En una era antigua y mística el heredero del reino de Karakura, el príncipe Ichigo Kurosaki deberá afrontar con los problemas y responsabilidades que conlleva ser rey mientras que el reino se ve amenazado por otras naciones y un poderoso enemigo pla...
-¿Eso crees? Claro, porqué no pensar así. Eres demasiado ingenuo, crees en la bondad en todas las personas. Lo sé con solo mirarte a los ojos, y me sorprende que un guerrero como tu sea tan confiado. No sabes nada de mi aparte de lo que te he dejado ver, y vienes con una sonrisa honesta a ofrecerme tu amistad. ¿Cómo estas seguro de que soy de fiar?
-No entiendo a qué te refieres.
-No. Es comprensible que no lo hagas. Crees que soy una persona noble y de buen corazón que fué a orar por la salud de su madre ¿No es así?-preguntó la joven dejando a un Ichigo confundido que no entendía al punto al que ella quería llegar con todo aquello pero se mantuvo en silencio y la dejó que continuara.-Deja que te saque de tu error. Cuando oré en el templo pedía porque mi madre se repusiera lo suficiente para darle un hijo a mi padre. No me importaba si se sanaba o no, incluso si moría después del parto, nada de eso me importó. Lo único que quería era alguien a quien dejarle todas mis responsabilidades para quedar libre del apellido Kuchiki y hacer lo que me venga en gana. No me importó la vida de mi madre, ni lo que sufriría ese pequeño si llegaba a nacer, lo único que importaba era yo y mi comodidad. Ahora dime ¿Sigues pensando que soy una buena persona? La verdad solo soy alguien egoísta que solo se preocupa por su propio interés.
-¿Y qué con eso?-preguntó Ichigo de repente sorprendiendo a Rukia.-¿Que tiene de malo ser egoístas? ¡Por el Rey Espiritual Rukia! Somos humanos, no somos perfectos. Yo mismo tenía planeado renunciar al derecho al trono y dejarle toda la responsabilidad a mis hermanas. Son solo unas niñas y no me importó con tal de buscar mi propia felicidad. Incluso llegué a enojarme con mi padre por haber muerto y arruinado mis planes. Lo que quiero decir es que querer ser felices no nos hace malas personas, incluso si somos un poco egoísta. Así que quita esa maldita cara de culpable- y al decir todo esto Ichigo le apretó las mejillas y se las haló con algo de fuerza transformando el rostro de Rukia en una extraña mueca graciosa.
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-No hagas eso-le gritó después de golpearlo para luego sobarse las mejillas sonrojadas y adoloridas.
-¿No dejarás de ser tan agresiva?-preguntó Ichigo quejándose del dolor a causa de todos los golpes que había recibido en tan solo una hora.
-Tu te lo buscaste, no te quejes.
-Por supuesto que debo quejarme. No todos los días una dama loca me golpea, y menos siendo mas en... Ejem, pequeña que yo.
-¡Entonces soy la única que te puede domar!!!
-Eso sonó raro ¿No crees?-le preguntó Ichigo algo sorprendido por la forma en que se había expresado pero Rukia solo se le quedó viendo con cara de no entender a lo que se refería, provocando que él comenzara a reírse por lo contradictoria que era.-Y luego yo soy el ingenuo-dijo sarcástico.-Como sea, ni te creas tanto, no eres la primera chica que me ha golpeado.
-¡Y yo que me creía especial! Ahora veo que solo eres un saco de golpes- le dijo Rukia fingiendo decepción.
