Capítulo 7: ¿Puedes dormir conmigo?

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Esther

Como me han podido convencer de ver la película de miedo que estamos viendo, es algo que me ronda la cabeza mientras que veo a los demás mirándola entretenidos. Ahora mismo los odio a todos por obligarme a verla.

—Esther. —me llama Sergio y gracias a él veo como una cara se desfigura y aparece un monstruo súper feo, esa imagen no se me va a olvidar esta noche cuando me vaya a la cama. En cuanto ve mi cara cuando veo eso, Sergio se ríe de mí descaradamente.

—Eres malo. —le digo pegándole con un cojín que tengo a mano, nuestros padres de fondo sin hacer nada se ríen de nosotros.

—Ahora ya no me he enterado de que ha pasado. —se queja aún riéndose.

—Pues ajo y agua. —le contesto y bebo mi bebida.

—Son como unos niños pequeños. —dice Nacho.

—Que nunca dejarán de ser nuestros niños pequeños. —dice mamá sentimental.

—Ahora nos ponemos sentimentales. —pongo los ojos en blanco.

Cuando termina la película, esa que solo he visto algunas escenas, ya que no la he visto entera y tampoco es que me importe; nos vamos todos a la cama.

Me lavo mis dientes, me pongo mi pijama de Snopy y me meto en mi cama.

Cierro los ojos para intentar dormirme, pero no paraba de acordarme de las escenas que he visto de la película de miedo. Lo que he dicho antes no era mentira, tengo pesadillas con eso, y mira que tengo diecisiete años, aunque eso no tiene nada que ver.

Por fin consigo dormirme, cuando escucho gritos como todas las noches en la habitación de al lado. Sergio siempre tiene la misma pesadilla, nada cambia, grita siempre lo mismo.

Me levanto para ir a su habitación y despertarle para que no siga sufriendo. Entro y ni siquiera se da cuenta de que alguien ha entrado. Me acerco a la cama, me inclino hacia él, y le llamo bajito, moviéndole para que despierte, pero nada. Decido gritarle aunque despierte a toda la casa.

—Sergio, Sergio, despierta. —le llamo mientras le zarandeo, después de unos cuantos minutos se despierta, estaba lleno de sudor —. Ni se te ocurra decirme que te vas a la ducha y que yo me vaya a dormir. —le aviso —. Debes dormir y descansar. —le aconsejo —. ¿Quieres agua? —le pregunto levantándome.

—No quiero agua. —contesta a la cuestión que le he dicho —Intentaré dormir. —me asegura —. Ahora, ¿puedes hacerme un favor? —pregunta incorporándose en su cama.

—Claro, el que quieras. —le contesto, animándole a que continúe.

—¿Puedes dormir conmigo? —pregunta con lo que parece vergüenza, dudo que contestarle; es extraño que un hermanastro tuyo, alguien que conoces desde hace poco tiempo te pida que duermas con él. Pero, acepto sin saber el porqué.

—Claro. —acepto, él se va hacia un lado de su cama, para hacerme sitio y luego nos tumbamos los dos.

—Gracias. —me susurra en forma de agradecimiento.

—Nada. —le resto importancia.

Al principio la situación es incómoda, pero luego el ambiente se relaja y los dos nos dormimos.

—Buenos días, dormilona. —me saluda con una sonrisa cuando abro los ojos, pareciera que estaba observándome mientras que estaba durmiendo.

—Buenos días. —le saludo sonriendo —. ¿Me has estado observando mientras dormía? —le pregunto.

—Solo durante un rato, cuando me he despertado. —me explica —. Y no soy un loco. —dice sonriendo al ver como lo miro.

Desayunamos como todos los días y decidimos ir a visitar a los abuelos.

***

—Hola mamá. —abraza mamá a la abuela cuando ella nos abre la puerta —. Pasar chicos. —nos invita a pasar; la casa es bonita, acogedora y está llena de fotos de la familia.

Entramos a la casa y el abuelo está haciendo café para desayunar.

—Hola papá. —saluda mamá al abuelo.

—No os esperaba. Tenías que habernos avisado, así hubiera preparado más comida. —nos dice la abuela.

—Ya hemos desayunado abuela. —le digo —. Aún así gracias. —le agradezco.

Me llega un mensaje de un número desconocido.

Desconocido: Hola, soy Óscar.

Yo: Hola, ¿cómo has conseguido mi número?

Óscar: Me lo dio Leo. Te escribo para decirte cuando quedamos.

Esther: Ah ok. Sí claro cuando quieras.

Óscar: ¿Qué te parece mañana?

Esther: Está bien. ¿Dónde?

Óscar: ¿Qué te parece en el parque que hay cerca del instituto?

Esther: Me parece bien

—¿Con quién hablas? —me pregunta Sergio sentándose a mi lado en el sillón.

—Con Óscar. —contesto, apagando el móvil.

—¿Cómo ha conseguido tu número de teléfono? —me pregunta curioso.

—Se lo dio Leo —contesto.

—No me gusta ese chico, tengo un pálpito de que es mala persona. —dice.

—En serio, solo por un pálpito. —digo incrédula.

—Sí, solo por eso. —se levanta y se va.

Un amor entre hermanastrosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