero no se pudo, porque están esperando un amigo que viene para acá en estos días, y decidieron hacer un solo viaje incluido él. Siguieron recorriendo las calles y bares del país, hasta que llegue su dichoso amigo.

Diana podría irse sola, pero se había encariñarado con estas personas, sentía que no sería lo mismo, ellos eran muy divertidos, nada que ver con los fríos alemanes como suelen ser caracterizados. Esto le hizo recordar al libro Pídeme lo que quieras, que quieren que haga es una de mis favoritos, guerreras maxwell al poder... Debía de controlarse.

Han pasado dos días y por fin hoy llegaba el amigo que tanto esperaban, hasta ella estaba con ganas que venga, más que por él era para poder ir a Amsterdam. Los chicos fueron al aeropuerto a recibirlo, y Diana se quedó en casa, habían decidido arrendar una casa para todos de esa manera les salía mas ecónomico. Estuvo hablando con su madre por mucho tiempo, estaba preocupada por ella, algo común en las madres, ya le había explicado que si estaba comiendo bien, que si se veía pálida es porque hacía mucho frío, Después de escuchar las quejas de su madre por más de una hora, era el turno de Karina, a veces es tan irritable, ni bien habían comenzado hablar, ya le preguntó si estaba saliendo con alguien, si habían chicos lindos, qué tal estaba la cerveza alemana, ¡dios! no hay quien la pare cuando comienza hablar, después de un interrogatotia mejor que del FBI dejenme decirles, tuvo que salir con un tema que habia estado evitándolo, Gabriel, le contó que había preguntado por ella muchas veces, pero había cumplido con lo de no hablar. Después trató de decirle que el había decidido viajar, pero le dijo que no le interesaba y tampoco quería saber a donde fue. Terminaron su videochat de mas de dos horas, si que tenian muchas cosas que contarse.
Estaba en el cuarto cuando escuchó unos ruidos en la sala y supo que ya habían regresado, seguro con el amiguito que tanto esperaban, por eso decidió salir para conocerlo, pero casi se desmaya cuando el chico volteó a ver y supo quien era.

Los tatuajes del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora