Capítulo 1

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Sanji

Ahí estaba nuevamente, bajo Zoro, quien me atacó repentinamente en la despensa. Él soltando sus gemidos roncos y yo gimiendo su nombre una y otra vez, pidiendo que se detenga, que estaba ocupado haciendo otras cosas antes de que él llegara. Era nuestra única forma de conectarnos no había algún tipo de afecto después de todo. Yo creí que su manera de ver nuestra relación cambiaría con el tiempo. "Debe desarrollar un afecto por mi en algún momento" era lo que pensaba, pero lo único que me demostraba era indiferencia.

Otra vez mas, termino con lo suyo, sin siquiera voltear a verme, se marchó, acomodando su ropa. Podría apostar que su expresión era la misma de siempre, una vacía. Ahora yo estaba sólo tirado boca abajo en el suelo, sin la mitad de mis ropas, lamentando mis sentimientos, y aun peor, seguir amándolo.

Luego de un baño rápido regrese a la cubierta, para seguir colgando la ropa limpia, aprovechando del día tan bello que hacía. Usopp me estaba ayudando pasando pinzas y ropa mojada. Me miraba raro él era el único que se dió cuenta de lo que me estaba pasando, y decidió apoyarme.

Me senté a fumar en la cocina mientras expresaba mis lamentos que Usopp escuchaba atentamente, luego de haber tendido toda la ropa.

Era obvio, yo soy el único idiota, lo sabia muy bien. Zoro estaba enamorado de Luffy, se notaba a distancias, daría su vida por él, mientras que yo era su manera de desahogarse y aún así mantenía esas esperanzas de que él cambiaría de pensar, si tan sólo se acercara más a mi. No hay que ser un genio para ver que no estaba pasando lo que yo tanto anhelaba.

-¿S-Sanji? -Preguntó Usopp distrayéndome de mis pensamientos.

-Disculpa ¿Decías algo importante? Estaba pensando en...

-Así que mis sospechas eran ciertas... Lo volvió a hacer ¿verdad? Sanji deberías dejar de hacer esto... Al único al que daña esta situación es a- -No lo dejé terminar, no quería que me dijera lo que ya sabia-

-Sé lo que quieres decirme con todo eso... Ya me había dado cuenta, creo que tienes razón.

-Es obvio que el gran capitán Usopp está en lo cierto... Ahora sanji, dilo conmigo "Gracias magnífico capitán Usopp" -Me reí de él y él también comenzó a hacerlo, hasta que algo nos interrumpió.

-Cejillas dame sake. -sin siquiera mirarme sólo entró haciendo su misma mirada indiferente, con un tono imperativo en su voz al darme esa orden y se sentó junto a la mesa esperando que se lo entregue.

-Maldito espadachín mierdoso ¿¡Qué no ves que estoy hablando!? ¡Ya has tomado tu porción, así que desaparece de mi puta vista antes que te saque yo a patadas -Usopp me miró confundido y el marimo quejándose por lo bajo, con los puños cerrados con tanta tensión que sus venas se marcaban, y sin decir nada se fue de la cocina. Tanto el narizon como yo nos quedamos un poco aturdidos por la actitud de Zoro, la reacción que esperabamos en una situación como esas sería la del marimo buscando pelea, que con gusto yo aceptaba.

La tarde pasó relativamente rápido, Usopp curiosamente me pedía favores y mantenía a su lado, no entendí muy bien el porqué pero acepté cada petición, ya que no tenía nada importante que hacer, además necesitaba distraerme del marimo.

En la cena el ambiente era el mismo ruidoso de siempre, el capitán robando comida, yo halagando y sirviendo caballerosamente a mis damas a las que tanto amaba y el marimo que comía sonriente al ver las ocurrencias de su tan amado capitán, esa sonrisa que nunca había dedicado a mi persona, ni para agradecer o elogiar mi comida, jamás lo haría, a él le daba tan igual si la comida era preparada por mis manos o por la de cualquier otra persona a no ser que sean las atrocidades que Luffy hacía cuando me "ayudaba" a cocinar. Ninguna comida sabrá igual de deliciosa que cuando te la prepara la persona a la que amas ¿verdad?
Lo único que yo recibía de él cuando me miraba eran miradas de odio o indiferencia, su sonrisa se borraba al verme a mi, no hacía falta hacer más obvio que lo único que su corazón le dictaba al verme era odio, aunque suene un poco fuerte, mientras que el muy estúpido del mío se volvía loco.

La cena transcurrió igual de rápido que la tarde y solo quedaba yo en la cocina, limpiando los platos, la tranquilidad y estabilidad del ambiente me indicaban que nos aproximabamos a una isla. Al terminar con la última tarea del día me dispuse a fumar una vez más, mientras me sentaba en el césped del Sunny, mirando la belleza de la luna y las estrellas iluminando un océano azul.

