Parte 16

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Han pasado ya seis meses de casados y Saray no ha logrado que Adán le tenga la suficiente confianza para que hable con ella con libertad de lo que siente. El maltrato de don Federico a su hijo, lo marcó de manera muy profunda, tanto que él piensa en que tal vez no sea aún buen padre y que es por eso por lo que esta renuentes a tener hijos, o al menos eso es lo que piensa Saray.

Él ya regreso a la capital a trabajar en Diko, y por tal motivo se ausenta con frecuencia. Es ahora cuando más Saray ansia tener un hijo para tener compañía, pero Adán se encuentra reacio al tema.

Saray mira su ropa interior y ve la mancha marrón de sangre, mancha que de manera muda le dice que no está embarazada. Lágrimas de rabia y dolor son derramadas en silencio, mientras se baña en la soledad de su habitación.

Mientras se baña ella recuerda el último altercado que tuvo con él por el tema del hijo.

— Pero, Dan, ¿por qué no? — ella enfadada lo mira — yo quiero tener un hijo.

— No, aun no es tiempo. Quiero, necesito más tiempo — corto con brusquedad.

Él se vistiendo para salir a una junta de la empresa — siempre estoy viajando y tu estarías sola.

La joven resoplo por la respuesta sin peso alguno para no tener hijos.

— Maty está conmigo y cualquier cosa puedo pedir ayuda, tengo muchos amigos— ella buscaba sus ojos, para mirarlo a los ojos, pero él le rehúye.

— ¿Amigos? ¿Quién? ¿Julio? — Se detuvo y la miro furioso y celoso — dije que no quiero hijos por ahora.

Él se marchó y la dejo sola y frustrada.

Dos semanas después él se presentó con unos nuevos anticonceptivos, los cuales eran más efectivos y ella obedientes lo tomaba. Desde la última pelea ya había pasado tres meses.

Enjabonaba su cuerpo y sonrió, aunque muchas veces se saltaba una que otra pastilla, para ver si lograba embarazarse, pero al parecer no hizo ninguna diferencia.

Desde que supo la verdad de que él la amaba, se concentró en salvar su matrimonio, y se olvidó de su sueño, así que esa mañana ella tomo una decisión.

Vistió unos vaqueros y una camiseta rosa, cruzo su mochila. Recogió su largo cabello en una coleta y luego calzo una gorra y tomando las llaves de su jeep, salió de la habitación y bajo al a la cocina, en donde se encontró con Matilde que al verla vestida se sorprendió.

— ¿Para dónde vas? — la miro con curiosidad, esa era la clase de ropa que ella vestía cuando se iba de montañismo.

—Voy a Santa Lucia — comenzó a servir un café y a beberlo — voy a trabajar.

La mujer mayor conociendo a su hijo y los planes de él para ella, esa idea no le iba a gustar.

—Adán no le va a gustar — la siguió con la mirada cada una de las cosas que ella hacía, — Porque no lo esperas ya viene el viernes, que faltan, dos días— trataba de convencerla.

Saray que está decidida y molesta, no les da importancia a las palabras de su sabia suegra.

— No te preocupes a él no le importará — la besó en la frente y se marchó en su todoterreno.

Santa Lucia siempre había sido su refugio, fue el hogar a donde ella se fue a vivir cuando Adán se iba a casar con Jessica.

Llego y se acercó a la oficina del centro de recreación Las aguas.

— ¡Saray, bienvenida! — La saludo Elvira — que bueno que hayas venido. Tu marido es mi roba chica— bromeo.

Ambas rieron.

Mentira de Amor.    Serie Salamina Nº 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora