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-Simon.

El aludido se giró para mirar a una rubia de orbes celestes, y su antigua compañera de magia.

Agatha Wellbelove.

-Hola -sonrió, pero no era ni el rastro de su sonrisa cuando vivía en Watford.

De hecho, el mago Simon Snow y el normal Simon Snow eran como el día y la noche, y eso Agatha lo sabía bien.

-¿Qué te trae por aquí, Agatha? Pensé que estabas en California.

-Cosas de la vida -se encogió de hombros-. Tengo una pregunta que hacerte, Simon.

-Tú dirás.

Agatha hizo una mueca y lo miró con fijeza, pensando en lo irónico que era eso que llamaban vida.

Simon Snow, el Elegido, siendo uno más de los normales nuevamente. Como siempre debió haber sido.

Ella, Agatha Wellbelove, una maga de nacimiento, actuando como una normal, renunciando a la magia que Simon tanto ansiaba volver a tener.

-¿Por qué has venido aquí? Me refiero, al mundo de los normales.

Nadie sabía lo que había pasado entre Natasha Grimm-Pitch (directora de Watford), el que se hacía llamar el Hechicero (uno de los mejores antiguos estudiantes que habilitó la posibilidad de una educación para todos, además que armó una revolución al tomar el puesto de director), Simon Snow (quien era llamado el Elegido por ser el primer normal con poderes mágicos, según el Hechicero, y acabó con el Humdrum), Basilton Grimm-Pitch (heredero de Watford) y Penelope Bunce (la competencia del grandioso Basilton).

Solo sabían que todo había acabado con la muerte de la directora y el Hechicero, la pérdida de poderes de Simon Snow y su posterior huida, el silencio de Penny y su extraña amistad repentina con Baz, quien no recordaba absolutamente nada de lo que había ocurrido.

Además, los Grimm-Pitch borrando la historia de Snow... Todo era demasiado extraño.

-El mundo mágico nunca fue mi sitio.

Agatha y Simon fueron novios. Durante mucho tiempo, aunque ella fue más bien una tapadera y Penny lo veía, lo sabía y lo sentía. Podía ver que los ojos del chico de orbes celestes brillaban por otra persona que, definitivamente, no era ella en lo absoluto.

Concretamente, por Tyrannus Basilton Grimm-Pitch.

-¿Qué pasó con tu magia?

-Se fue. Supongo que era algo extrañamente temporal.

Agatha arqueó una ceja. ¿Temporal de seis años? No se lo creía ni él. La magia no se va así como así.

-Ya. Claro. ¿Y Grimm-Pitch también era temporal?

Supo que había acertado en la pregunta cuando vio dolor en sus ojos azules.

-Él no es tu asunto, Agatha.

Nunca había sido tan cortante con ella. Simon solía ser educado, se sonrojaba con facilidad y amaba estar al lado de ese vampiro. No le importaba siquiera que fuera un vampiro aunque incluso su propia madre le mirase con malos ojos.

Simon amaría a Baz aunque fuera un vampiro, un sireno o un titán.

Lo amaría como nunca le había amado a ella.

-Me dejaste por él, ¿recuerdas? Es mi asunto.

-Agatha, si has venido a hablar de Baz, tengo mejores cosas que hacer.

-Solo respóndeme una cosa -frenó la rubia, y el ex-mago suspiró.

-Dime.

-¿Por qué ya no estáis juntos?

Don't remember meWhere stories live. Discover now