Parte 15

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Saray estaba tan emocionada por el nuevo descubrimiento de su esposo, su corazón galopaba sin freno alguno, queriendo salir de su pecho. Suspiro llena de nueva energía y propósito cuando entro a la cocina, emocionada.

— ¡Maty! — llamo a su suegra, mientras recorría el lugar y miraba en otra habitación, pero no la vio, por eso decidió ir a la oficina a buscar a su marido, estaba decidida a conquistar su confianza, aunque se le fuera su último aliento.

Llego a la sala de entrada a la casa principal el rancho y sintió que su corazón se paralizo por la furia que sintió en esos momentos al ver a la hermosa morena que la miraba con ojos burlones y sin saludar la increpó.

— ¿Qué haces aquí? — Saray no podía dar crédito a lo que sus ojos veían y sus oídos escuchaba —¿Qué vienes hacer en mi casa?

—Como lo oíste, me vine a vivir aquí —le señaló la pequeña maleta — vine a recuperar a mi hombre — sus ojos brillaron malévolamente.

En esos momentos entro Matilde que venía con unas revistas en las manos.

— Saray mira esta...— sus palabras quedaron en el vacío al ver a la mujer con un bolso de viaje en medio de la sala de estar. Vestía unas botas y pantalones vaqueros se notaba que estaba en los establos con el ganado.

—¿Qué hace esta mujer en la casa de mi nuera? — Matilde dijo con énfasis cada palabra con la clara intención de dejar muy claro el lugar de Saray en el rancho. Se mostró antipática y muy grosera con la recién llegada.

— Oh, Maty vine a realizar un trabajo de campo con Adán...— sus palabras se ven interrumpida por la furibunda mujer.

— Mire señora— resoplaba la mujer mayor de la furia e interrumpiéndola levanto la mano al aire — para usted soy la señora Céspedes y sólo mi nuera es la que tiene el derecho a llamarme Maty— respiraba de manera agonizante — y le agradezco que me desocupe la casa, porque las señoras de la casa no la queremos aquí— dicto muy enojada.

— Pero....señora...— Alma palideció por la reacción y la respuesta de Matilde.

Saray al verla tan enojada trato de calmarla y con discreción la saco de la casa y la llevo a unos de los establos donde reposaban los caballos.

— ¡Cálmate por favor! — se asustó al verla tan pálida.

— ¡No quiero a esa mujer en nuestra casa! — bramó mirando a su nuera — ella está detrás de tu marido.

— Maty Adán es el único que decide si esa mujer entra o no a la casa, recuerda que ella viene es por trabajo— trato de mediar con ella.

—No me importa el maldito trabajo, la quiero fuera de la vida de ustedes — se dejó caer sobre unos fardos de heno que estaban apilados en un costado del gran lugar— Adán te ama, desde que tú tienes dieciséis años, ¿Lo sabias? — la miro con tristeza, Matilde pensó que la presencia de Alma podría destruir la relación de sus amados hijos.

Saray solo se limitó a escucharla. Al parecer ese iba a ser el día de aclarar la situación con su esposo.

—Él se refugió en el amor que sentía por ti, para huir de la pesadilla que era su padre, ya sabes que por causa del cáncer en el cerebro enloqueció, maltratándolo mucho, él era muy bueno, pero la enfermedad lo transformo en un ogro con sus hijos; y después tu cambiaste — limpió sus lágrimas con el dorso de su mano.

Saray avergonzada por su estúpido errar le tomo las manos.

—Lo siento mucho Maty—balbuceó las palabras.

—Él en una ocasión me conto que te amaba tanto que le dolía mucho tu desprecio, por eso decidió irse a trabajar con Federico a la capital, allá estaría lejos de ti, para poder olvidarte- la mujer miraba a su nuera con amor.

Saray la miraba resignada, todos sabían del amor que Adán sentía por ella y ella por su estúpido y engreído orgullo lo hirió aún más y se alejó de él causando daño a ambos.

— Si Maty, Jess me conto todo lo referente a su matrimonio— suspiro y se sentó a su lado— por eso vine decidida a conquistar a mi marido.

Matilde sonrió y al mirarla, sus ojos brillaban de emoción.

