5- Decisión

6.5K 868 218
                                    

Yuri retrocedió unos pasos, bastante impactado y confundido. No podía creer lo que había escuchado de la niña que era su hija.

Victoria con el ceño fruncido, no despegaba su mirada de él. Sus intenciones de hacerlo sentir incómodo estaban funcionando muy bien.

—¿De qué estás hablando?— finalmente Yuri se atrevió a decir algo, pero sus palabras hicieron enojar más a la niña.

—¡No te hagas el idiota!

Yuri respiró profundo y mantuvo la calma. No iba a permitir que una niña de 10 años le pasara por encima, menos si esta era su hija.

—No sé de qué estás hablando, pero esa no es manera de hablarme.

—Tú no eres mi madre.

—Piensa lo que tú quieras, pero no puedes levantarle la voz así a tus mayores.

El rostro molesto de Victoria cambió a uno avergonzado. No fue capaz de decir nada más, por lo que prefirió irse de la habitación, dejando al adulto solo.

Yuri suspiró aliviado, meditó lo ocurrido y cubrió su boca con una mano.

—¿Cómo lo supo?

Rápidamente, decidió salir de la habitación, escapando hacia la suya. En ella, se quedó hasta tarde, evitando a todas las personas.

Cuando llegó la noche, empezó a parecerle extraño que Victor todavía no llegara. Salió de la habitación para ir a la de Yurio.

Al llegar a la otra habitación, se encontró con el joven conversando con Yuuko.

—Qué emoción, mañana cumples los 8 meses ya, el tiempo pasa volando— comentó ella acariciándole el vientre.

Yuri sonrió con ternura ante el gesto, y se acercó a ellos.

—¡Oh, majestad!

—Tranquila, necesito hablar con Yuratchka.

—Claro, los dejo.

Yuuko se retiró, mirándolos sonriente y animada. A Yuri le daba un poco de pena verla como su sirvienta.

—¿Qué sucede?— preguntó Yurio, mirándolo un poco confundido.

—¿Dónde está Victor?

—Debe estar en su oficina. ¿Quieres que te lleve?

—No, pero, ¿él compartirá habitación conmigo?

—No lo sé. Él está de acuerdo con seguir fingiendo que no ha pasado nada raro.

—¿Entonces, deberíamos dormir en la misma cama?

—Así es. A excepción que a él se le ocurra algo distinto.

Entre medio de la conversación, Yurio soltó un quejido, llevando sus manos a su vientre.

—Qué despierto estás— le habló a su bebé, soltando una pequeña risita.

Yuri se sonrojó ante tal escena.

—¿Puedo tocarte?

—¿Qué?

—Tu pancita, a tu bebé— se sonrojó mucho más— ¿puedo?

Yurio lo miró dudoso, sonrojándose un poco y desviando la mirada, asintió.

Yuri tocó el vientre de Yurio. Comenzó a sonreír y a reír muy emocionado, cuando el bebé pegó una patada.

—¡Pateó, pateó, Yurio, tu bebé pateó!

—Lo sé, también lo sentí, está adentro mío— se quejó irritado— y no me llames "Yurio".

La otra vidaWhere stories live. Discover now