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T A R A
Estábamos frente a las enormes puertas del gran comedor, en todo el camino James, Scorpius y Albus no habían dejado de pelear y Rosie y yo no dejamos de rodar los ojos.
—Oigan, idiotas, pónganse las capuchas que ya tenemos que entrar —dijo Rose a mi lado.
—Si, señora —acató Scorpius poniéndose la capucha de la capa, al igual que nosotros.
Al entrar al gran comedor todos nuestros amigos estaban ahí, el que más confundido se veía era Fred II que nos miraba llegar desde la mesa de Gryffindor.
—¡Al fin llegan! —dijo Alice colgándose del cuellos de su hermano, Frank.
—Culpen a James, es el único culpable —mencionaron Scorp y Albus al mismo tiempo.
Antes de que empezara la tercera guerra mágica, Rosie pasó al frente quitándose la capucha y dejando a la vista su hermoso cabello pelirrojo/castaño y sus ojos cafés brillantes.
—¡Hola soy Rose Weasley!
—No, no, no... Rose no, amiga mía —dije burlándome un poco.
—¿Tenías que hablar, Basilisco? —si las miradas mataran, yo estaría con diez avada kedavra encima.
—Hola, soy Rosebud Weasley —dijo haciendo énfasis en el ''bud'' —. Tengo dieciséis años y soy de la casa roja y amarilla, pero hubiese preferido Ravenclaw —las dos casas aplaudieron fuertemente.
—¿Una Weasley queriendo y teniendo cualidades para Ravenclaw? —dijo la soñadora Luna Lovegood.
—¡Por favor! ¿Has visto Weasley's castaños, rubios y en otras casas, te impresionas de esto? —exclamó, bueno tiene un punto.
—¡Oye, no le hables así, Rosebud! —exclamaron los gemelos Scamander.
—Rosie, inhala, exhala —dije para que se tranquilizara y así lo hizo.
—Mis mejores amigos son el actual cuarteto dorado...
—¿Cuar-cuart-cuarteto do-dorado? —dijo Harry. Por Merlín, tartamudea más que Hugo nervioso.
—Así es. Cuarteto dorado y quiero mucho a mi primo, H.
—¿Tienen muchas aventuras? —preguntó Harry nuevamente.
—Hasta ahora sólo una, en donde T casi muere. Pero si nos metemos en muchos problemas más por A y T, miembros también del cuarteto.
—Impresionante —dijo Fred con la boca abierta.
—Mis padres son Ron Weasley y Hermione Granger.
—¿Qué? —gritó Hermione a la vez que un ruido seco se escuchaba, Ron se había desmayado.
—¿Por qué no me sorprende que la comadreja y Granger quedaran juntos? —exclamó Malfoy desde la mesa de las serpientes.
—Malfoy —dijo el jefe de su casa, Severus Snape... vaya, su cabello si que era grasiento.
—Potter —dije y cuatro cabezas voltearon —Potter del pasado —aclaré y se me quedó viendo el mencionado —. Despierta a Ron, por favor.
—Sí —Harry me hizo caso y le puso una pata de pollo cocido cerca de la nariz, eso hizo que lo despertara, Hugo es una copia de Ron Weasley —. Amigo, levántate, vamos.
—Mis padrinos son Harry y su esposa —este le dio las gracias a Ron y abrazó a Hermione —. Son muy astuta y siempre improvizo las cosas...
—Digna hija de ustedes —dijo Ginny Weasley.
—Soy una muy buena estudiante, la mejor, somos dos en el primer lugar así como mi madre fue en su juventud; soy fanática del quidditch, pero no me gusta mucho practicarlo. Soy prefecta y premio anual.
—Es una copia de Hermione, Ron —dijo George a su hermano menor.
—¿Qué sacaste de Ron, sobrina? —preguntó Fred a la chica.
—Improvizar las cosas, ¿no prestaste atención?
—¿Tienes novio, Rosie? —preguntó Hermione la cual tenía su dulce mirada -la que por cierto, tiene pocas veces- en Rose.
—Si, mamá —dijo alegremente y Scorpius lanzó su sonrisa brillante.
—¿Cómo que si, jovencita? —dijo esta vez Ron
—¿No te preocupa? —pregunté
—¿Preocuparme? Ron Weasley me adora.
—El cuarteto dorado... ¿qué aventura tuvieron? —preguntó una chica de Ravenclaw con ojos rasgados.
—Chang, eso deberían preguntarlo los padres —dijo frunciendo el ceño la señora Potter.
—Recuerda, Weasley, que yo soy la señora Potter. Ten respeto.
—¿Señora Potter? —preguntó Albus a mi lado —. ¿Quién se cree para hablarle así a mi madre?
—So, colacuerno húngaro, so.
—Bueno, señora Cho, no diré lo que ocurrió, usted se enterará, salió en ''El Profeta''.
—¿Por qué me dices señora Cho? Dime, señora Potter.
—Cho... —empezó Harry.
—Cariño, dime amor.
—Me cansé —dijo James atrás de mi, le agarré la mano y la entrelacé con la mía, lo cuál hizo que parara.
