Equipo Voltron: Listos para la misión

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La alarma comenzó a sonar de improvisto. Las paredes del campo de entrenamiento comenzaron a parpadear en rojo, y la voz de Allura se escuchó  a través de los altavoces. Zarkon les estaba atacando. Cogió la chaqueta y fue corriendo a la sala de pilotaje. Koran estaba junto a la princesa, gritando por el altavoz de forma dramática. Pero Allura parecía tranquila. Unos segundos después, apareció Shiro con el traje espacial.

-¿Qué sucede princesa?- dijo tras observar por el cristal. 

-¿Dónde está Zarkon?- dijo Keith cruzándose de brazos. Ahí no había nadie.

Pidge y Hunk entraron por la puerta.

-Habéis tardado demasiado. Tenéis que estar alerta si nos atacan. Ni siquiera estáis preparados para la batalla.

-Espera. ¿Era una falsa alarma? ¿En serio? Oh, venga, se me van a quemar las galletas.-dijo Hunk llevándose las manos a la cabeza. 

-¡Y si hubiera sido real! ¿Qué habría sido de nostros?-gritó Allura.

-Princesa, tienes que entender que estamos todos agotados tras la última batalla...-Pidge intentaba calmar el ambiente.

-Deberías estar entrenando. Sólo Shiro lleva el traje. Keith al menos va armado. 

-¿Que os pasa?-Lance entró en pijama a la sala.- ¿Qué es todo este jaleo? ¿No sabéis dormir?

-Tsk.-dijo Keith con desprecio.- Buena, Lance. Espero que estuvieras cómodo.

-¡Cállate estúpido! -dijo acercándose a él.- Hueles mal.

-¡He estado entrenando! Algo que deberías hacer tú también.- dijo molesto, mirándolo con odio.

-¡Basta ya!-dijo Shiro.- Estoy harto de vuestro comportamiento. Nos perjudicáis a todos. -Keith bajó la cabeza.


Llevaban ya unos meses juntos. Pero desde el primer día no había podido soportar a ese chico, Lance. Era débil, y estúpido. No entendía si quiera como había llegado tan lejos. Si no hubiera sido porque a Keith le habían echado de la academia, jamás habría conseguido pilotar. Sin lugar a dudas, le irritaba cada vez que aparecía.

-Gracias Shiro.-dijo Allura.- Mañana iréis a por los materiales para la nave. Necesito que os mantengáis concentrados en la misión. Keith y Lance, por favor, comportaos. Iréis los dos con Shiro para cargar lo necesario. Hunk, tu león cargará los cristales. 

-Qué bien...-dijo Lance poniendo una de sus caras.

-Evita ir a mi lado.-dijo Keith sin mirarle de nuevo.

-¡Chicos!-Shiro les dio una pequeña colleja a los dos.- Ya. -miró a Allura.- Nos encargaremos de eso. Mientras tanto, reparad el escudo aquí en la nave.

-Eso esta hecho.-dijo Pidge sonriendo.

-Te traeré algo bonito, princesa.-dijo Lance mandandole un beso que ella evitó. Keith puso los ojos en blanco al verlo. Siempre igual.



Al día siguiente, se subieron a los leones tal y como se les había ordenado. Pidge les mantenía vigilados desde la nave. 

Últimamente había demasiadas cosas en la mente de Keith. No paraba de pensar en su familia, su hogar, y todas las incógnitas que había sobre aquello. Además, estaba lo de Lance. Le alteraba demasiado su comportamiento, y aunque trataba de ignorarlo, no podía. 

Ese sentimiento le preocupaba. No entendía que era, pero su mente le daba demasiadas vueltas a aquello. En todas las batallas, tenía un ojo encima de Lance. Al principio pensó que simplemente no confiaba en él, y que les mataría a todos si nadie lo supervisaba. Pero nunca era así, y, sin quererlo, seguía con un foco sobre él. 


Tal vez, y sólo tal vez, era... preocupación.  

¿Pero que significaba aquella preocupación por ese chico? Era un idiota, mujeriego, buscaba atención y hacía demasiado ruido. Todo lo contrario a Keith. Todo lo contrario a lo que le gustaba encontrar en una persona. Pero cada vez que Lance tonteaba con Allura, sentía una terrible rabia en su interior.

También pensó en un principio que Allura le gustaba. Pero enseguida descartó aquella opción, la princesa no le atraía lo más mínimo. Y se negaba a aceptar lo que aquello significaba.

-Keith. ¡Keith! Despierta, ya llegamos. - Hunk aterrizó el primero.

-Deberíamos comprobar el terreno antes de empezar a cargar al amarillo.-propuso Keith.

-No hay nadie aquí.-Lance aterrizó a su lado.- No es necesario. Carguemos todo y vayámonos. Venga, no seas vago Keith, ayúdales. 

Keith suspiró y bajó a ayudar a Shiro y Hunk. Había mucho que cargar, pero necesitaban que alguien se quedase en el león para protegerlos si algo ocurría. Aunque hubiera preferido que fuese otra persona más capaz.

-¿Cuántos más?-dijo Hunk mientras levantaba un cristal- Tengo hambre....

-Ya falta poco.-Shiro cargaba dos. Keith lo admiraba mucho. Era el que mejor lo trataba después de todo.

Lance les miraba desde azul aburrido. Le hacía gracia ver a Keith sudar y llevar los cristales, pero estar allí sólo le daba sueño. Bostezó y se estiró en el asiento de su nave, cerrando los ojos unos segundos. 

BUM.

Lance los abrió rápidamente. Había sentido una vibración en su asiento. Miró alrededor. No parecía que hubiese nada. Pero sabía lo que había sentido. 

BUM.

Otra vez.

-¿Azul? ¿Has sentido eso?-se incorporó en su asiento.- ¡Chicos, voy a mirar alrededor! 

-¿Ocurre algo Lance?-Shiro estaba cargando uno de los últimos cristales.

-Sólo por si acaso, me pareció notar algo.

-Lance, ten cuidado, no deberías ir sólo...-dijo Hunk quitándose el sudor de la frente. 

-Esta todo bien, tranquilos, no os preocupéis por mi, volveré a por vosotros.-sonrió hablando de forma cómica.- No me echéis de menos.

-Tranquilo.-le dijo Keith.

-Agh, que frío Keith.-le soltó mientras se iba a ver que ocurría.



Universo PúrpuraWhere stories live. Discover now