Capítulo 23: Frustración

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Sus ojos permanecieron un instante más detenidos en aquella figura que se marchaba calle abajo para volver con su joven acompañante. La muñeca le dolía, pero intentó no pensar en ello, al menos hasta que Shun cogió su mano y revisaba esa muñeca enrojecida en la que seguramente, en las próximas horas, se amorataría.

- ¿Estás bien? – preguntó Shun.

- Sí, es sólo... un poco de dolor.

- No te hagas el fuerte conmigo, Ren – sonrió Shun – sé que te duele. ¿Quién era ese tipo?

- Fue... mi antiguo profesor de biología y química.

- Ya... ¿Sólo eso?

- Shun... por favor... no indagues en mi pasado, ya te dije que no te gustaría la persona que fui.

- Sé que ocurría algo con él – le comentó Shun intentando hacerle entender que no le importaba su pasado.

- Ni siquiera te acercas a la realidad – sonrió Ren – créeme... acostarme con él sólo era la punta del iceberg. No indagues más, por favor.

Después de todo lo visto allí, a Shun no le cabía duda que había pasado algo entre ese profesor y Ren, pero no se había podido oler que aquello sólo fuera una pequeña parte del pasado de su novio. Casi prefirió no indagar más en aquel asunto por no molestar a su novio pese a que él sentía cierta curiosidad.

- Vamos... - susurró Shun cogiendo la mano sana de Ren y arrastrándole tras de sí.

- ¿Dónde?

- A comprarte hielo para esa muñeca. Se te va a hinchar.

- Shun...

- No, Ren – sonrió Shun –ya te lo dije... no me importa quién fuiste o lo que hiciste, sólo quiero saber en quién te convertirás ahora. Sabes tus errores y puedes evitar volver a cometerlos.

Ren resopló. Estaba claro que ese chico no iba a rendirse con él pese a todo lo que estaba descubriendo, aun así, no quería decirle nada de su pasado. Quizá si se enterase de todo, sí que le dejaría sin dudarlo.

***

Cerró la puerta tras de sí. Era tarde cuando entraba por casa. Intentó hacer el menor ruido posible y dirigirse a las escaleras para irse a dormir, cuando al pasar por la puerta del salón, descubrió esa luz azulada que salía de la televisión. Pensó que alguien se la habría dejado encendida y quiso ir a apagarla. Cuando entró, se encontró a su hermano durmiendo en el sofá, con el mando de la televisión en su mano y tapado con una fina manta. No pudo evitar sonreír, porque su hermano siempre era terco, un cabezón y con una dura coraza que le protegía de todo, pero en el fondo, sabía que se preocupaba por él y se había quedado allí esperando a que llegase.

Se agachó frente al sofá y apartó unos mechones del rostro de su hermano antes de intentar quitarle el mando de la televisión de entre sus dedos, pero Ren apretó más el mando y abrió los ojos. Ambos se encontraron en aquel tenso silencio, sólo roto por el murmullo de las noticias que aparecían en la televisión.

- Ey... te has quedado dormido en el sofá – le explicó Tai – deberías ir a la cama.

- Sí – dijo Ren sin darle a entender que se había quedado allí a esperarle.

- Nunca te había visto quedarte dormido aquí – le sonrió Tai, aunque sabía que su hermano jamás confesaría que le estaba esperando porque estaba preocupado por él.

Cosas de ricos - (Original homoerótica)Where stories live. Discover now