Simon

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Penny y yo nos encontramos en el comedor, ella mira con atención su libro y parece entenderlo bastante bien. Yo en lugar de hacer tarea me dedico a poner mantequilla extra en mis bollos y los llevo a mi boca con suma concentración cuando un pequeño pajarito aparece en mi campo de visión. Penny deja su libro por fin y me observa cuando le quitó la pequeña nota que lleva en el pico. Veo una caligrafía bastante rápida y de inmediato me imagino de quién podrá ser.



Simon tengo algo que contarte y es urgente, te espero al atardecer en mi oficina.

E.H.

Penny mira con los ojos entrecerrados la pequeña nota y se la pasó de inmediato, me la devuelve después de unos segundos y por fin abre la boca.

—¿Crees que todo esté bien? — me pregunta con confusión y un poco de preocupación marcada en los ojos.

—No lo sé, dice que es urgente pero puede que solo sea otra misión, quién sabe — me encojo de hombros pero realmente no entiendo qué pasa con el hechicero.

Falta un poco menos para que sea el atardecer y Penny ha ido hacia su habitación así que camino con tranquilidad a la oficina del Hechicero. Subo la gran escalera en forma de caracol que me hace dar vueltas la cabeza porque es bastante alta y porque en la torre hace un poco de frío. Al final de la torre hay dos puertas que distingo cuando estoy ahí. Me dirijo a la oficina y llamo a la puerta pero no parece haber respuesta por lo que decido entrar a la habitación y entonces distingo una ráfaga de cabellos negros y por fin entiendo qué pasa. Van a expulsar a Baz.

Pero volteo a todos lados y no hay rastro del Hechicero. Baz se da la media vuelta y me mira a los ojos, su mirada es indescifrable pero decido pensar que me observa con odio.

—¿En donde está el hechicero? — mi voz hace un poco de eco en la habitación de mármol.

Hay un montón de libros regados por todo el escritorio y me parece que Baz ha estado esculcando y revolviendo toda la habitación porque parece un serio desorden.

Este tonto siempre metiéndose en la oficina del director. Me parece que está ocultando algo en las manos y me lanzo hacia el. Me mira con disimulado asco y me avienta hacia la montaña de libros. Me golpeo en la cabeza pero me incorporo nuevamente.

—    Siempre metiéndote en mis asuntos Snow. ¿No te parece que has ido lejos? — grita enojado y el cabello se le ha hecho un desorden total.

—    Pero si tú has sido el que se ha colado en la oficina del Hechicero. Tú eres el que está metido en problemas — recrimino mirándolo a los ojos grises que muestran fastidio. — además llevas algo entre las manos y me parece que no solo es el plan de tal vez asesinarme.

Basilton pone los ojos en blanco y en verdad parece que está fastidiado porque suelta lo que trae entre manos y solo es el simple libro de griego. No me mira ya a los ojos pero se encoge de hombros y abre la boca unos minutos después de que me separo por fin de la montaña de libros. Y me acerco a él.

—Solo es el libro de griego — responde con frialdad y me mira desafiante pero su mirada muestra algo más.

Los ojos grises se le dilatan unos segundos y bajo la mirada a sus labios, están un poco rojos y, le tiembla un poco el labio inferior. Y por unos segundos parece que va a echarse a llorar.

¿Qué pasa Baz?

Me alejo de inmediato al notar que sigo mirando los labios delgados del pelinegro. Lo mejor es que ambos salgamos de la oficina, total el Hechicero no se encuentra aquí y aunque me muero de ganas por preguntarle a Basilton qué hace aquí recuerdo la idea que tuve al principio de que lo expulsarían pero la rechazo de inmediato, Baz solo está aquí por ganas de fastidiar al Hechicero.

— Supongo que ambos debemos salir de aquí— hablo con el tono de voz cargado de ansiedad.

Baz solo asiente con la cabeza pero no me vuelve a mirar y descubro que está con la guardia baja. Podría ser un buen momento para interrogarlo. Lo jaló del brazo un poco antes de salir.

—¿Tú me has traído aquí? — grito muy cerca de él con enojo.

Me mira con esbozo de sorpresa y algo que parecen ser nervios. ¿Baz nervioso?

—No y no me toques Snow — se suelta de mi agarre y su expresión se recupera de repente para fulminarme con la mirada. — Yo ni siquiera sabía que ibas a estar aquí.

—    Pues claro que no, te ha fallado el plan de robo ¿cierto? — lo acuso— Desde luego que te ha fallado y has venido aquí para tomar algo o para vigilarnos. ¿Qué es lo que planeas? ¿Planeas un asesinato?— He subido más el tono de voz y mi furia aumenta.

—Si estuviera planeando algo, de todas formas no te lo diría y si he venido a robar algo tampoco te diré qué, Snow, me sorprende que después de tanto tiempo sigas pensando que te quiero asesinar. Para mí es tan fácil hacerlo y ya no lo he intentado así que no trates de persuadirme a hacerlo. — responde Baz con aires de grandeza y enojo a la vez.

—Siempre eres igual, solo vas de aquí para allá sacándome de la poca paciencia que tengo.

—Por supuesto, ese es uno de mis grandes hobbies, hasta que te das cuenta por fin. Eres el amo del puto universo y todo gira a tu alrededor. Estúpido Snow. Deja de tomarte tanta importancia. Deja de pensar que por ser el bendito elegido no tengo otra cosa más que estar al pendiente de ti. — Baz aumenta tanto el tono de voz que me parece que me voy a quedar sordo y habla con tanto sarcasmo y furia que me da un poco de miedo.

Lo miro con la boca abierta cuando sale a grandes zancadas de la oficina y me deja solo, pensando lo que ha dicho.

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