La Caída de Trost

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PDV de Petra

Había cierto momento antes de la pelea en la que todos nosotros cerrábamos los y aspirábamos aire lentamente, como si de esa manera pudiéramos absorber la información de todas las partículas que nos rodeaban y de esa manera supiéramos todos los movimientos que suceden y sucederán.
Era como embotellar todos esos nervios hormigueares en nuestra piel, el estrés de lo que esperaba en nuestro destino, dentro de nuestros corazones.
El miedo, también correspondía a nuestros corazones.
Pero jamás lo olvidábamos; todo aquello era pera recordarnos que estábamos vivos, que debíamos seguir adelante. Era lo que nos daba valor.
Incluso Levi lo hacía. No lo parecía, pero yo me daba cuenta; el soldado más fuerte de la humanidad se preparaba.
No cerraba los ojos ni respiraba hondo, claro, pero algo cambiaba en su mirada y sus movimientos, que se volvían más precisos y tensos, como un arco a punto de disparar.
Eso era lo que hacíamos mientras a toda velocidad la tropa de operaciones especiales se dirigía a toda velocidad al distrito de Trost.
—No es lo mismo.— escuché la voz de Oluo cabalgando a un lado mío, que miraba al frente con una expresión tremendamente preocupada. Debería tomar otro suspiro, pensé. —No lo mismo, ¿cierto? Lo que ocurrió hace cinco años...
—¡No lo es!— grité. Quizá Oluo ni siquiera estaba dirigiéndose a mi, pues parecía un tanto sorprendido de mi respuesta, pero sin duda era algo de lo que yo también me debía convencer. —¡No lo será! Estamos a tiempo.— insistí.
Tragué saliva mientras apretaba las riendas de mi montura entre las manos y miré al frente, con determinación.
—Debemos creer que no será así.
Abandonamos los caballos y echamos a andar los equipos de maniobras tridimensionales en el momento en el que divisamos al primer titán desde los tejados de las casas.
Eld, Gunther, Oluo y yo Nos colocamos detrás de Levi mientras esperábamos sus órdenes y este analizaba el perímetro. Se veían tres titanes más a la vista, uno de tres metros, uno de tele y otro de quince.
No veíamos a ni un sólo soldado al rededor, y a jugar por las manchas de sangre en el suelo, paredes de las casas y bocas de los titanes, aquello era una terrible señal.
La gran mayoría de la tropa de reconocimiento nos encontrábamos en una expedición fuera en el momento en el que comenzó el ataque, y nuestro número estaría reducido por las pérdidas y los heridos. Eso significaba que sólo estaría la policía militar y los de Garrison para pelear. Ellos y... los nuevos reclutas recién graduados.
Tuve que reprimir una exclamación ahogada de pensarlo.
«Niños... sólo niños tuvieron que luchar hoy» pensé.
Finalmente, Levi dio la orden:
—Eld y yo nos encargaremos de los titanes de allá. Gunther, Oluo, busquen heridos y encuentren a los demás soldados. Petra, refuerzos.
—¡Sí, Capitán!
Sin una palabra más, la Tropa de Operaciones Especiales se puso en movimiento.
Disparé las cuerdas de mis maniobras tridimensionales hacia el muro dispuesta a cumplir la orden de mi capitán.

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PDV de Levi

Divisé a un titán de aproximadamente de veinte metros con la mitad del cuerpo de un soldado colgando de su boca.
El soldado estaba vivo aún; podía verlo debatirse, enterrar una de las hojas en la mejilla del titán aunque sabía que aquello iba a ser inútil, de modo que no esperé un segundo más para disparar el arpón de los cables de metal hacia una de las torres de piedra, formando una línea paralela a la nuca del titán. En cuando los cables comenzaron a tirar de mí brinqué y giré sobre mi propio eje, desenvainando ambas hojas con mi característica manera de sostenerlas, para crear un mayor impulso y tomar más velocidad.
Tan solo una fracción de segundos después escuché el silbido metálico de las hojas cortando la carne del titán y el vapor emergiendo instantáneamente de esta. Un círculo de calientes gotas de sangre se formaba a mi alrededor y giré un par de veces más con menor velocidad mientras suelto los arpones de los cables.
Aterricé sobre el tejado momentos antes de que el sonido del cuerpo gigante cayendo al suelo resonara al alrededor. Sin embargo, no me volví a este; los titanes muertos importaban ya, y sabía que mi corte había sido certero, de modo que volví a analizar el perímetro.
—Uno a la derecha... Dos a la izquierda.— murmuré para mi mismo.
—Heichou, ¡He reunido los refuerzos!— anunció la voz de Petra al momento en el que aterrizaba a un lado mío y consecutivamente Eld y Gunther detrás de ella.
Me volteé a mirarla sólo un momento, sin dejar de prestar atención a los tres titanes en ningún momento, analizando nuestro alrededor mientras daba órdenes:
—Petra, cuida de ese soldado de ahí abajo. El resto de ustedes ataque al de la derecha. Respecto a los de la izquierda, yo me encargaré de esos.
Sin decir una palabras más me di una vuelta y salté de la orilla del edificio, escuchando pero ignorando a Petra llamarme con voz angustiada.
—¡Heichou!
Disparé los arpones ame acerqué a la pareja de titanes, aterrizando en otro edificio.
—Qué bonita pareja.— comenté mientras caminaba hacia ambos sin prisas. —Tienen unas caras muy interesantes.
Uno de los titanes abrió la boca y se inclinó hacia mi, mostrando su dentadura de manera grotezca, pero antes de que hiciera otra cosa volví a disparar los arpones hacia una torre similar a la anterior y me impulsé con los pies hacia la dirección contraria en la que se dirigían los cables, haciendo que estos rodearan la parte de adelante del cuello del primer titán. Aproveché el tirón que estos daban y que me llevarían directamente a la nuca del titán para comenzar a girar con las hojas a los lados, cortando la sección de su piel necesaria en cuestión de segundos. Volví a saltar sobre uno de los alféizares de la torre, soltando los cables hacia el segundo titán. La altura era suficiente como para sobrepasar la suya, de modo que arqueé mi cuerpo y con fuerza lancé mis dos cuchillas en dirección a los ojos del titán. Mi puntería no fallaba.
El titán gimió y se llevó ambas manos a los ojos, ciego momentáneamente. Aterricé sobre su cabeza, chasqueando la lengua cuando casi perdía el equilibrio, pues no dejaba de moverse por sus llantos.
—Quédate quieto.— dije desenvainando otras dos cuchillas de mis costados. —De otra forma no podré hacerte un corte limpio en la carne. Salté una vez más y descendí directamente hacia la nuca del titán. La corté.
Dando un giro diagonal en el aire, volví a aterrizar sobre el tejado del edificio más cercano antes de que el titán cayera.
Me tomé unos momentos para mirarme las manos, que emitían vapor y estaban bañadas en sangre de titán hasta la hoja de la cuchilla.
Chasqueé la lengua. disgustado.
—Esto es asqueroso. Está toda sucia...— mustié la limpiaba con el pañuelo de mi cuello.
Eché un vistazo al rededor. Eld y Gunther habían acabado con el titán de la derecha y no habían más titanes a la vista, de modo que decidí descender a verificar cómo iba Petra con el soldado de hace rato.

Laugh maker [Levi x Petra]Место, где живут истории. Откройте их для себя