Capitulo 3

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Entonces, la pequeña ojiverde estaba en su casa, completamente aburrida, llevaba mas de medio día en su casa, ya que no había podido ir a la escuela por ir al doctor, donde, la vacunaron, y vaya que dolía. Los caramelos que su madre había prometido no serán suficientes, eso estaba decidido.

No hacia mas que mirar al techo, imaginando que habían hecho en su aula el día de hoy, y no podía dejar de extrañar un día de escuela, y aun mas, no podía dejar de extrañar a sus amigas, que no había visto en todo el día. Cierta nostalgia la tomo por sorpresa, recordando que su mejor amiga, no había ido a visitarla, tal y como lo había prometido el día de ayer.

Comenzaba a desesperarse, ya hace mas de una hora que la pequeña chica de ojos marrones debía de estar en su casa, y no aparecía por ningún lado. Su madre, quien estaba un poco desesperada ante los repentinos lloriqueos de su hermana menor, le dijo que esperara tranquila en su habitación, y que ella le avisaría cuando Camila estuviera aquí. Y eso era justamente lo que estaba haciendo, sin embargo, nunca había sido una chica paciente.

Su brazo comenzaba a doler, y la marca roja que le había dejado la inexperta enfermera, comenzaba a inflamarse, así que ella solo decidió cambiar de posición, tal vez así dejaría de doler.

Por otro lado, estaba la pequeña Camila de la mano de su padre, justo en frente de la puerta de los Jauregui, esperando pacientemente para que alguien de ellos abriera, y entonces, el mas grande de ellos abrió.

–¡Alejandro! – Saludó entusiasta, mientras que la pequeña solo quería ahorrarse los saludos e ir a donde su amiga. – Hey, Camila.– El hombre bajo un poco y la saludo con una sonrisa. – Lauren esta en su habitación, te ha estado esperando.– Camila miro a su papá, buscando una clase de aprobación que fue inmediatamente concedida.

–Adelante.

Ella paso, saludando con la mano a Clara, para después subir las escaleras casi corriendo, doblando por el pasillo, para encontrarse con la puerta de su mejor amiga entrecerrada, ansiaba por verla. Abrió un poco la puerta, solo para notar a su amiga dándole la espalda, con su respiración pesada, mientras que lágrimas y lágrimas caían por sus mejillas.

–¿Lolo?. – Pregunto preocupada, para después rodear su cama, y subir a la misma, en frente de Lauren, con las piernas en forma de indio.– ¿Que pasa?

–M-me.. Me duele.– Dijo entre un pequeño sollozo, señalando su brazo, Camila lo miro, y una mueca de dolor apareció en su rostro, vaya que se veía tal vez peor con el tono de piel de la ojiverde.

–¿Porqué no le has dicho a tus padres?

–Quiero los caramelos que prometieron..– Explico, un poco mas calmada.– Además, ya sabes como es mamá, no me duele tanto.– Camila sonrío, y paso una de sus manos a la mejilla de la ojiverde, que estaba llena de pecas, y la acaricio un poco, limpiando las lágrimas que habían.

–¿Pero, te duele mucho?

–Solo un poco, esa enfermera no merece inyectar a personas..

–¿Es esa enfermera gorda, con el cabello rojo, la que se parece un poco a la señora Lee?

–Esa misma.– Susurró la ojiverde, recordando como aquella enfermera no había tenido siquiera cuidado.– ¿Porqué tardaste tanto?

–Debía terminar con mis deberes..– Susurró triste.– ¡Pero aquí estoy!.– Se abalanzo contra su amiga, golpeándola en el brazo, mientras que Lauren solo soltaba un grito de dolor, haciendo que inmediatamente Camila se separara.– Perdona, Lolo.

Una Historia De Princesas.- CamrenWhere stories live. Discover now