Capítulo 1: El diario

9.7K 446 141
                                    

Solo en casa, como de costumbre.

Como cualquier otro día, el pequeño Brian Him regresó de la escuela, dejó su mochila en el sofá y fue a buscar algo para merendar. Eran las cinco y media de la tarde y aún faltaban cuatro horas para que alguno de los adultos de la casa volviera de trabajar.

Cogió un par de galletas de chocolate que decidió acompañar con un vaso de leche y se preparó para comenzar los deberes que tenía para el día siguiente mientras merendaba. Comenzó con matemáticas, sus ojos rojos leían los números rápidamente y su mano se movía a una gran velocidad sobre la libreta resolviendo los problemas. En menos de un cuarto de hora ya había acabado con las matemáticas. La merienda se terminó rápido, pero la tarea de ciencias, de lengua y de historia le acompañó durante dos horas más. Y cuando creyó que había terminado y estaba a punto de encender la televisión, recordó que tenía que hacer otra tarea más para la clase de arte.

En principio iba a ser fácil, coger una cartulina y pegar macarrones encima, en la forma que más le gustaba. Una casa, un corazón, cualquier cosa. A Brian le parecía una tontería, algo demasiado infantil para un niño de nueve años, pero no tenía otra opción.

Puso la cartulina blanca sobre la mesa, el paquete macarrones al lado y sacó la barra de pegamento de su estuche, pero lamentablemente no le sirvió para pegar ni un solo macarrón. Necesitaba pegamento líquido y de ése no tenía. Se preguntó dónde podía conseguirlo en poco tiempo y se le encendió la bombilla, su padre debía tener uno en alguna parte.

Entró en la habitación de sus padres, un dormitorio amplio que en su interior tenía otra puerta que daba a un pequeño despacho donde su padre tenía su ordenador y guardaba los documentos del trabajo. Ahí tenía también todo tipo de material de oficina, solo debía encontrarlo.

Se acercó al escritorio para echar un vistazo, pero encima sólo había papeles y lápices. Abrió el primero de los cuatro cajones que había en la parte izquierda del escritorio, luego el segundo y así hasta llegar al último, pero nada. Había de todo: clips, tijeras, gomas, bolígrafos... incluso celo, pero pegar los macarrones con celo quedaría demasiado feo. Entonces miró hacia el lado derecho del escritorio, donde había dos cajones más.

En el primero sólo había papeles y algún que otro caramelo, pero al tirar del segundo, éste no se abrió. Brian no se fijó en que el cajón tenía cerradura, pensó que tal vez se había atascado y decidió probar de nuevo, pero tiró con demasiada fuerza y lo rompió. El cajón se quedó en su mano y los papeles que había dentro flotaron a su alrededor durante unos segundos para terminar en el suelo.

El niño se agachó para recoger todos aquellos papeles y, mientras juntaba las hojas, se percató de que ahí había algo más. Una especie de libreta que parecía bastante antigua, pues en su portada roja estaban escritos en letras amarillas el nombre de la empresa que la había fabricado y la fecha señalaba el año 2002, y estaban en el 2019.

El pequeño se preguntó qué sería aquello y la curiosidad le llevó a abrir la pequeña libreta para averiguar qué contenía. Abrió una página al azar y no tardó en descubrir que aquello era un diario, el diario de su padre Brick.

22 de marzo de 2002

Sigo pensando que esto es una cursilada pero aquí estoy, escribiendo de nuevo para desahogarme. He tenido un día de mierda, me he peleado con mis hermanos, un perro ha hecho pis sobre mi zapato y encima he tenido que luchar contra la súpertonta y he perdido. Pero bueno, algo bueno tenía que tener este día, y es que me he hecho con una caja de flanes del supermercado y ya me he comido tres.

Brian hizo cuentas, su padre tenía 29 años, así que cuando escribió aquello debía tener doce. A raíz de aquella lectura le surgió una duda. ¿Quién era la "supertonta" de la que hablaba? Aún sentía curiosidad por leer más. Pasó la página pero desde el 22 de marzo del 2002 no había escrito nada hasta el 11 de Junio del año siguiente.

