FALSO (Argchi)

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Cuando termine de vestirme fui al comedor. Manuel había puesto unas tazas de té y unos panes con palta, típico del él, ahora seguro estaba en la cocina vaciando un paquete de galletas en algún plato.

- ¿Te gusta la palta?- Dijo saliendo de la cocina con el plato reventando de galletas de chocolate. Le quiero tanto que conosco cada movimiento.

-¿No serán muchas galletas para dos personas? Nos dará diabetes- le conteste.

-Na, de algo hay que morirse.

Tome un trago de mi tasa, pero el agua estaba tan caliente que me queme y para peor con la impresión la solte y todo el líquido callo en mi pantalón, no paso mucho hasta que las carcajadas de Manuel se unieran a mis expresiones de dolor.

- ¿Cómo podí ser tan weon?- decía entre risas, risas que podría disfrutar si no se me estuviesen quemando  las partes más importantes del hombre y no, no hablo de su personalidad para los que no entendieron- Ya, quítate el pantalón-se levantó y fue a la cocina.

Hice lo que me había indicado tan rápido como mis condiciones me lo permitieron, como la ropa interior igual estaba mojada me la quite también, justo en eso llega el Manu con un paquete de porotos verdes congelado, dirigió la mirada hacia mi y en menos de un segundo, me tiro el paquete a la cara y se dio media vuelta todo mientras maldecía al aire.

- ¡¡PERO DI ALGO ANTES DE QUE TE VEA!!- Su voz temblaba mucho y aun dado vuelta se le notaba que estaba demasiado sonrojado.

-¡Pero boludo si tu me dijiste que me sacará los pantalones!

-¡Pero no los calzoncillos! Ya sabí me voy a acostar.

Me quede solo en el comedor sin entender del todo lo que había pasado ¿Por qué se había puesto así? Ya me había visto desnudo antes, después de todo pasábamos siempre en las casas del otro cuando estábamos saliendo es más ¡Una vez nos bañamos juntos!

***

Ya son como las cuatro de la mañana y por fin el dolor de la quemadura paso, parece que por fin podré dormir un poco. Aunque el sillón no se parezca en nada a mi suave cama me conformaré para estar cerca del Manu. Extraño tocar su suave piel antes de dormir, sus tiernos besos de buenas noches y su  somnolienta voz calmandome cuando tenía una pesadilla...

Recordando esos buenos tiempos me quede dormido o mejor dicho me habría quedado dormido si no fuera porque el sonido de una olla chocando con el piso me dio el peor susto de mi vida.

Abrí los ojos y me incorpore rápidamente, quizás había entrado un ladrón. Tome uno de mis zapatos y me dirijí a la cocina, entreabri la puerta y vi la silueta de un ser humano, permanecí estático ¿Martin, quien te manda a defenderte de un peligrosicimo ladrón con un zapato? La macabra figura abrió el refrigerador y como este se iluminaba cundo lo abrían el rostro del sospechoso quedó al descubierto, era ... ¿Manuel? Pero debería estar durmiendo a esa hora... Ahora que lo veía tenía unas notorias bolsas en los ojos y parecía un poco más delgado de lo normal, se giro hacia mi y yo rápidamente volví al sillón, sentí como salía de la cocina y se sentaba a un lado de mis piernas, luego de un rato se fue pero no me relaje hasta oír la puerta de su habitación cerrarse.

¿Por qué hui del Manu de esa manera? Bueno eso estaba claro, si me encontraba husmeando me habría gritado otra vez y creo hablar también por los vecinos que no queremos oír los gritos del Manuel a estas horas de la mañana, aunque me seguía preguntando ¿Cómo es que en el día no había notado esas ojeras?

Finalmente me quede dormido.