—Se murió hoy por la mañana —Dijo sin demostrar una pizca de tristeza.
—Se... ¿Murió? —Pregunté casi sin voz— ¿Puedo pasar a... verla? —Me maldije interiormente en seguida de que lo dije, habia sonado tan estúpido.
—No, es momento de que desaparezcas de nuestras vidas —Dijo y se marchó por el pasillo.
No podía creerlo, ella estaba tan bien cuando la había ido a ver. Me senté en el suelo contra la pared, y lloré en silencio, lloré por Camila, lloré por mi novia, lloré porque ya nunca la vería, porque nunca la escucharía.
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