11 de Junio de 2003

Había olvidado la existencia de este diario. Resumiendo, soy un año más viejo, tengo el cabello más largo y ha empezado a salirme pelo por aquí y por allá. Es curioso. Dato interesante: hoy he descubierto la explosiva combinación de los caramelos Mentos con Coca-Cola. Mañana los ciudadanos de Townsville van a flipar.

El niño rió, a él le encantaba ver cómo el refresco salía disparado de la botella cuando metía los caramelos. Su mirada se detuvo en la última frase. ¿Townsville? ¿Qué lugar era ese? La siguiente página ya databa de varios meses más tarde, del mes de Octubre.

27 de Octubre de 2003

Hace ya un mes que mis hermanos y yo vamos al instituto contra nuestra voluntad. A nuestros "padres" se les ha ocurrido esa brillante idea y nos han obligado. Pero eso no es lo peor, aún hay más. No podemos usar nuestros poderes dentro del instituto. ¡Además estamos en la misma clase que las Supertontas! ¡Y eso tampoco es lo peor! Lo peor es que las tenemos cerca todo el día y no podemos luchar contra ellas hasta salir de clase. Y para entonces ya estamos agotados y solo queremos largarnos. ¿Qué clase de injusticia es esta? Un día de estos voy a explotar.

29 de Octubre de 2003

Hoy por fin hemos luchado contra las supertontas, y se puede decir que hemos ganado una batalla. Butch ha mandado a la machorra al espacio exterior de un golpe maestro usando un autobús como bate de baseball, y Boomer ha electrocutado a la llorona y la ha dejado KO por un buen rato. Yo obviamente también he estado genial, la pelirroja no ha visto venir la patada que le he dado y la he mandado directa al fondo del mar. Después de eso fuimos a por unas pizzas y al rato vimos sus estelas en el cielo, pero por hoy la batalla ya había terminado. Ha sido un buen día.

Brian se quedó boquiabierto. ¿Patadas? ¿Electrocuciones? ¿Peleas? Su padre y sus tíos no podían haber sido tan agresivos, y menos con unas chicas. Tenía que haber algún error, eso no podía ser cierto. Y una vez más, ¿quiénes eran esas "supertontas"?

Vio que el reloj ya marcaba casi las ocho y media. Pasó directamente hacia la mitad del diario y se detuvo en otra página al azar.

15 de Julio de 2007

La he besado. Aún no me lo creo... Me ha llevado mucho tiempo lanzarme pero ha valido la pena. Estoy, como suele decir Boomer, en una nube. Butch se ha reído de mí porque a mis 17 años aún no había besado a ninguna chica pero bah, qué más da. Hoy he besado a la que me gusta y estoy feliz. Qué buen día, espero que mañana también lo sea.

Brian releyó esas líneas un par de veces, pensando en quién sería la chica a la que se refería. Tal vez fuera su madre, la verdadera. Su corazón se aceleró al imaginar que en alguna de las páginas de ese diario podría descubrir quién era la mujer que le había dado la vida y por qué no estaba junto a su padre.

Al escuchar el ruido de unas llaves se apresuró en colocar el cajón en su sitio sin que se notase demasiado que estaba roto y guardó todos los papeles en su sitio, salvo el diario, que se metió por debajo de la camiseta. La silueta de una mujer pelirroja de ojos rojizos se asomó a la puerta.

- Hola, renacuajo. ¿Has hecho los deberes?

- Sí - respondió rápidamente. - Estaba buscando pegamento para una cosa de la clase de arte - añadió.

- Ah... creo que tengo uno por aquí, ven.

El niño siguió a su madrastra al dormitorio, ésta buscó en su enorme bolso y para sorpresa de Brian, sacó un bote de pegamento líquido.

- Date prisa en terminarlo mientras yo preparo la cena, tu padre no tardará en llegar.

El pequeño pelirrojo asintió y corrió a terminar su tarea. Estaba impaciente por que terminaran de cenar, así podría continuar leyendo el diario.

El diario del amorWhere stories live. Discover now