Actuar como un adulto.

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―¿Y? ¿Qué tal te fue?

Dejo el paraguas mojado junto a la puerta, me quito los tenis empujándolos por los talones y cuelgo mi abrigo medio húmedo por la lluvia en el perchero. Mientras me reúno con Minseok en la pequeña cocina de su departamento y me dejo caer sobre una silla con un suspiro, contesto:

―Dijeron que van a llamarme si obtengo el puesto pero, entre nos, dudo que llamen. Fui el único aspirante sin experiencia.

―Puede que llamen, nunca se sabe ―me consuela mi mejor amigo, sentándose en frente mío y dejando sobre la mesa una taza de café humeante para mí―. Si no, seguro llamarán de otro lado. Te has presentado a un montón de entrevistas.

Comienzo a hacer una mueca, pero la disimulo con una sonrisa y asiento.―Mmh.

―No te sientas presionado ―agrega, leyendo mi preocupación fácilmente―. No seré rico como tus ex novios, pero puedo darte de comer bastante bien mientras vivas aquí.

Bebo un sorbo del café y siseo cuando me quemo la punta de la lengua con el brebaje caliente, apurándome a sacarla hacia fuera y abanicarla con la mano.

―Edtúpido.

Minseok se ríe.

―En serio, tío. No te agobies. Me gusta tener compañía y no has afectado mi bolsillo en lo absoluto, comes las cosas más económicas del mundo. ¿Quién diría que una persona puede vivir a base de arroz, harina y azúcar? Tienes el paladar de un niño.

―He vivido veintiséis años comiendo así.

―Lo sé, mi mamá sigue diciéndome que cocine más verduras para ti cada vez que llama. Está realmente preocupada por tu dieta.

Me río entre dientes y continúo bebiendo de mi taza, pero ahora soplando sobre la superficie antes de cada sorbo porque todavía me arde la boca.

Llevo dos meses viviendo en casa de Minseok.

Tal como prometí, devolví todo aquello de valor que Chanyeol me dio. Además, terminé con Kim Junmyeon, a quien también le he devuelto la mayor parte de las cosas que me regaló. Los objetos que Kim Jongin me dio, sin embargo, no pude devolverlos, pues ha cambiado de número y no me atrevo a buscarlo -porque le tengo miedo a su madre, y también porque temo meterlo en problemas-, así que todo eso lo vendí junto al resto de los regalos que otros amoríos pasajeros me dieron en algún momento.

Vendiendo esos aparatos electrónicos, joyas, y un montón de ropa de marca, conseguí el suficiente dinero para aportar en los gastos del departamento, y para comprarle algunas cosas a mi madre cada vez que voy a visitarla.

Era bastante dinero, creí que me duraría hasta conseguir un empleo. Estaba seguro de que sería suficiente hasta entonces. No obstante, yo aún no he conseguido que me asalarien, y ya se ha terminado.

Estoy, actualmente, viviendo de prestado.

Minseok me dice todos los días que no me sienta presionado, que no me preocupe por él y que busque un empleo seguro en lugar de meterme en el primer hueco que esté dispuesto a explotarme a cambio de algunos cientos de wones. Y, pese a que yo sé que lo dice de todo corazón cuando intenta convencerme de que no soy una piedra en su zapato, no puedo evitar sentirme como una completa paria.

... Además, estoy un poco cansado de hacer de sujetavelas.

―¿Vendrá tu novio hoy?

En la boca de Minseok inmediatamente aparece el indicio de una sonrisa.

Ellipsis «hunhan»Where stories live. Discover now