— ¿Aun lo amas? — dijo esperanzada.

— ¡Con todo mi corazón! — la abrazo y la besó— así que ¿Vamos a una corrida de toros?

La sonrisa de Matilde era más despejada que un manantial de aguas fresca.

Las dos mujeres se levantaron y entraron a la casa y miraron a Alma que las observo y vio en la mirada de las dos mujeres algo extraño, era como un brillo contencioso, pero le restó importancia, ella venia decidida a enamorar a Adán, no importaba lo que él hablo con ella sobre el amor que sentía por su amada esposa. Le apostaría a la desconfianza y a inseguridad de Saray.

Matilde se dirigió a la cocina y Saray a la recamara donde estaba durmiendo desde la llegada de su luna de miel, donde dormía con Adán, porque él se empecinó en no dejarla dormir sola, cosa que ahora entendía.

Recogió todas las pertenencias de la habitación y las llevo a la recamara principal y las acomodo, mientras pensaba en como quitarse a esa mujer del camino. Por nada en el mundo dejaría que esa estúpida le quitara lo que ella más amaba.

Después de arreglar la habitación, se dio un largo baño y se perfumó con una loción de jazmines que a él le gustaba, sobre la cama coloco el negligé blanco que ella utilizo en su último día de su luna de miel, el que sedujo a su marido. Sonreía con picardía de solo imaginar lo que ella le haría a él, esta noche ella se encargaría de la seducción.

Coloco un vestido amarillo con botones al frente el cual le marcaba la figura y unas sandalias baja, su cabello suelto que caía perezosamente sobre sus hombros.

Bajo con una sonrisa en el rostro, y en la sala se encontraba Adán hablando con Alma y al verla se quedó mudo admirando a su mujer, esto lleno de gozo a Saray, al verlo con los ojos brillantes llenos de deseos, y por ella y no por otra mujer.

Ella se acercó coqueta y sonriente a él, sin mediar una sola palabra extendió sus brazos y se colgó del cuello y lo beso.

Adán sorprendido y gozoso del recibimiento de su mujer la abrazo fuertemente. Recibió y correspondió el beso apasionadamente, olvidando a la visita.

—¡Cariño, esta bellísima! — le dijo con ojos radiantes de felicidad. Adán se sentía en el paraíso con su adorada mujer.

Los dos no se percataron de la mirada fulminante de la Alma que quería matar con la mirada a Saray.

— Te tengo preparada una sorpresa — Saray ronroneo al oído de Adán — y sé que te va a encantar.

Las palabras de Saray iban cargadas de sensualidad que inmediatamente el cuerpo de Adán reacciono, excitándolo.

— Me podrías adelantar algo— Aun reteniéndola en los brazos le murmuro sensual a ella en el oído.

— Te tendría que quitar la ropa y no ceo que a tu amiga le guste mucho— ella ríe al ver los pucheros en la cara de su esposo.

— ¡Dios será una tortura, esperar tanto! — La bajo y besándola en la boca. —Cariño, Alma se va a quedar una semana en la casa grande para terminar el trabajo de genética que estamos realizando para Diko — le informo sin quitarle la mirada del rostro de ella, la veía radiante, hermosa — tan pronto terminemos, ella se marchara nuevamente a la ciudad.

— Bueno, entonces le diré a Lorna que le prepare la habitación que queda al final del pasillo de la primera planta — le sonrió maliciosa— No queremos que se despierte o que no pueda dormir por los ruidos que hacemos — sonrió — ¿Verdad, cariño mío?

Él rio al comprender las palabras que estas implicaban, una noche de pasión, esa noche seria maravillosa.

Al día siguiente Alma, comentó algo sobre un viaje que tenía que realizar a última hora y por eso se iba del rancho, solo se quedó esa noche.

Noche que a ella le quedó claro que Adán solo tenía ojos para Saray, pues en todo momento se la paso haciéndole halagos los que ella aceptaba y le respondía complacida.

Matilde reía al ver los acaramelados, pensando que pronto le regalaran lo que tanto ella ha estado anhelando, un nieto.

Mentira de Amor.    Serie Salamina Nº 2Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt