Éramos infinitos. •LS•

Agria actualidad.

Hoy tuvimos examen. Ni siquiera supe lo que contesté, así que estaba claro que reprobaría.

Me extrañó un poco el que no te hayas presentado, nunca sueles faltar.

Al salir de clases, iba rumbo a mi casa, pasé cerca del consultorio médico del centro de la ciudad y te vi saliendo de él con un sobre. Estabas llorando.

Quise acercarme a preguntarte si estabas bien, porque aún me importas y me duele verte así, pero sin embargo, no lo hice, así que seguí de largo, rezando porque no me hayas visto.

Media hora después, me encontraba en mi habitación, dándole vueltas al asunto.

¿Qué pasó ahora, Harry?

También me puse a pensar en que es un poco ridículo que te escriba notas si nunca te las voy a entregar, así que pensé en no hacerlo más.

Me levanté y me dirigí al armario, buscando en el fondo la caja con las notas que anteriormente había escrito.

Pero había algo mal, y es que la caja no estaba. Oh, no.

¿Quién pudo agarrarla? ¿Quién sabía sobre las notas?

Me puse a pensar pero ninguna respuesta lógica llegaba a mi mente. La única persona que sabía de las notas era Niall.
Lo llamé pero me contestó que él no las había tomado, y que tampoco le había mencionado a nadie más de estas.

Hasta que recordé algo. El día en que me quisiste dar la libreta para que tomara apuntes, estaba tan apurado en irme que dejé ahí una de mis libretas. Una en la que llegué a escribir notas, y llegué a mencionar el lugar en el que las guardaba. El único que quedaba en el salón ese día eras tú.

Vaya suerte la mía, ¿no?

También recordé que seguías teniendo una copia de las llaves del departamento, así que no supondría un problema abrir y tomarlas.

Ay, no.

El simple hecho de imaginarte leyendo todo lo que he escrito y he recolectado ahí, (porque aparte de guardar las notas ahí, también tengo algunas de las cosas que me regalaste y que te había jurado que las había quemado), me hizo sentir avergonzado.