1- Falta de valor

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Era el tercer Grand Prix Final en el cual Yuri había participado en su vida, también el segundo en el cual tenía a Victor a su lado como entrenador. Pero era la primera vez que ganaba la medalla de oro en dicho evento.

Yuri Katsuki, con 25 años había superado a quién además de competidor era su entrenador, Victor Nikiforov de 29 años; y a quién había sido el campeón el año anterior, Yuri Plisetsky de 16 años.

Subieron al podio con orgullo, obteniendo Victor la medalla de plata y Yurio la de bronce.

Otabek Altin tenía el cuarto lugar mientras que lo seguían Jean-Jeaques Leroy y por último Christophe Giacometti.

Todos celebraron con alegría y entusiasmo. Yuri cumplió consigo mismo la promesa de no emborracharse, y celebró sobrio y feliz su gran triunfo.

Ya al terminar la fiesta y de vuelta en el hotel, su entrenador besó su medalla de oro y después lo besó a él.

—Victor...— lo nombró Yuri entre risitas mientras era besado apasionadamente.

Ambos terminaron encima de la cama, envueltos por el amor y el deseo.

Los días comenzaron a pasar con total tranquilidad. Yuri y Victor acompañados de Yurio y para sorpresa de los mayores, de Otabek, viajaron a Japón para tomar un pequeño descanso antes de que empezaran las siguientes competencias.

Fueron recibidos con mucho cariño en Yutopia, la familia y amigos de Yuri celebraron nuevamente su triunfo.

Pero hace algunos días que algo inquietaba a Yuri y eran unas palabras que recordaba de aquél Grand Prix Final en Barcelona, en donde ganó la medalla de plata.

«Son anillos de compromiso, nos casaremos cuando gane la medalla de oro».

Las palabras de Victor resonaban en su mente y lo hacían cuestionarse si él lo había dicho en serio o no. Quería creer que sí pero Victor nunca había vuelto a mencionarlo.

A Yuri le avergonzaba tratar de sacar el tema, por lo que sutilmente empezó a tratar de que el mismo Victor hablara sobre eso.

Le mostró revistas de matrimonios, paseó ramos de rosas frente a sus ojos, le pegó "accidentalmente" en la cara con su mano en la que estaba su anillo, pero nada de eso funcionó.

Debía ser directo si quería hablar con Victor sobre la supuesta boda que tendrían si ganaba la medalla de oro.

Ya había ganado la medalla de oro, le angustiaba que Victor no dijera nada. Yuri no se atrevía a hacerlo, pero si era el interesado debía hablarlo él. Y ahí nuevamente se llenaba de dudas, se cuestionaba si Victor ya no estaba interesado en casarse con él y por eso no mencionaba el tema.

Se encerró en su cuarto, deprimido por sus malos pensamientos y su falta de valor.

En el comedor, Victor conversaba animadamente con Mari, Yurio y Otabek.

—¿Qué le pasa al Katsudon? ¿Dónde está metido?— preguntó Yurio, tratando de no mostrarse preocupado.

—No lo sé— respondió Victor.

—No me digas que anda deprimido, ¿Qué le hiciste?

—Nada— contestó sorprendido —debería estar aquí— bajó la mirada.

—Nos ganó a los tres, debería estar todavía celebrándolo.

Yuri en su habitación, se sentó en su escritorio y tomó un cuaderno en el que solía escribir cuando necesitaba desahogarse.

Ese cuaderno era como un diario de vida y tenía escrito de todos los que conocía.

Escribió sobre las dudas y miedos que tenía de su relación con Victor, y sobre la angustia que le provocaba su falta de valor al encarar a Victor y preguntarle si ahora que había ganado la medalla de oro se casarían o no.

La otra vidaWhere stories live. Discover now