Capítulo 2

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Ahogo un grito, casi como si los efectos del alcohol me dejaran muda por unos segundos. Mi mirada cae sin dudarlo hacia la hermosa espalda de Yessica, que mece su cuerpo como contra el de Dawson. Puede saber que es mi mejor amigo por la pequeña seña que lleva en los brazos, ya que estos sujetan con fuerza las caderas de Yessica. Escucho sus gemidos y un agudo dolor me atraviesa las sienes.

Duele. Como si te arrancaran un pedazo de tu cuerpo. Sin embargo, no deduzco reconocer si es mi corazón que se rompe un poco más.

Necesito salir de aquí.

Me obligo a mi misma cuando cierro lentamente la puerta y corro por el pasillo. Varias miradas caen en mi pero no me importa. Necesito tomar aire.

¿Como a podido dejarme e irse con ella?

Cuando salgo de la fiesta me encuentro a mi misma arrugando la nariz para no soltar una sola lágrima y la única pregunta se formula en mi cabeza como un clavo de hierro ¿Porque ella?

—Estupida —susurro en voz baja y maldigo de nuevo—. Estupida.

Sigo murmurando cosas cuando los ojos me duelen y comienzan a escorcerse. La escena se repite de muevo en mi cabeza y saco con rapidez el movil de mis pantalones. Marco el número de Layla con los dedos temblorosos.

—¿Aló? —su voz adormilada se escucha al otro lado de la linea y presiono con fuerza el móvil contra mi oreja.

—¿Layla? —murmuro—. Nececito... Nececito que me recojas, es-esstoy en... —cierro los ojos para recordar la dirección e intentando quitar la imagen de Dawson y Yessica de mi cabeza—. Sutherhood, 24, Machester. Ven cuanto antes.

—Eh ¿Qué? No entiendo....

—Solo ven, por favor, te lo explicaré luego —No la dejo protestar y cuelgo.

Mis ojos se encuentran con las parejas de baile que parecen más felices de lo que yo paresco. Desearía poder haberme quedado en la pista de baile y nunca subir las escaleras. O simplemente no debía venir a esta fiesta y para pese estoy jodidamente borracha.

No lo suficiente como antes, ya que la escena me ha quitado prácticamente el efecto. Mis ánimos se están decayendo y pronto siento la pura infelicidad en el fondo de mi cuerpo. Se supone que el alcohol te da valentía y felicidad...

Bien, pues esa teoría está descartada. En este momento me siento como la mierda.

Y no podía ser peor escuchar una voz. No una voz cualquiera. Cualquiera iba reconocer la voz masculina de Dawson y su increíble presencia.

—¡Bell! ¡Bella! —me giro y lo encuentro gritando para alcanzarme. El corazón comienza a palpitarme más fuerte e intento con todas mis fuerzas controlarme. No quiero verlo. No quiero volver a mirarlo otra vez.

Pero mis ojos caen desprevenidos hacia su cuerpo. Incluso está perfectamente vestido y su cabello se ve mantenido, como si nada acaba de suceder. Mis sospechas me contradicen, y pronto me convenzo que debe haber sido un típico rápido polvo de una noche.

Parpadeo ligeramente para evitar las lagrimas, pero estas caen en cuanto se acerca a mi. Con una cara de preocupación y tiene esa increíble vena en la frente cuando frunce el ceño que me encanta. Me gustaría poder inclinarme y tomar su cabeza entre mis manos, acariciar cada parte de él y deslizar mis dedos por cada facción de su cara.

No va suceder.

—¿Bella, que sucede? —pregunta hasta llegar a mi pero retrocedo y me mira confundido. También puedo ver un poco de dolor en sus ojos—. Bella, no te vayas así ¿Qué hice?

Se lo merece. Mucho más que eso.

Está a punto de tomar mi mano de nuevo cuando la aparto con brusquedad. Reprimo la mirada, no intento siquiera mirarlo y para mi suerte un destello de luz nos recorre y una Layla en un porche rojo aparece con las piyamas de dormir, me abre la puerta para mi gusto y me subo sin ni siquiera importarme el agarre de Dawson.

Me suelto rápidamente, sin ni quiera despedirme y le mascullo a Layla:

—Arranca, dale —le digo.

—¡Bella! ¿Que demonios es esto? —ruge Dawson con las manos en la ventana abierta—. ¿Porqué estás ignorándome? ¡Maldita sea! ¡Mírame!

—¡Arranca, ya Layla!

Y gracias a dios que lo hace.

Dawson suelta su agarre y sigue gritando:

—¡Bella! ¡Espera, Bella!

Y entonces su silueta se desaparece, mientras más avanzamos hacia la calle.

—No sé lo que hizo, pero es un idiota —levanta las manos—. Todo el apoyo a ti, nena. Espera, ¿Quieres que veamos una peli con palomitas mientras me lo cuentas todo?

—¿Tienes una de acción, con mucha sangre y muerte? —pregunté—. Entonces si, a la mierda el romance.

—¡A si se dice! —

—Si, así se dice —miro por la ventanilla y cierro los ojos.

Espero poder odiarte, Dawson Mikkeben.

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⏰ Last updated: Jun 18, 2017 ⏰

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