CAPÍTULO 6

437 82 20
                                    


Luego de haber dejado a Joshua inconsciente en el piso de la sala, me levantaron y me acarrearon hasta mi habitación. En ese momento era ignorante acerca de la situación. Pensé que luego de su inoportuna visita, mamá y yo tendríamos que vivir en la calle y que para sobrevivir tendríamos que recoger latas y venderlas a la recicladora. No era capaz de imaginar la cara de sorpresa que se le quedaría a mi madre al entrar y ver que toda la casa había sido saqueada y, que su querida hija, se encontraba amordazada y con las manos atadas en medio de la habitación. Me daba miedo pensar que mi madre se enojara luego de eso, ¿y quién no?

Al entrar a la habitación, me recostaron sobre la cama con cuidado y cerraron la puerta tras de sí. Sentía mucho miedo por dentro pero no pensaba demostrarles cuán asustada estaba, incluso sabiendo que estaba a muy poco de hacerme en los pantalones. Los miré con sumo cuidado tratando de descifrar qué era lo que querían pero me fue imposible, sus miradas no decían nada. Era como si yo fuese una obra de arte o una especie de reliquia, o un ser de otro mundo, simplemente me miraban con atención, como si cada segundo fuese tan valioso que no podían perderse ningún instante. Sus pechos subían y bajaban con fuerza, podía escuchar el aire siendo expulsado de sus pulmones.

— ¿Están seguros que no buscan dinero? —pregunté luego de titubear un par de veces. Los cinco dirigieron de golpe su mirada hacia mi rostro. Pude notar que mi pregunta los había puesto un tanto incómodos ya que algunos de ellos se frotaban las manos una y otra vez.

— No buscamos dinero, te buscamos a ti, Heather. Tú nos creaste y queremos pasar cada momento junto a ti —dijo el chico que me había abrazado momentos antes.

Seguían con esa absurda idea. Tenía cierta sospecha que estos cinco se habían escapado del psiquiátrico que se encontraba a varios kilómetros de aquí. No era posible que una persona normal irrumpiera la casa de otra para decirle que es parte de ella, puede ser si eres hijo o hija de él pero este no era el caso.

Esperaron expectantes mi respuesta, se inclinaron un poco hacía adelante para escúchame mejor, pero no dije nada. Aún no podía creer que lo que estaba pasando era real. La calma me irrumpió de golpe por dentro pero aún seguía alerta, si alguno de estos se me acercaba saltaría por la ventana, no me importaría romperme una pierna con tal de salvar mi pellejo. Después de un largo silencio, hablé.

— ¿Sabes lo absurdo que es todo esto? No sé si es porque están locos y simplemente son tan estúpidos como parecen. ¿Y saben qué más? ¡Sigo sin entender por qué siguen aún dentro de mi maldita casa!

— No es absurdo ni tampoco estamos locos, es la verdad. Somos tus creaciones y queremos pasar el resto de nuestra vida contigo, Creadora.

— ¿Puedes dejar de decir eso? ¡Entiéndanlo, ustedes no son canciones, yo no soy su creadora y mucho menos salieron disparados de un radio casetera! Ustedes son unos loquitos que se escaparon del psiquiátrico y no piensan hacerle daño a nadie más. Así que salgan por esa puerta y vayan de regreso por donde vinieron.

— Chica, no somos estúpidos ni mucho menos "loquitos". ¿Puedes, por favor, dejar de actuar como una imbécil? —soltó molesta Mirtley. Quedé impactada al escuchar la forma en la que me había hablado, ¿a esta qué le había picado para que me hablase así?—. Te estamos diciendo la verdad pero no nos crees. Es cansado aparecer y desaparecer de esta cosa que llamas casa. Y es mucho más cansado si cada vez que nos ves te pones a gritar como una completa loca y empiezas a ponerte a llorar y hacerte la fuerte. Sabes muy bien que si fuéramos delincuentes o asesinos ya estarías en el sótano colgada de cabeza o enterrada 5 pies bajo el suelo.

— ¡Mirtley! No le hables así a tu Creadora —le riñó la pequeña chica—. Sabes que ella puede borrarte.

— Preferiría eso a escucharla de nuevo decir: "¡Ayuda, 5 locos se metieron a mi casa!". Le hemos explicado, Betty, y no quiere entenderlo. No podemos hacer nada más. Ha visto como aparecemos y desaparecemos de la nada, sabe muy bien que de alguna manera sabemos cosas muy personales sobre ella. —Se giró hacía mí y me dirigió la palabra. — ¿Qué más quieres saber? ¿Cómo nos volvimos humanos? Pues déjame decirte que nosotros tampoco lo sabemos y mucho menos comprendemos qué hacemos aquí, lo único que sabemos es que sentimos una atracción muy fuerte hacía ti y que tú nos creaste, y que eres tan necia y terca que no crees nada de lo que te hemos dicho. Gracias por acogernos de esta manera, espero no volver a verte nunca más. —Dicho esto, desapareció frente a todos muy molesta.

PlayliveWhere stories live. Discover now