En una era antigua y mística el heredero del reino de Karakura, el príncipe Ichigo Kurosaki deberá afrontar con los problemas y responsabilidades que conlleva ser rey mientras que el reino se ve amenazado por otras naciones y un poderoso enemigo pla...
La ceremonia terminó, y de inmediato la servidumbre del castillo se apresuró a acondicionar el gran salón para la fiesta, y los dos salones laterales de modo que los nobles tuvieran toda la comodidad y espacio necesario para estar a gusto. Se dispusieron varias mesas en una parte, una por cada familia de la nobleza y con la familia real en frente, dejando el salón principal como pista de baile. Los jardines fueron adornados con flores y luces para alumbrar la noche, y se colocaron cientos de mesas más pequeñas alrededor dejando el espacio del centro para bailar, y con todo eso aún quedaba un montón de espacio al aire libre para escabullirse de todo el gentío que había.
Ichigo tenía que compartir con ambos grupos, tanto nobles como plebeyos por lo que no tenía tiempo de descanso. Primero tuvo que recibir todas las felicitaciones, elogios e indirectas de compromiso por parte de los nobles, luego presentarse ante los pueblerinos, otra repetición de lo que pasó con los nobles pero con menos gracia y más personas, regresó al salón y no tuvo tiempo de comer algo pues empezó a sonar la música y como era costumbre el debía iniciar el baile invitando a una doncella a la pista y luego tuvo que bailar con todas las doncellas solteras. En ese momento maldijo para sus adentros a quien sea que hubiera inventado esa estúpida costumbre, ¿En serio para qué es necesario tanto formalismo?- pensó mientras bailaba con la quinta doncella, o era la sexta, ya ni se acordaba. Solo fue consciente del paso del tiempo cuando su madre lo tomó del brazo y lo acompañó a los jardines donde tuvo que bailar también con algunas plebeyas.
A lo largo de toda la noche algunos sirvientes se acercaron a él con copas de vino y cerveza pero no quiso tomar alcohol con el estómago vacío, lo que le recordó que eran las once y aun no había comido nada. Así que después de pensarlo poco fue y comió junto a los plebeyos dejando a todos los que lo vieron con una mezcla entre sorpresa, agrado y conmoción. Su madre, por su lado fue a despedir a los nobles que comenzaban a marcharse pues a diferencia de la gente común, para ellos las fiestas se acaban antes de la medianoche.
Ichigo terminó de comer y se paseó entre las humildes personas que disfrutaban la fiesta con todas sus energías, unos bailaban descalzos, otros acompañaban a los bardos en sus canciones, "más movidas que la música de dormir que bailaban los nobles"-pero no importa lo que hicieran todo era alegría y música, y pensó que no estaría mal unírseles a la división.
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Allí mismo delante de todas esas personas invitó a una señora mayor y se puso a bailar animadamente. Algunos voltearon sus rostros con sorpresa en dirección a él, pero en seguida pasaron del asombro y siguieron festejando como si nada. Así que Ichigo pasó la siguiente hora dando saltos y vueltas al compás de la música acompañado de diferentes personas pues se cambiaba de pareja con frecuencia.
Cuando se sintió un poco cansado dejó de bailar y anduvo por los alrededores disfrutando el ver como los demás se divertían sin tener que lidiar con las responsabilidades que él tenía. Entonces recordó cuando había planeado renunciar a su derecho como príncipe y tener la vida de un simple caballero. Pensar que estuvo a punto de conseguirlo, y ahora su sueño no era más que un recuerdo lejano de algo que nunca pasara. Como envidiaba a las personas a su alrededor, eran libres de hacer lo que les hiciera felices sin importarles lo que los demás piensen de ellos. Pero no debía torturarse con los pedazos de sus sueños rotos, así que dejó de lado sus pensamientos y siguió caminando entre personas que ya ni volteaban a verlo, estaban más centrados en divertirse que en prestarle atención, lo cual lo hiso sonreír. Pocas veces podía caminar con libertad entre la multitud sin que no estuvieran pendientes hasta de su respiración.
