ÚNICA PARTE DE LA HISTORIA

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En la estación de trenes de Madrid Momo espera al tren que la lleva a su lugar de trabajo. El tren llega y se sube al mismo vagón de siempre. Momo va sola, para poder verla a ella.

Si fuera más guapa

y un poco más lista,

si fuera especial,

si fuera de revista.

Tendría el valor,

de cruzar el vagón

y preguntarte quien eres.

En cuanto entra en el vagón se sienta en un asiento solitario cerca de la ventana. En la siguiente parada, como siempre, ella entrará. ''Ella'', Momo no sabe como llamarla, nunca han hablado y no se conocen de nada, pero cuando la ve su corazón se acelera más de lo normal.

El tren se para y los pasajeros bajan y suben. Entre los que suben es capaz de distinguirla. La chica la mira y Momo a ella y no puede evitar sonrojarse fuertemente. Es demasiado hermosa.
La rubia inspecciona el lugar pero sólo queda un sitio libre, que está justo en frente de la japonesa.

Te sientas en frente

y ni te imaginas,

que llevo por ti

mi falda más bonita.

En cuanto se sienta la mira a directamente a los ojos. Ésta se pone roja de vergüenza y no es capaz de articular una sola palabra. La rubia se da cuenta de la incómoda situación y deja de observarla y mira por la ventana del tren. Momo suspira aliviada, pero entonces ella bosteza y  se siente triste porque no sabe que hacer en aquella situación. Momo jamás se había sentado así de cerca de ella y está muy nerviosa.

Y al verte lanzar,

un bostezo al cristal,

se inundan mis pupilas.

La rubia vuelve a mirar a Momo con la misma intensidad que antes. Al ver que está conteniéndose para no llorar ella suspira.
No sabe que hacer, se le ha acelerado el pulso al ver a la castaña sentada cerca de ella. Aparta la vista, pues quiere que su corazón deje de correr desbocado.

Al ver como aparta la vista Momo siente que el mundo se le cae encima. Esa chica le gusta, quizás demasiado para no haber cruzado una sola palabra.
Siente como el aire se escapa de sus pulmones.

De pronto me miras

te miro y suspiras.

Yo cierro los ojos

tú apartas las vista.

Apenas respiro,

me hago pequeñita

Y me pongo a temblar.

Durante varias semanas el proceso se repite. Siempre hay un asiento en frente de Momo que es ocupado por la rubia y nunca intercambian una sola palabra. Sólo miradas, suspiros y lágrimas. La japonesa está harta de esta situación y decide que ese día va a hablarle por primera vez.
Por fin ha averiguado su nombre.

Y así pasan los días

de lunes a viernes.

Cómo las golondrinas

Jueves ||Dahmo|| One Shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora