1963
Mi nombre es ___ Leister.
Nací en Liverpool, en mayo de 1943.
Actualmente terminé mi carrera en Diseño Industrial en Cleveland State University, en Cleveland Ohio. He pasado meses intentando conseguir un nuevo empleo, pero aquí en América no he logrado conseguir nada.
Regresaré a Liverpool, mi ciudad natal, con el único propósito de encontrar algo para mí.
Ahora estoy empacando mis cosas y he encontrado mi diario; el diario en el que solía escribir en mis días en Liverpool.
Y he encontrado muchas historias. Historias de amores trágicos. ¿Te gustaría conocerlas?
Comienzo a recordar.
Vivía en el número 8 de Madryn Street.
La siguiente casa a la mía estaba habitada por un matrimonio que tenía un nieto.
Aquel pequeño niño los iba a visitar regularmente todos los veranos e inviernos.
Podía mirarlo todas las mañanas de verano desde mi pequeño balcón que daba justo hacia la gran ventana de su habitación que, para mi suerte, siempre estaba abierta.
Y bueno, no puedo especificar en que momento se convirtió en mi primer amor.
Me enamoré de sus ojos azules.
Éramos unos niños.
Niños pequeños.
A pesar de ello el primer amor nunca te ofrece opciones para elegir. Al menos a mi no me ofreció más que Ringo.
Y así fue como llegó mi primer amor..
Richard Starkey.
Era un pequeño niño, tenía ojos azules como el cielo, una gran y enorme nariz, cabello castaño y una sonrisa encantadora.
Un buen día él comenzó a jugar en el patio trasero del número 9 de Madryn Street.
Practicaba fútbol con unos radiantes tenis azules. Aunque, debo admitir que, para mi gusto, jamás fue demasiado bueno en ese deporte.
Sabía que Richard era mayor que yo, por unos cuantos años, pero eso jamás produjo un efecto secundario para evitar mi atracción.
Mientras espiaba cada uno de sus movimientos descuide el hecho de que la franja que nos dividía comenzaba a fruncirse.
Siempre he sido muy descuidada.
Seguía mirando a Richard hasta que...
¡Bang! Un ensordecedor ruido se escuchó, y yo yacía en el suelo, de lado de la casa de Richard.
Al abrir los ojos pude notar que estaba tirada en el césped del lado contrario de mi hogar, y al girar mi mirar me encontré con una preocupada mirada azul que corría hacía mi avergonzado ser.
-¿Estás bien? ¿___ Leister? ¡Dime algo!-- le escuchaba decir con aquella vocesita tierna.
Pero, esperen, ¿cómo sabía mi nombre?
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