Prólogo:
9 de diciembre, 2010.
Abro y cierro mi boca, no sé qué decir. Estoy más allá de impresionada. Poco a poco voy sintiendo un dolor en mi pecho mientras ella solo comienza a desmoronarse y llorar.
Observo a papá abrazarla y decirle que todo estará bien, mientras Eva se encarga de recitar estadísticas y probabilidades. Yo solo siento que mi mundo se va reduciendo. Se va cerrando hasta quedar un pequeño punto de luz.
No puedo creerlo y duele tanto, que no puedo imaginar cómo se está sintiendo para ella.
—Cariño, vamos a intentar todos los métodos. Vamos a estar bien.
—Todo es costoso, esto es horrible. No él ¿Por qué él papá? — llora aferrándose a su abrazo.
—Vamos a poder con esto, ya verás, hay muchos estudios y...— Eva comienza a extenderse como siempre lo hace. Yo me encargo de observar. Como si fuese una espectadora.
Es más fácil fingir que estoy viendo suceder los problemas de otra familia en una dimensión desconocida a admitir que esto está sucediendo en mi pequeña familia.
Tengo 19 años y esto parece ser simplemente demasiado. Hago mi silla hacia atrás llamando la atención de las tres personas presentes, no digo nada, salgo de la cocina pero no sin antes notar como Eva niega con su cabeza desaprobando mi actitud.
Camino hasta nuestro minúsculo jardín y noto a la razón por la que mi corazón se está rompiendo, juega junto a nuestro perro. Y solo deseo que Eva tenga razón.
***
4 de abril, 2011.
—No creo que puedas con ello— ella intenta retirarse y me interpongo en su camino.
—Sí puedo.
—No lo creo. Todos saben que eres divertida y todo eso, pero no eres una chica que haga este tipo de cosas.
—Lo necesito, por favor, ayúdame ¿Qué quieres? ¿Qué ruegue?
— ¡Dios! No. Solo trato de ayudarte.
—Me ayudarás si me dejas hacer esto. Mi familia necesita el dinero, lo necesitamos.
Estoy muy cerca de las lágrimas, la desesperación es un monstruo terrible cuando se aloja en tu cuerpo, pero las cuentas no dejan de crecer, él no deja de necesitar muchas más cosas de las que estamos en este momento con acceso a pagar.
Papá y Eva trabajan el doble, y aun así no es suficiente.
— ¿Realmente vas a hacer esto? ¿Puedes?
—Haré cualquier cosa por mi familia, Kora, lo que sea.
Ella asiente lentamente con la cabeza. Saca una hoja y escribe en ella, la extiende hacia mí.
—Ese es mi número, llámame más tarde y conseguiremos algo.
***
30 de abril, 2011.
Ha sido el peor cumpleaños de mi vida.
Mi cuerpo se estremece mientras mis ojos se humedecen sin poder olvidar nada de este día. Aprieto con fuerzas mi abrigo mientras entro al bar. Seguramente me veo como me siento justo esta noche: sin vida.
Camino directamente hacia donde podré conseguir una bebida, cuando me siento me estremezco. Antes de atenderme el barman me observa dudoso, apuesto a que mi maquillaje está corrido y mi rostro muy rojizo. Sé que mi cabello es un desastre.
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La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en librerías
RomanceDexter Jefferson tiene la palabra desastre adherida a su nombre y últimamente eso parece estar más que científicamente comprobado. La prueba de ello puede ser el corazón roto que el mismo se encargó de obtener. Dexter puede ser persistente, terco y...