Don't Forget Me (No Me Olvides)

Capítulo 38

Me mire al espejo una y otra vez, aun no entendía como un mes había pasado con tanta rapidez. Mi vientre apenas era notorio pero para mi ya era algo gigante.

Acaba de volver del doctor y me dijo que no hiciera pública la noticia hasta pasado los tres meses, pues en ese tiempo podría tener un aborto espontáneo. Pero con solo el hecho de cumplir mi primer mes era una felicidad inmensa.

-Te ves hermosa de esa forma.

Deje de verme al espejo y me gire hacia Robert aún con las manos en mi vientre. Me sonrió de lado y le devolví el gesto, aun tenía esa sensación de que despertaría y él no iba a estar junto a mi, como si nunca nos hubiéramos reconciliado. Pero cada vez que me besaba o me susurraba algo al oído esa horrible sensación se esfumaba.
Sabía que ahora estábamos unidos y nada nos separaría.

-Gracias, me siento diferente.

-Es de esperarse, tienes una vida aparte de la tuya ahí dentro.

Se acercó con pasos lentos y se arrodilló para darle un beso a mi vientre.

-Te prometo no volver a abandonarte.

~~~

El cielo se pintaba del color del crepúsculo mientras me sentaba a observarlo a través del ventanal enorme de la sala.
Matices rosas cubrían aquel hermoso cielo, mientras que yo rememoraba todo lo vivido. Todo lo que había pasado en tan pocos años, desde el segundo cero que conocí a Robert hasta mi primera quimioterapia.
De las veces que dije que nunca volveríamos y sin embargo lo hicimos.

-¿Todo en orden?

Asentí a mi futuro esposo sin apartar la vista del paisaje. Si, nos íbamos a casar, esta vez lo haríamos, retomamos todo lo que habíamos dejado para casarnos de una vez por todas. El salón por suerte nos mantuvo la fecha reservada, al igual que la decoración.

-¿Segura?

Gire mi rostro para sonreírle mientras volvía a asentir, ¿Cómo no iba a estar bien si me casaría con el amor de mi vida? ¿Cómo no estarlo si tendríamos un hijo?

-Te amo.

-Y yo a ti ____(tn).

Llamaron a la puerta y me puse de pie para recibir a mi maquilladora que también sería mi peinadora. Subimos a mi cuarto y comenzó a probarme el maquillaje que había escogido.
Verme preparada me emocionó y largue unas lágrimas.

-¡No te pases los dedos!- alertó Jessica-O se te saldrá el maquillaje.

Aleje mi mano de mi rostro y ella paso con delicadeza un pañuelo, saco fotos a mi rostro para que el día de la boda no se olvide cual era mi peinado o mi maquillaje.
Solté mi cabello y lave mi rostro, bajé junto a Jessica y la despedí en la puerta diciéndole que la esperaba el día de mi boda.

-¿Cómo te fue?

-Bien Rob, ¿Tu ya tienes el traje?

-Lo tengo desde la primera vez que nos íbamos a casar.

Le sonreí y se acerco para abrazar mi cintura, puse mis ambas manos en su pecho y lo bese dulcemente. Pero todo acabo cuanto sentí que mi bilis subía, cuando un ardor quemaba mi garganta, corrí al baño y deje salir todo lo que había desayunado y almorzado.
Robert paso su mano por mi espalda y en cuanto acabe me arroje al suelo, tomo papel y limpio mi boca.

-¿Quieres recostarte?

Asentí con la cabeza pues las fuerzas para hablar se habían ido, me cargo en sus brazos y me llevo hasta nuestra habitación, se aseguro de que este bien abrigada y se recostó a mi lado.

-Tranquila, el bebé va a estar bien.

Asentí para darle paz, pero no estaba segura de eso. No había cumplido con lo que me mandaron y por culpa de eso nuestro bebé corría peligro. Y si lo perdía Robert iba a perderme a mi también, porque sabía que si eso pasaba también podría irse mi vida junto con la del bebé, mi cuerpo no resistiría y se dejaría llevar por el descanso de la muerte.
Pero yo no quería eso, no quería dejarlo sólo a Robert con dos penas, la de su pequeño y la de su prometida; nunca me lo perdonaría.
Deje de pensar en eso y poco a poco me fui quedando dormida, rezando de que pueda sobrevivir a esto.