Tan profundos eran mis pensamientos que no oí sus pasos, mucho menos sentí su presencia hasta que sentí como me tiraba al suelo sin ningún tipo de delicadeza y comenzaba a desabrochar mi cinturón. Otra vez lo iba a hacer, pero yo tenía muy en claro lo que iba a hacer. No se lo permitiría, no más. No más ilusiones. Ya no podría conformarme con sexo, no quería solo su cuerpo, quería su amor y cariño, algo que sabía que jamás sería mío. Lo quería a él.

-¡¡Espera!! ¡Sueltame maldita cabeza de alga! -Comencé a hablar fuerte, pegándo patadas y forcejeando para que no me siga desvistiendo.

-¿¡Qué diablos te sucede maldito cocinero!? ¿¡quieres que nos oigan!? -Me regaño Zoro en un susurro. Su mirada estaba oculta por la oscuridad de la noche, pero aún así podría ver un poco de su brillo, ese que siempre tiene cuando está dispuesto a obtener lo que desea. Apretaba mi camisa con fuerza, nunca me había negado, tal vez lo tomó de sorpresa mi actitud- Ero-cook me he contenido toda esta maldita tarde, ¿¡Qué crees que haces resistiendote!?

-Déjame en paz maldita sea, ve a darte una ducha fría o algo, esto a mi me tiene harto, no quiero que sigas haciéndome este tipo de cosas, Nami-san dijo que hay una isla cerca, te aguantas un poco mas y lo harás ni con lo primero que se mueva si así lo deseas ¡Sólo déjame en paz!-Hablé con ira, escondiendo el dolor que sentía, obvio que no se lo tomó a bien, lo ví en su mirada, también era obvio que no insistiría, porque no soy Luffy después de todo ¿verdad?

Se alejó de mi sin ni siquiera voltear a verme. Estaba por dejarlo ir pero me trague mi orgullo, no pude hacerlo. Sentí que lo perdería, y nunca podría acercarme a él otra vez, volvería a ser inalcanzable solo que esta vez no tendría fuerzas para luchar porque no habrían más oportunidades.
Me levanté y tome su mano, esta vez yo tome la iniciativa. Lo recosté en el suelo y me entregué. Como nunca antes me utilizó de manera desesperada y brusca, para desahogarse, soltar su odio frustración y deseo.

Maldecí, una y otra vez, mientras fumaba para calmarme. Estaba claro que me lamentaba de lo ocurrido pero lo deseaba, todo de él. No de esa forma. No era necesaria tanta humillación gratuita pero mi cabeza se perdía cuando el marimo con sus manos ásperas y fuertes tocaba mi piel, dejándo que esta se queme por dentro en cada lugar en el que él las posaba, pero no sentía cariño, ni su calor, sentía ira y un poco de lujuria.

Me limpié y vestí nuevamente para ir a la habitación de hombres e intentar dormir. Deje a mi amado idiota dormido en el suelo, esta vez si que había sido muy intenso, al parecer hoy si se había contenido de más, lo normal sería que se duerma. ¿y que soy yo para despertarlo y llevarlo a la habitación? Nada ¿verdad? Sólo acomodé su ropa antes de retirarme del lugar arrepintiéndome aún.

El amanecer llegó rápido, como deber de cocinero me desperté temprano a preparar el desayuno. Mi sorpresa no fue mucha al verlo en el mismo lugar donde se había quedado dormido la noche anterior y no me importó realmente acomodarlo o siquiera taparlo. Después de todo, anoche nada había terminado bien.

Recuerdo perfectamente cada palabra que soltó. Burlándose de mi, riéndose por parecer desesperado diciéndome cosas hirientes con esa mirada de superioridad, cosas como "Jamás estaría enamorado de un cocinerucho" "¿pensaste que te rogaría?" "Ridículo" "me das vergüenza" Lo único que le importaba era desfogarse, es un hombre ¿no? yo también.
Todo lo que dijiste anoche no dejaba de repetirse en mi. Talvez intentabas decir que te da igual con quien sea mientras te sirva para calmarte.

Estaba tan distraído en mis pensamientos que no me di cuenta que ya había terminado el desayuno. Llamé a todos como de costumbre y por mas normalidad que deseara aparentar en ese momento mi corazón estaba tan irreconocible. Solo verlo me dolía, no podría soportar las típicas escenas tiernas de Luffy jugando y él sonriendole únicamente al capitán, su dulce capitán. Servía​ todo con mi mejor sonrisa y me retire de la cocina cuando lo ví entrar. En su cara se veía una gran interrogante, pero quien mas se preguntaba y a quien tendría que responder un cuestionario sería al narizon del grupo. Todos me miraron retirarme del lugar y me preguntaron el porqué. Acaricié la cabeza del doctor antes de salir, ya que era el más preocupado, llevándome un cigarro a la boca, sin voltear a verlos les respondí "Ya comí mientras preparaba la comida, es que se me quemo el primer plato" luego de decir eso salí de allí para dirigirme al lugar mas alejado de la cocina, para fumar e intentar olvidarme de todo por el momento.

¿Qué es lo que sientes?Where stories live. Discover now